Lola Beltrán, mejor conocida como “Lola la Grande”, será recordada en su pueblo natal, El Rosario, Sinaloa

mantener vivo el recuerdo de quien puso en alto a El Rosario, de acuerdo con las autoridades locales.  

El tributo iniciará a las 9:00 horas en el Templo de Nuestra Señora de El Rosario, en donde se oficiará una misa de réquiem y a la que se espera asistan familiares y amigos.  

Al culminar la ceremonia religiosa serán cantadas “Las mañanitas” y se colocará una ofrenda floral en la tumba de la “Paloma de El Rosario”, que está en los jardines del templo.  

La ceremonia continuará a las 19:00 horas en la explanada municipal donde se ofrecerá un espectáculo artístico.  

Lucila Beltrán Alcayaga, nombre real de Lola Beltrán, nació el 7 de marzo de 1932 en Rosario, Sinaloa, y falleció el 24 de marzo de 1996 víctima de una embolia pulmonar masiva, dejando una huella imborrable tanto en la música como en el cine nacional, industrias en las que grabó 78 discos y filmó más de 60 películas, en poco más de 40 años de carrera.  

Cursó la carrera de comercio, para ser secretaria, además de que participó en encuentros musicales. Se mudó a la capital donde trabajó para la emisora de radio XEW.  

En esa estación de radio fue descubierta por la gran cantante Matilde Sánchez, “La Torcacita”, quien le permitió la entrada al “show” de Tata Nacho, “Así es mi tierra”.  

Más tarde, en sus años de estrellato, actuó en un buen número de películas, como “Cucurrucucú paloma”, “Los hermanos muerte”, “Tirando a gol”, “Matar no es fácil”, Camino de la horca” y “La bandida”.  

Además de “México de mi corazón”, “El revólver sangriento”, “Canción del alma” y la que fuera su última aparición en la pantalla grande, “Las fuerzas vivas”, entre muchas otras.  

Era tal su fama, que llegó a cantar para grandes figuras de la política mundial, como el presidente francés Charles de Gaulle, el mariscal Tito de Yugoslavia, el ministro ruso Andrei Gromiko, el ex primer ministro de la otrora Unión Soviética, Leónidas Breznev.  

También se presentó ante los reyes de España y los mandatarios estadunidenses: D. Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson y Richard Nixon, entre otros.  

Fue la primera mujer que cantó música ranchera en el Palacio de Bellas Artes, recinto destinado antes sólo al repertorio clásico, para así abrir las puertas de este escenario cultural a otros que han puesto el nombre de México en alto, como Juan Gabriel y Marco Antonio Muñiz.  

Lola Beltrán, quien dentro de su destacada carrera actuó también en el Lido de París, fue homenajeada en vida en múltiples ocasiones, la última de ellas fue en octubre de 1994 en el Palacio de las Bellas Artes, por sus 40 años de trayectoria artística.  

Cerca de dos mil personas acompañaron a la intérprete de canciones vernáculas a ese magno concierto titulado “Una vez, una mujer. Lola Beltrán”.  

Entre sus memorables interpretaciones de esa fecha destacan “Cucurrucucú paloma”, “Cielito lindo”, “Si nos dejan”, “No volveré”, “Albur de amor”, “Mi gusto es”, “La milpa”, “La Palma”, “El sinaloense”, “El quelite”, “El sauce y la palma” y muchas otras.  

Tomás Méndez, Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Tata Nacho, Rubén Fuentes, Armando Manzanero, Manuel Esperón, Ernesto Cortázar, Héctor Cordero, Elpidio Ramírez, Pepe Guízar, Juan Gabriel y Cuco Sánchez, eran sus compositores preferidos.  

La cantante y actriz se casó con José Ramón Tirado y con el torero y actor Alfredo Leal, con quien procreó una hija, María Elena Leal. El matrimonio terminó en divorcio.  

Lola Beltrán, “La Embajadora de la Canción Ranchera”, solía agradecer a Dios y a la gente por su aceptación y permanentes muestras de cariño, así como tener un lugar en el medio y que la gente la reconociera donde fuera.  

La cantante jamás perdió su sencillez y siempre prometía a su público “seguir cantando hasta que el cuerpo aguante”. La afamada intérprete comentaba que: “La muerte y el éxito en mi carrera son consecuencia de cantar de verdad, a golpe de fuerza”.  

Antes de sufrir el infarto pulmonar que acabó con su vida, Lola Beltrán trabajó en la grabación del “Disco del siglo”, junto con las cantantes rancheras Lucha Villa y Amalia Mendoza “La Tariácuri”, bajo la producción de Juan Gabriel, en estudios de Los Angeles, Miami y Nueva York, Estados Unidos.  

Al morir “Lola la Grande” también había sido la única cantante de música mexicana en pisar en dos ocasiones el escenario del famoso teatro Olympia de París, y actuado con gran éxito en la Sala Tchaikovsky, en Moscú y en la Sala 12 de Octubre en Leningrado, en la ex Unión Soviética.  

Su gran éxito musical, con el cual la identifica el mundo fue “Cucurrucucú paloma”, de Tomás Méndez, pero también era célebre su interpretación de “El Rey”, de José Alfredo Jiménez.  

Sin embargo, Lola no sólo es recordada por su voz sino por el escándalo que vivieron José Quintín y María Elena Leal, por la herencia.  

En 2005, Quintín fue reconocido como hijo póstumo de la cantante Lola Beltrán, de acuerdo con la resolución que el Segundo Tribunal Colegiado del Distrito Federal emitió el pasado 11 de agosto.  

Así, la ley le otorga a Quintín el derecho de exigir el 50 por ciento de la herencia total de la fallecida intérprete.  
Fuente:  (Notimex)

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