ese espacio de Conaculta, en el que se resguarda el patrimonio sonoro de México.
El arranque del ciclo resultó más que afortunado, en el que los asistentes que colmaron la Sala de Usos Múltiples de la Fonoteca Nacional fueron partícipes de diversas sensaciones y emociones derivadas del estímulo auditivo. Así, por espacio de poco más de una hora, transitaron de la risa al asombro, de la alegría a la nostalgia, en un ejercicio que encontró complemento en los comentarios de los conductores.
Esta primera charla estuvo estructurada como una suerte de introducción a lo que ofrecerá este ciclo que se desarrollará a lo largo de todo el año, el último jueves de cada mes, a las 19:00 horas, en la antigua Casa de Alvarado, ubicada en Francisco Sosa 383, colonia Barrio de Santa Catarina, en Coyoacán.
Como preparación a lo que vendría un poco más tarde, Eugenia León conminó al público a identificar algunos sonidos, tanto emitidos por ella como otros grabados, entre los que no pudo faltar el típico de los “tamales oaxaqueños” que arrancó risas.
La primera sorpresa de la noche vendría un poco después. Pocos o quizá nadie de los ahí reunidos, había escuchado la voz de Porfirio Díaz. Y esta noche se dio la oportunidad de hacerlo, en la respuesta que desde el Castillo de Chapultepec emitiera el entonces presidente de México a una carta de Tomás Alva Edison, fechada el 15 de agosto de 1909, en la que le pedía al mandatario permitirle registrar su voz, justo después de que el inventor hubiera patentado el fonógrafo.
Luego vino el momento de la nostalgia, cuando Eugenia León y Álvaro Hegewisch comenzaron a dar pistas de lo que seguiría. Primero la música y luego una voz, anunciaban el primer capítulo de la exitosísima radionovela Chucho El Roto que, protagonizada por “el galán, cantante cinematográfico” Manuel López Ochoa, captaría la atención del público con los más de tres mil capítulos que se transmitieron durante las décadas de 1950 y 1960.
Otras voces familiares arrancarían comentarios y risas entre los asistentes: el Señor Juez, Nana Nina y José Candelario “Tres Patines”. Ahí estaban los protagonistas de la popular serie cubana La Tremenda Corte que llenó el espacio radiofónico entre 1942 y 1961, con un fragmento del capítulo “Los bienes terrenales” que deleitó a los escuchas.
Entre probada y probada auditiva, Eugenia León y Álvaro Hegewisch se refirieron al acervo que resguarda la Fonoteca Nacional, inaugurada el 10 de diciembre de 2008; y también, a la historia del inmueble que la alberga, la llamada Casa de Alvarado, que fuera la última morada del Premio Nobel de Literatura Octavio Paz.
Antes de dar paso a una sesión de intercambio de comentarios con el público, se dio paso a la sección denominada Museo de los Sonidos, en cuyo marco se presentó uno de los primeros jingles comerciales de la radio mexicana, en el que se promocionaba la Cafiaspirina, en 1929.
Finalmente, vino algo que generó gran curiosidad. Los conductores anunciaron la reproducción de Au Claire de la Lune, primer registro sonoro en el mundo que no pudo ser escuchado sino hasta después de 148 años de su grabación por cuenta del científico Edouard Leon Scott, el 9 de abril de 1860 en Martinville, cuando convirtió las ondas sonoras en marcas sobre una hoja de papel, oscurecidas por el humo de una lámpara de aceite. Esa técnica permitía transcribir el sonido a un medio visible, pero no reproducirlo.
Eugenia León despidió la velada con la canción “¡Oh!, ¿qué será?, de su primer disco de estudio titulado Así te quiero, producido en 1982.
Vamos a la Fonoteca está integrado por nueve programas más, a desarrollarse los días 25 de marzo (dedicado a Agustín Lara), 29 de abril, 27 de mayo, 24 de junio, 29 de julio, 19 de agosto, 30 de septiembre, 28 de octubre y 25 de noviembre, a las 19:00 horas, en la Sala Murray Schafer de la Fonoteca Nacional..
Cabe mencionar que todas las sesiones del ciclo serán transmitidas al domingo siguiente de cada sesión por la frecuencia de Radio Educación, al término de la Hora Nacional, al filo de las 23:00 horas.
Fuente: (CONACULTA)
