El hallazgo de la “pirámide pintada” en la Zona Arqueológica de Calakmul no es reciente, aclara el INAH

se registró en 2004 como producto de un proyecto de investigación que el INAH encabeza y financia desde hace más de una década.

Se trata de un mural localizado en 2004, en la fachada sur del Edificio I, en el área conocida como la Acrópolis Norte o Chik Naab, y se ha fechado hacia el periodo Clásico Temprano (450-500 d.C.). En él se observan personajes masculinos y femeninos que se presume están en una escena de preparativo de algún ritual, festividad o de vida cotidiana.

La publicación deriva de un artículo académico contenido en el reciente número de la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), de Estados Unidos, escrito por Ramón Carrasco Vargas, arqueólogo del INAH y responsable del Proyecto Arqueológico Calakmul; Verónica A. Vázquez, de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Simon Martin, del Museo de la Universidad de Pensilvania, y editado por Michael D. Coe, de la Universidad de Yale, como parte de las tareas de divulgación científica internacional.

En su momento, el INAH dio a conocer el hallazgo, y ha sido reportado en innumerables ocasiones a través de artículos de divulgación en medios académicos y masivos de comunicación, tal como el artículo de Verónica A. Vázquez, Pintura mural y arquitectura como medios de transmisión ideológica en el Clásico Temprano: la acrópolis de Chik Naab de la antigua Calakmul, publicado por la Universidad Autónoma de Campeche, en 2006.

Incluso la revista Arqueología Mexicana, en su número 75, correspondiente al bimestre septiembre – octubre de 2005, publicó la edición titulada Últimos Descubrimientos Mayas en Campeche, en el que se incluye también dicho hallazgo.

El Proyecto Arqueológico Calakmul (PAC) surgió en 1993, como una iniciativa impulsada por el INAH y el Gobierno del Estado de Campeche, que ha derivado en importantes hallazgos arqueológicos en este sitio prehispánico, como el de 2003, relativo a un friso modelado de 20 metros de largo por tres de ancho, en el cual se observan representaciones de personajes y diseños que se estima datan del 300 o 400 a.C., así como de la pintura mural que da cuenta de la vida cotidiana de los antiguos mayas.

En el PAC caminan en paralelo al menos tres líneas de trabajo (cada una se ejecuta en distintos tiempos): la arqueológica, que integra la exploración de estructuras y análisis de materiales cerámicos y líticos hallados; la de conservación, que implica labores de restauración y preservación del friso modelado y la pintura mural; y la de interpretación iconográfica de los mismos.

Sobre la obra pictórica, el arqueólogo Carrasco Vargas indicó que “son pinturas únicas porque se pueden calificar de etnográficas, en ella estaría representándose la organización de una fiesta, en la que la gente está elaborando comida, sirviéndola y degustándola. Son individuos que hablan de cómo se vestían los mayas, de cómo era su vida cotidiana, y no sobre guerras o deidades que comúnmente se ven. Entonces esto le da un valor muy especial porque por primera vez tendríamos elementos para imaginar cómo eran realmente los mayas en su vida diaria”.

La pintura mural –de dimensiones de 2.60 metros de largo por 1.10 de ancho–, ha sido sometida a una labor especial de conservación y restauración por un grupo interdisciplinario, mediante la construcción de cubiertas que han permitido mantener las condiciones de humedad y temperatura originales, en que se mantuvo por más de mil años. De esta manera se ha evitado la alteración de las condiciones físico-químicas de los materiales.

Es un proceso lento, cuya labor se lleva a cabo entre el INAH y la Universidad de Florencia, a través de la participación de su experto del Departamento de Química, Piero Baglioni, con el uso de una novedosa tecnología basada en nanopartículas de hidróxido de calcio, comentó Carrasco Vargas, al subrayar que es la primera vez que se aplica una metodología de este tipo en México, del cual se están obteniendo buenos resultados y que probablemente permita avanzar en la conservación de la pintura mural.

“Hace cinco años empezamos a determinar la cantidad de nanopartículas a aplicar, considerando los factores variables que hay en las zonas tropicales, y con en el tiempo hemos logrado que los resultados de la conservación sean al cien por ciento. El mural está prácticamente igual que el día que lo desenterramos”, precisó el arqueólogo.

Añadió que actualmente el mural está sujeto a un monitoreo permanente, para determinar los lapsos en que deberán volver a aplicarse las nanopartículas.

Finalmente, agregó que en este proyecto interdisciplinario en el que participan especialistas en arqueología, antropología física, epigrafía, restauración, ingeniería y de arquitectura, de diversas instituciones nacionales e internacionales; también se continúa con el análisis de materiales óseos, cerámicos y líticos, hallados en los últimos años.
México / Campeche

Fuente:  (INAH)

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