Recuerda el “Museo del Carmen” con su tradicional ofrenda a la promotora cultural Mercedes Iturbe

arte y la cultura que han dejado la vida terrenal. Primero sucedió con la compositora Consuelo Velázquez, después con Diego Rivera, le siguió el también pintor Juan O’Gorman –quienes fueron vecinos de ese barrio- y en esta ocasión correspondió el turno a Mercedes Iturbe.

Cabe mencionar que los hijos de la desaparecida promotora cultural, tomaron parte en la  elaboración de este altar que podrá ser visitado hasta el próximo 15 de noviembre.

Paralelamente a la ofrenda de muertos, el Museo del Carmen montó la exposición La muerte en el altar, del fotógrafo español Tomas Casademunt.

Se trata de 12 fotografías en color, tamaño cartel, mismas que forman parte de una serie realizada por el artista de la lente catalán entre 1999 y 2007, en distintos estados del centro de México y en Yucatán.

Esta exhibición fotográfica permanecerá abierta al público hasta enero de 2010. Podría definirse como  un recorrido privado y silencioso por las ofrendas instaladas en hogares de los estados de Morelos, Michoacán, Oaxaca, Yucatán, Tlaxcala, Puebla y Guerrero, cuyo resultado es un conjunto de imágenes de gran belleza.

Este trabajo que arrancó en 2001, consiste en el registro de altares familiares en ocasión del Día de Muertos, especialmente aquellos que aún conservan una intención ritual-personal: la de mantener un vínculo con algún ser querido fallecido, alimentarlo y procurar que el espíritu del difunto se convierta en protector de los vivos.

En cada una de las fotografías, la presencia de la muerte no es tan evidente como una calavera de azúcar; en ellas, Casademunt captó atmósferas íntimas donde se aprecia el goce estético de la familia y se percibe el luto e incluso la “presencia” del ánima. Generalmente, los altares familiares son montados para ser vistos únicamente por la familia y el espíritu del muerto.

Este proyecto tuvo como punto de partica la comunidad de Ocotepec, en Morelos, donde los pobladores permiten la observación de sus ritos; sin embargo, también realizó recorridos monte adentro, por pequeñas comunidades, donde encontró expresiones genuinas que fue difícil captar, debido al recelo que algunas familias guardan hacia los extraños.

A pesar del interés por las ofrendas que reflejan el cariño de quienes las preparan, sobre todo mujeres que honran al ausente, como ocurre en el caso de Mixquic, a Casademunt no le fue posible capturar escenas realmente genuinas como en otros casos, porque ha derivado en una romería turística.

“Es en las comunidades indígenas donde se preserva la tradición, a pesar de los pocos recursos con que cuentan, pervive la ilusión de compartir con el difunto y no importa si sólo se colocan flores silvestres, agua, sal y veladoras. Esas ofrendas revelan un acto de amor, no tanto para lo demás, sino para una experiencia propia”, apuntó.

El tiempo de “intromisión” –como llama Casademunt al proceso para la captura de las imágenes- en las celebraciones del Día de Muertos, derivó en un libro que incluye alrededor de 40 fotografías, algunas de las cuales forman parte de la exposición.
Tanto la ofrenda dedicada a la memoria de Mercedes Iturbe, como la muestra La muerte en el altar, del fotógrafo catalán Tomás Casademunt, se exhiben en la Casa del Acueducto del Museo del Carmen  (Av. Revolución sin número, entre Monasterio y Rafael Checa, San Angel).
AMS     

Fuente: (CONACULTA)

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