“Amarcord”, quinteto alemán que canta “a capella” llena de bellos sonidos el Templo de la Valenciana

este viernes, donde no sólo homenajeó a los autores originarios de la clásica Leipzig, ciudad cuna del romanticismo alemán, y a sus más ilustres huéspedes, sino que además llevó al público a un recorrido por todo el mundo, a través de sus cantos.

Frente al altar principal del recinto, engalanado con un telón en baño de oro, ángeles y santos, el ensamble fundado en 1992 con cinco cantantes educados en el famoso coro de la Iglesia de Santo Tomás de Leipzig, expresó su alegría al presentar su primer concierto en Guanajuato, ciudad a la que “deseamos regresar”, dijeron en español. Los artistas embellecieron la antigua edificación con su canto, que constó de una primera parte dedicada a los compositores de la época del romanticismo, pese a su contexto histórico de tiempos de guerra.

Del famoso compositor alemán Robert Schumann (1810–1856) interpretaron Die Minnesänger (Trovadores), Rastlose Liebe (Amor desesperado) y Frühlingsglocken (Campanas de la Primavera), de Sechs Lieder para Coro de Hombres a cuatro voces op. 33.

El grupo conmemoró el natalicio 200 de Felix Mendelssohn (1809-1847) con cuatro piezas distintas y una adaptación especial a Zigeunerlied (Canción gitana), que habla de la habilidad de las mujeres para ser cambiantes. Otros temas fueron Sommerlied (Canción de verano) y Liebe und Wein (Amor y vino). El quinteto comentó que un reto en una de sus más divertidas piezas, en la cual recitan un menú de restaurante, es el demostrar lo que el compositor dijo durante toda su vida, “ que la música podría hacerse sobre cualquier cosa”.

A propósito del Año Internacional de la Astronomía y la inclusión del Cervantino a dicha temática, el grupo interpretó An den Mond (Canto a la luna), del compositor Carl Steinacker (1785-1815).

Un público risueño fue la constante conseguida por Amarcord, al permitirse la interacción con los carismáticos artistas, que aderezaban su interpretación vocal con sonidos guturales como el hipo, maullidos, gesticulaciones e incluso mímica.

Bromistas, los músicos mandaron al público a tomar una siesta, si así lo deseaban, para continuar el concierto con un viaje alrededor del mundo con canciones y temas populares. Con sus elecciones, lo mismo se visitó Noruega, Irlanda, Corea o Estados Unidos.

Se cantó de Asia una melancólica historia de amor, un arreglo especial para cuatro voces a capella y un violín; la sorpresa invadió al público cuando el barítono (Frank Ozimek) interpretaba el papel del instrumento en cuestión.

Y el quinteto a capella originario de la cuna del romanticismo, no se detuvo en el recorrido internacional, visitó Cuba Habbanera, “dedicada a las chicas guapas mexicanas”, que terminó con el sonido del chachachá y un pequeño baile y chasquido de dedos.

Para finalizar se trasladó a Estados Unidos y algo de jazz, con Hit the Road Jack, de Ray Charles, y Sometimes I feel like a Motherless child, redondeando su tarde cervantina entre aplausos de un público satisfecho que ovacionó a la agrupación hasta abandonar el escenario.
Fuente:  (festivalcervantino.gob.mx)

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