El intelectual mexicano Adolfo Castañón recuerda su pasión por el libro

nombres que [lo] han recibido anteriormente […] No se me olvida que este reconocimiento como enamorado de los libros se da en un país con tan bajos índices de lectura, con un sistema de bibliotecas irregular, parco, donde resulta una paradoja que se pueda dar en una sociedad el lujo de reconocer a alguien que ha dedicado sus días al libro”, dijo durante el acto celebrado en el Auditorio Juan Rulfo.

Poeta, narrador, crítico literario y ensayista, Castañón recordó que siempre ha sido un enamorado del libro como objeto y símbolo, y lamentó en su discurso que no sólo los libros y los periódicos estén en peligro de extinción, sino también la figura del bibliófilo.

De buen humor, el homenajeado recordó que, en sus viajes de juventud, el libro fue siempre su mejor compañero y guía de viaje.

“Cuando me dieron el reconocimiento pensé que no me lo daban como bibliófilo, sino como biblióforo, porque me la paso cargando libros. He tenido que cancelar vuelos para no pagar sobrepeso, y viajar en autobús”, afirmó.

El escritor y crítico Christopher Domínguez Michael recordó aquellas tardes en las que, siendo todavía un joven, escuchaba a Adolfo Castañón hablando de los libros en la cafetería de la librería Gandhi, en la ciudad de México.

Domínguez dijo que siempre ha admirado a Castañón y reconoció que “nunca he podido tener su ejemplo de lector cuidadosísimo, de habitante de bibliotecas. Adolfo me enseña que aquella disyuntiva de Borges de ‘yo no he vivido, he leído’ es falsa, es una trampa. Para mí, Adolfo significa que la única vida real, riesgosa, la única existencia legítima, la más tierna, la más humana, es la de los libros”.

Fuente: (fil.com.mx)

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