Golpes económicos, daño social
reubicarse en un empleo fijo con prestaciones de la ley, convirtiéndose además en testigos del ensanchamiento de la informalidad debido a que cada día más personas caen en “la otra economía” para su diario vivir.
Durante el sexenio zedillista, en 1995 la contracción del 6.2% del PIB deterioró el poder adquisitivo y bajó el ingreso per cápita de los mexicanos a niveles similares a los de la década de los ochenta, la famosa “década perdida”.
En ese entonces, los expertos calculaban que la economía de México y fundamentalmente de los mexicanos demoraría al menos doce años para recuperarse del golpe de la crisis, siempre y cuando continuaran una serie de reformas y políticas conducentes a llevar al país a crecimientos anuales sostenidos del 7% en el lapso mencionado.
Así las cosas para recuperarse del golpe de 1995 demoraría mucho tiempo y requeriría de la pericia económica de las administraciones que sucedieran a la de Zedillo, pero desafortunadamente el tiempo revelaría que carecieron del talento para sobreponerse.
Tres años después de la crisis, el empleo en el sector formal era aproximadamente 12% mayor que el de 1994, pero los salarios continuaban siendo 20% inferiores a los de 1994.
El poder adquisitivo de la clase trabajadora no se repondría del golpe y el recuerdo de las crisis económicas y la corrupción de las últimas décadas ligadas al partido político del PRI en el poder sirvieron de caldo de cultivo junto con la presión internacional sobre todo la de Estados Unidos, principal socio del TLCAN, para que el país demostrara estar a la altura de los nuevos vientos políticos a favor de la democracia.
Las elecciones para la Presidencia en 2000, dieron una victoria contundente a Vicente Fox, candidato del PAN. Por primera vez la economía no se cayó aunque no hubo quien intentara meter miedo entre los electores de que si no votaban por el candidato oficial del PRI la economía volvería a desplomarse por no soportar el ritmo del cambio político.
Pero la economía aguantó. Y se abrió una ventana de esperanza, la sociedad mexicana deseaba que el cambio político trasladara a un verdadero cambio económico basado en políticas públicas de largo plazo operadas bajo la visión de un estadista con una administración encaminada a generar riqueza y reformar las bases fiscales para distribuirla de una forma más equitativa.
Por desgracia, el optimismo de 2000 fue disipándose en la medida en que los pactos políticos del presidente Fox quedaron al descubierto así como su incapacitada visión de gobierno y de políticas de largo plazo.
Conforme fue avanzando el sexenio, la administración foxista reveló un alto grado de ineficacia para actuar no en tiempos de crisis, sino para responder al país en medio de una profunda liquidez y solvencia económica con un entorno internacional favorable.
Por primera vez desde 1976, y a pesar del cambio político del partido en el poder, el panorama económico mantenía muchas aristas positivas sin los nubarrones de la crisis, ni amenazas de fuga masiva de capitales, devaluación del peso, ataque especulativo a la bolsa y los mercados.
Tampoco se apreciaban riesgos inminentes en la balanza de pagos, ni insolvencia para hacer frente a los pagos de los intereses de la deuda externa, es más el propio saldo de la deuda externa pública era absolutamente controlable y amortizable.
El sexenio no tenía ninguna amenaza de crisis. En cambio, asustaba la ausencia de visión para capitalizar todos los puntos buenos a favor del país: aconteció una acumulación histórica de reservas internacionales en Banco de México que pasaron de 30 mil millones de dólares en diciembre de 2000 a 75 mil millones de dólares en diciembre de 2006.
Los recursos extraordinarios vía el petróleo superaron los 100 mil millones de dólares; en seis años, las familias mexicanas recibieron remesas por 95 mil millones de dólares mientras que la recepción neta de inversión extranjera directa superó los 80 mil millones de dólares siendo México uno de los países más premiados con capital foráneo de la región.
Asimismo la balanza turística registró una derrama de 45 mil millones de dólares en todo el sexenio.
Durante toda la Presidencia de Vicente Fox no hubo crisis ni amenaza alguna que pudiera desencadenarla, pero tampoco un programa para rentabilizar la liquidez recibida, crear los canales adecuados para apuntalar la planta industrial, modernizar las vías de comunicación y fortalecer la infraestructura petrolera; apuntalar el ahorro externo y preparar al país ante cualquier contingencia inminente derivada de la nueva realidad de la geopolítica y geoeconomía.
La inacción se tradujo en crecimientos bajos del PIB y un escaso bienestar para la población: en 2005 el producto por habitante subió 1.6%, nivel marginal, uno de los más bajos de la región de América Latina razón suficiente para ir en contra del bolsillo del grueso de los mexicanos.
Fundamentalmente, la clase media en el país continuó con el descenso de su calidad de vida producto de lo mal pagado de los trabajos; en algunos casos los contratos temporales sustituyeron a los fijos; prevaleció la inequidad en la distribución del ingreso, aspecto doblemente pernicioso no sólo porque no hubo más generación de riqueza sino que además persistió la mala distribución de ésta.
La inacción evitó que el país se preparara para el futuro inmediato, la ausencia de planeación consistente y la visión de mediano y largo plazo llevó a los mexicanos a una situación de constante vulnerabilidad al entorno.
SERPIENTES Y ESCALERAS
El sexenio de Fox pasó, lo que no se cambió entonces ni el aprovechamiento de la liquidez obtenida, pasó factura en 2009 con el golpe brutal de una crisis financiera en Estados Unidos que colapsó a la economía mexicana al 6.5 por ciento.
Cada vez es como comenzar de cero, dilapidar lo poco que se gana y alargar más la meta de verdaderamente construir un modelo con tasas sostenidas de al menos 5% de PIB anual para después de dos décadas revertir el daño social de 1995 y 2009.
P.D. Estimado lector le invito a que participe sobre el tema en mi blog: http://claudialunapalencia.blogspot.com.
*Economista y columnista especializada. Con estudios de doctorado por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales. Puede contactarla en: claulunpalencia@yahoo.com