La distribución de la obsidiana de la Triple Alianza en la Cuenca de México

el libro La distribución de la obsidiana de la Triple Alianza en la Cuenca de México que a través de fotografías y esquemas da cuenta de las propiedades específicas que  se requerían para la producción de los artículos.

Dependiendo del estilo o forma de la obsidiana se decidía qué tipo de instrumento se iba a realizar, si era verde transparente se utilizaba para la talla de navajas, si era verde dorado se destinaba a la elaboración de proyectiles y cetros; sin embargo, la más codiciada era la café rojiza, con la que fabricaban elementos destinados a las ofrendas.

La tecnología  prehispánica seguía una serie de patrones. A pesar de no contar con los instrumentos de precisión necesarios, las antiguas civilizaciones lograban una gran perfección en sus piezas, similar a lo que sería un control de calidad en la actualidad. Algunos utensilios que se manufacturaron fueron: aretes, raspadores, navajas, cuchillos, figurillas ceremoniales, entre otros.

Para entender mejor la explotación de la obsidiana en la Sierra de Navajas, en  Hidalgo, el autor Alejandro Pastrana Cruz se ha basado en los varios estudios realizados a una gran cantidad de materiales arqueológicos que representan 171 años de historia prehispánica, entre 1350 y 1521 d. C.

Espacialmente se ubica entre el yacimiento y numerosos asentamientos  de un amplio sector de Mesoamérica con los que interactuó la Triple Alianza, constituida, aproximadamente en 1428, por las ciudades capitales de Tenochtitlan,Texcoco y Tlacopan, ubicadas en la Cuenca de México y que formaron un “imperio” tripartita, tributario, militar y hegemónico.

Para explotar la obsidiana los mexicas crearon una compleja estructura social, la cual se conformó de mineros, talladores, artesanos, comerciantes, militares y sacerdotes que seguían un patrón determinado: Los mineros obtenían el preciado mineral y lo enviaban con los talladores, quienes hacían su trabajo y luego pasaban las piezas a los talleres de los artesanos, donde se realizaba el armamento y se diseñaban las figuras más finas para los gobernantes y sacerdotes.

La obsidiana no sólo significó un mercado con grandes posibilidades para los pueblos de la Triple Alianza, sino también un material que trascendió a distintos aspectos de la cosmología prehispánica, ya sea como tributo a los dioses, o como medio simbólico vinculado a la muerte, a la generación del hombre, o como vía para adquirir conocimiento y adivinación del futuro.

La obsidiana tuvo papel importante en la mitología de los pueblos prehispánicos, se le considero como símbolo de unión entre el mundo celestial y la tierra; esto se confirma al encontrar en los talleres de trabajo la figura de Itzpapálotl, dios guerrero que dotó de este mineral al mundo, y patrón de los talleres donde se realizaba la talla; sin embargo, no es la única deidad que se menciona durante la lectura, ya que también Tezcatlipoca (cuyo nombre significa espejo de obsidiana) aparece como símbolo de poder, entidad donde conviven  las  propiedades de la obsidiana  y los elementos principales  para el origen de la vida, el gobierno y  la guerra.

En síntesis, La distribución de la obsidiana de la Triple Alianza en la Cuenca de México concluye que el control de la obsidiana facilitó la concentración del poder  en Mesoamérica, no sólo porque fuera una materia prima indispensable, sino por la amplia diversidad de funciones y su profundidad mítica y temporal en la Cuenca de México.

Fuente: (INAH)

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