Llega a México la exposición “Pompeya y una Villa Romana”, una muestra de la opulencia con la que vivía la aristocracia romana

la próxima semana en el Museo Nacional de Antropología.

Esta exposición llega a nuestro país como parte del programa de intercambio cultural entre México e Italia. Conaculta y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) auspician esta muestra internacional dentro del ciclo Grandes Civilizaciones. En reciprocidad, la exposición Teotihuacan. Ciudad de los dioses, arribará en 2011 al Palacio de Exposiciones, en Roma.

Pompeya y una Villa Romana. Arte y cultura alrededor de la bahía de Nápoles, revela el lujo y la sofisticación que alcanzó esta zona del Mediterráneo, antes de su ruina bajo la lava del volcán Vesubio, en el año 79 d.C. Esa región fue convertida por los emperadores —de Julio César a Nerón— y los aristócratas romanos como su lugar predilecto de descanso.

La museógrafa Patricia Real, adscrita a la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones ofreció este martes un recorrido por la exposición a los medios de comunicación, en el que explicó que básicamente se muestra cómo era la vida en Pompeya y Herculano antes de la erupción del Vesubio.

“Se verán los lujos y los objetos con los que se relacionaban en estas villas que habitaban. Se verán diferentes espacios que recrean las decoraciones de las villas con objetos de mármol, bronce y pintura mural que representan a diferentes personalidades y dioses.

“La exposición está dividida en seis salas con 101 piezas. Abarca toda la época romana, que va del 100 a.C. y el 100 d.C. Pompeya y Herculano eran las regiones donde los romanos acostumbraban ir a descansar, eran villas de reposo que decoraban con gran lujo, traían a los mejores artistas de la época. Tras la erupción del Vesubio, las cenizas provocaron que el lugar quedara como congelado en el tiempo y con ello la forma de vida de la gente”, indicó Patricia Real.

Se exhiben esculturas, ornamentos, mobiliario, fuentes, mosaicos y objetos personales que dan ejemplo del exquisito arte romano desarrollado para decorar las villas y el vestir a la aristocracia. La mayoría de los objetos proviene del Museo Arqueológico de Nápoles, y el resto del Museo Arqueológico de Campi Flegrei, las oficinas de Excavaciones de Pompeya, y de Oplontis en Torre Annunziata, Italia.

De esta colección (objetos de los siglos I a.C. – I d.C.), destacan dos bases de mesa hechas en mármol de la Casa de Gaius Cornelius Rufus y un cántaro de plata decorado con ramas de olivo; frescos y mosaicos con escenas que recrean el paisaje de las villas, las enseñanzas de Platón, a Apolo y a la musa Clío; un busto de Homero, estatuas de Apolo, Afrodita y Dioniso, así como una escultura en bronce de Alejandro Magno, entre otros.

La especialista señaló que las excavaciones sistemáticas, tanto en Herculano como en Pompeya, se remontan a fines del siglo XVIII. Los hallazgos generaron un furor a lo largo del siglo XIX por los estilos antiguos, afectando el arte, el diseño y la cultura de Europa, y eventualmente de Estados Unidos, en donde algunas habitaciones del Capitolio fueron decoradas bajo la estética pompeyana.

“Pompeya fue un espacio de lujo donde iban todos los nobles cuando el senado romano entraba en receso en la primavera, iban a sus casas de descanso. Lo más importante es que el lujo que se vivió en Pompeya permitió una eclosión de estilos artísticos, un desarrollo artístico, porque mandaban a traer artistas de todo el mundo y en el momento en que la erupción sepulta Herculano y Pompeya los romanos no volvieron a construir ahí”, precisó Patricia Real.

La exposición está dividida en las siguientes secciones: Patrones y propietarios, Interiores, Patios y jardines, y El gusto por lo antiguo. En la primera se muestra cómo esta zona alcanzó un gran atractivo luego de que el emperador Augusto designara al puerto de Puteoli (el moderno Puzzuoli, al norte de Nápoles) como la puerta de entrada a Italia para las embarcaciones de granos venidas de Egipto.

Entonces los aristócratas romanos empezaron a edificar villas en la bahía en el siglo II a.C., a lo largo de esa centuria y la siguiente, las familias reinantes también llegaron. Julio César, el primer emperador; Augusto, Tiberio, Calígula y Nerón, tuvieron residencias ahí, desatando una “fiebre constructiva” que llevó al historiador Strabo a expresar que el lugar lucía como “una ciudad continua”.

El segundo apartado, Interiores, hace hincapié en la demanda artística que esta riqueza conllevó; artistas locales y de otras regiones satisfacían las demandas de clientes para la decoración de sus palaciegos hogares. Estos artistas también hallaban consumidores entre los pobladores comunes de Pompeya y Herculano, quienes emulaban el estilo de vida de las elites.

Los interiores de las villas y muchas casas de Pompeya estaban decorados profusamente, los muros poseían frescos con escenas mitológicas, paisajísticas o naturalezas muertas. Mientras, el mobiliario incluía mesas de mármol, candelabros de bronce, estatuas, copas de plata ornamentadas y retratos familiares esculpidos.

Los patios y jardines —tema de la tercera sección— estaban acentuados con aviarios, fuentes y figuras de mármol o bronce, de los que brotaba agua hacia piscinas y caminos. Inclusive las casas modestas contaban con áreas ajardinadas que “expandían” al pintar arbustos en los muros de patios y colocar esculturas de animales salvajes o de Dioniso (dios del vino), así como retratos de sabios griegos.

La bahía de Nápoles aún conservaba su “sabor griego” cuando los romanos arribaron a ella, de ahí que muchas veces rendían una particular reverencia por ese pasado helenístico, tanto así que algunos romanos salían en toga a la calle. Esta fuerte influencia es la que toca el último apartado: El gusto por lo antiguo.

La exposición Pompeya y una Villa Romana. Arte y cultura alrededor de la bahía de Nápoles, estará abierta al público en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Nacional de Antropología (Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec), en un horario de 09:00 a 17:00 horas, de martes a domingo. Permanecerá en exhibición hasta el 14 de febrero de 2010.

Fuente: (CONACULTA)

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