Continúan los preparativos para la Cena de Noche Buena, pero… ¿Por qué celebramos el 25 de diciembre?

La historiadora Elsa Malvido, de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, se dio a la tarea de investigar las raíces de la Navidad.

La especialista explica que el calendario gregoriano, que actualmente nos rige, se impuso en 1582 por el Papa Gregorio XIII –sustituyendo la cuenta juliana establecida por Julio César–, datando el nacimiento simbólico de Cristo en el año 0, es decir, hace 2009 años.

Sin embargo, “la conmemoración de la Navidad se instauró después del concilio de Nicea, en el 325 d. C., convocado por el emperador romano Constantino; al discutirse la consubstanciación ?presencia de Jesucristo en la eucaristía? fue necesario situar el nacimiento de Jesús.

“Tomando el evangelio de Lucas, declararon que si Cristo murió a los 30 años el 6 de abril, regresando los nueve meses de gestación, debió venir al mundo entre el 6 y el 8 de enero”, comentó Malvido.

Casualmente, Jesucristo comparte muchas características con los dioses solares de las distintas culturas del mundo, es el caso de Buda y Shiva de India, Osiris y Orus de Egipto, Baco, Adonis y Apolo de Grecia, y Mytra de Irán, por mencionar algunos, deidades que nacieron en el solsticio de invierno.

Esta “competencia” obligó a los teólogos a datar el nacimiento de Jesús en el solsticio de invierno, es decir, 25 de diciembre; así la celebración de la Navidad se juntó, o mejor dicho, se sobrepuso a las distintas fiestas paganas, como la Natalis Solis Invicti de Roma. Posteriormente, San Agustín afirmó en sus textos que “se celebraba el nacimiento no del Sol, sino del Creador del Sol”.

En el año 386, explica la historiadora, la iglesia Romana conmemoró oficialmente el 25 de diciembre como el día del nacimiento de Jesucristo, pero fue hasta el siglo IV que el Papa Julio I generalizó esa fecha como la llegada del hijo de Dios al mundo terrenal, bajo el mandato de los emperadores Teodosio y Valentino.

En nuestro territorio, después de la Conquista en 1521, la evangelización impuso distintas celebraciones católicas, entre ellas la Navidad, que ya tenía siglos de conmemorarse en Europa. Es así que los mexicanos realizamos las fiestas que el calendario litúrgico proporciona.

“La religión católica permeó todos nuestros actos durante la época colonial y hoy algunas fiestas sobreviven trastocadas, obligándonos a su recuerdo y rescate. Son nuestras en la medida en que las celebramos con todas sus modificaciones, porque las fiestas se transforman. De algunas no sabemos el origen pero las creemos ancestrales y muy nuestras”, concluyó Elsa Malvido.

Fuente: (INAH)

 

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