Emotiva despedida a Carlos Montemayor, en la sede de la Academia Mexicana de la Lengua

casa, sin protocolo ni homenajes oficiales.

Las cenizas de Montemayor, quien falleció a las 3:35 de la mañana de este domingo en el Hospital de Cancerología, arribaron a la sede de la Academia al filo de las 20:00 horas, en una urna que llevaba en brazos su viuda, Susana de la Garza, acompañada por sus hijos Emilio, Alejandra, Jimena y Victoria, así como su nieto Emilio.

En la casona de las calles de Liverpool, en la colonia Juárez, se dieron cita familiares, amigos, admiradores, Consuelo Sáizar, presidenta de Conaculta; Fernando Serrano Migallón, secretario Cultural y Artístico de Conaculta; miembros de la Academia Mexicana de la Lengua y escritores como la astrónoma Julieta Fierro, Jaime Labastida, Miguel Ángel Granados Chapa, Margo Glantz, Juan Gelman, Vicente Quirarte, Gonzalo Celorio, Jorge Volpi, y Joaquín Díez-Canedo, director general del Fondo de Cultura Económica, entre otros.

Entrevistada luego de haber montado guardia frente a la urna que contenía las cenizas del escritor nacido en Parral, Chihuahua, hace 62 años, Consuelo Sáizar señaló que fue la privilegiada editora de un hombre formidable que hizo literatura su pasión de vida, que era la lucha social y la defensa de los indígenas; un hombre que llenó de música y pasión cada una de sus actividades.

“Fui interlocutora de un hombre de grandes ideas; fui también una devota lectora de su obra y ahora vengo a rendir homenaje a un hombre joven, con muchas páginas por escribir todavía, con mucho que aportar a este país que fue su pasión y por el que luchó de manera tan cercana y tan inteligente. La Academia Mexicana fue el lugar donde, acompañado por el enorme Alí Chumacero, analizó el idioma y lo llenó todos los días de nuevos significados, impregnados de pasión e inteligencia. Fue un hombre que hizo de la palabra su voz y de la pasión su lucha”.

Tras recordar que la última vez que lo vio fue cuando recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009, en diciembre pasado, agregó que lo rescatable de momentos como estos, llenos de tristeza ante la pérdida de hombres enormes que como él que regaron el país con su pasión y con sus proyectos, es que la gente puede venir a rendirles tributo y demostrarles una vez más su enorme admiración.

Sobre si habrá alguna actividad oficial en memoria de Carlos Montemayor, la presidenta de Conaculta señaló que en 15 días más, el Instituto Nacional de Bellas Artes le rendirá un homenaje absoluta y totalmente merecido.

Poco antes de la primera guardia ante las cenizas de Montemayor, a nombre de los académicos y de la familia, el poeta Jaime Labastida indicó que fue su deseo que la ceremonia luctuosa se realizara en la Academia, su casa, y por esa razón, sus integrantes harían guardias escalonadas.

En tanto, su hijo Emilio, comentó que desde que su padre se enteró de la enfermedad hace cuatro meses, siempre quiso mantener informados a su esposa, hijos  y hermanos, lo que les permitió convivir y acompañarlo en su lucha. Agradeció a la Academia Mexicana de la Lengua haber permitido cumplir el deseo que el homenajeado expresó, de tener una despedida informal, afectuosa y amable.

A su vez, Alejandra, su hija menor, hizo un llamado a todos los que tuvieron contacto ya fuera personal o a través de los textos e ideas de Carlos Montemayor, colaboren a hacer crecer todas las semillas que su padre plantó por muchos lados, seguir su lucha por cambiar este país.

Por su parte, Susana de la Garza, viuda de Montemayor, informó que conforme a los deseos de su esposo, parte de las cenizas del poeta, novelista y traductor serán esparcidas en  Parral, Chihuahua, mientras que el resto serán esparcidas en los pueblos donde se desarrollaron algunas de sus novelas históricas, en la Sierra de Guerrero.

Cabe mencionar como uno de los acontecimientos más emotivos de esta despedida a Carlos Montemayor, en la sede de la Academia Mexicana de la Lengua, el momento en que el tenor José Luis Ordóñez se aproximó a la urna con las cenizas, para brindarle la interpretación a capella de la aria E’ lucevan l’ estelle, de la ópera Tosca, de Puccini.

Joaquín Díez-Canedo, director del Fondo de Cultura Económica (FCE),  comentó que esa casa editorial inició la publicación de la Obra reunida de Carlos Montemayor, de la que ya se publicó un primer volumen de sus novelas y está por entrar a prensa el segundo, al que le seguirá un tercero con sus relatos.

Recordó que previamente se publicó La huida, novela breve que es parte de este conjunto de textos que hablan sobre las circunstancias de la lucha armada en México.

Asimismo, trascendió que  el próximo martes está previsto el lanzamiento de un nuevo libro de Montemayor, titulado La violencia de Estado en México, bajo el sello de la editorial Debate.

Carlos Montemayor fue miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, así como de la Real Academia Española y de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas.

Dominó el inglés, italiano, francés, griego arcaico, clásico y vulgar, además del latín en todas sus formas, se caracterizó por su activismo social, sobre todo en favor de los grupos más vulnerables de México.
AMS    

Fuente: (CONACULTA)

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