Fundamental el regreso del toro con 4-5 años a “La México”

El Juli toreó al lado de Macías y de Mario Aguilar, pero que casi igualó a la del mano a mano Tomás-Macías, pareja a la tarde inaugural con Enrique Ponce como base de cartel.

 

Lástima que la empresa no fue rigurosa en cuanto a la presencia de los toros contratados y mucho menos el juez de plaza, Delgado, quien se hizo de la vista gorda y que no tuviera la entereza de obligar a Castella a matar al toro motivo de la protesta mayor y sancionarlo de inmediato. Frente a un toro bravo y con trapío suficiente, empero, Castella hizo que el público olvidara el desacato y se le entregara.

De cualquier modo, la violencia que los aficionados mostraron cuando dio la cara el empresario Herrerías habla de una toma de conciencia ante la burla de que ha sido objeto, una y otra vez, en lo que toca a la edad y-o el trapío de la mayoría de los toros lidiados en esta temporada.

En consencuencia, la novillada descastada del domingo 7, con cuatro animales que no parecían toros fue la confirmación de ese estado de ánimo y lo mismo que el empresario haya decidido que para el domingo 14 torearían Castella y Macías con toros de Barralva, de procedencia española reciente y, dicen, sobrados de trapío. Lástima que una cornada en Mérida a Macías pueda frustrar el buen propósito de enmienda del empresario.

Hay algo, sin embargo, que ha quedado claro: Teniendo como bases de cartel a Ponce, Tomás, El Juli y Macías y con el apoyo de El Payo y Mario Aguilar, Zotoluco -que debió de haber sido contratado-, Rafael Ortega se podrían armar unos diez carteles con lleno en el numerado, y aun más, si se contratase a Hermoso de Mendoza, Morante de la Puebla, Miguel Angel Perera y Manzanares. Es decir, la fiesta volvería a ocupar planas completas en periódicos y revistas y tiempos amplios en radio y TV.

Tenemos ya una figura mexicana, Macías, que ya sido contratada para Valencia, Sevilla y Madrid y que puede regresar a su patria consolidado como gran figura del toreo y que no estaría sola para enfrentar y compartir carteles con los españoles que llevan y devuelven aficionados al tendido. Si algo, por tanto, es fundamental es el regreso del toro con cuatro y cinco años de cuyo estado adulto no se pueda dudar y, además, procurar que las ganaderías contratadas manden toros con notas en las ascendencia y de tienta de esa bravura que linda con la fiereza.

De lo contrario, y si sigue procurando engañar al público, ni el fenómeno Macías podrá salvar la fiesta en México. Estamos harto de orejas como la dada a El Capea, no porque él haya toreado mal sino porque en la México nos indigna ver “jugar al toro”.

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