41 pueblos indígenas se reúnen en la zona arqueológica de Xochipantla para iniciar “Rituales de Vida y Muerte. Procesión de Espíritus”

ceremoniales de sus comunidades, se llevó a cabo la procesión por lo mas profundo de la huasteca hidalguense para colocar la Mesa de la abundancia, tradición en la que cada comunidad indígena añade a un altar elementos de sus tradiciones para honrar a las almas que partieron.

Los tzotzil, de Chiapas; chichimecas y hñahñus, de Guanajuato, tepehuas y nahuas, de Hidalgo; purépechas y mazahuas, de Michoacán; chatinos, chontales, mazatecos, mixes y triquis, de Oaxaca; mayas de Quintana Roo; teneks, pames y nahuas, de San Luis Potosí y popolucas y totonacos, de Veracruz, dejaron oír sus cantos durante una procesión de más de tres kilómetros en lo mas alto de la sierra.

Venustiano García, joven chichimeca ataviado con una piel y cabeza de venado, afirmó que una procesión de esta naturaleza no se había visto en la región en por lo menos 500 años.

“El territorio indígena y su cultura parecen renacer este día con toda la fuerza de las etnias, su pasión, sus ritos, pero sobre todo con la devoción que sentimos hacia nuestros amados difuntos. Cada uno de los ropajes que nos identifican pueden ser distintos, pero nos une un pasado común a lo largo y ancho de México”.

Poco antes de iniciar la procesión, en una ceremonia presidida por Lourdes Parga Mateos, directora del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, y César Herrera Lara, presidente municipal de Yahualica, se realizó el ritual del desfloramiento en el que se entregó a cada asistente una corona de flores y un guaje con agua.

Abel Atzín García, miembro de la comunidad totonaca de Veracruz, caminó durante toda la procesión luciendo un corno característico de su región, que dentro del ritual sirve para despertar con su sonido a las almas que aún habitan e los sitios sagrados.

“Lo que vemos aquí es la primera reunión en muchos siglos de pueblos cuyo destino fue decidido por la conquista y que lograron preservar sus tradiciones más profundas. Esta ceremonia representa para nosotros un gran orgullo, pero al mismo tiempo una gran responsabilidad al honrar a nuestros antepasados”, dijo.

Durante la instalación de la Mesa de la abundancia en Xochipantla, los representantes de las diversas etnias encendieron velas amarillas como tributo y colocaron pan, carne, tamales, figuras artesanales, fruta, cervezas y refrescos, todo ello enmarcado por los vestigios de una serie de recintos sagrados que antaño conformaban un círculo místico.

Refugio Miranda San Román, cronista y promotor cultural de Yahualica, afirmó que de acuerdo con investigaciones, la zona arqueológica de Xochipantla era un recinto sagrado para los rituales olmecas.

En el lugar sorprenden los vestigios, aún desconocidos por muchos especialistas, en los que sobresalen piedras talladas, montículos piramidales y restos de calzadas.

“Esta es una zona ejidal, es un potrero privado que aún no ha sido catalogado por las autoridades. Fue abierto para esta ceremonia, pero se encuentra intacto en cuanto a la tradición y el pasado que contiene en sus terrenos. Sin duda una de las festividades que más importancia tenían aquí en tiempos prehispánicos, era justo la que han traído hoy nuestra etnias sobrevivientes”.

Después de la instalación del altar, cada comunidad realizó un breve baile y cantos en torno a la Mesa de la abundancia, que en la tradición de Yahualica, está integrada por tamales y pan, que una vez finalizado el rito pueden ser degustados por los asistentes.

“Hoy se ha reavivado la llama de una de nuestras tradiciones más profundas, pero sobre todo nuestras comunidades se han hermanado bajo un solo fin: rescatar uno de los ritos más importantes de nuestro patrimonio intangible y permitir que las nuevas generaciones contemplen las variantes de los rituales de cada pueblo y comprendan que forman parte de uno de los mosaicos culturales más ricos del mundo”, concluyó Refugio Miranda San Román

Rituales de Vida y Muerte. Procesión de Espíritus, continuará este 27 de octubre en Yahualica, Hidalgo y el 28 y 29 en Cieneguilla, Tierra Blanca, Guanajuato.

HBL

Fuente: (CONACULTA)

 

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