Compilan parte de la producción musical y los cuadernos didácticos del extraordinario compositor Filiberto Ramírez

por el Instituto Chihuahuense de la Cultura.

Esta obra que recupera el trabajo del compositor y maestro chihuahuense, se presentó ayer por la noche en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con los comentarios de Francisco Viesca, director de la Escuela Nacional de Música (ENM) de la UNAM y de la compiladora, así como un recital a cargo de la soprano Zulyamir Lopezrios y el pianista Carlos Alberto Pecero.

Durante la presentación, Francisco Viesca habló de quien fuera su maestro, Filiberto Ramírez Franco (1919-2001) tanto en su faceta docente como en la creativa, durante la cual creó más de 80 obras musicales, 17 cuadernos didácticos de armonía, contrapunto y formas musicales, entre otros, además de cinco volúmenes de apreciación musical.

Destacó su ética como educador, en particular durante su desempeño como director de la Escuela Nacional de Música de la UNAM (1968-1972), al impulsar el cambio del plan de estudios propuesto por su antecesor, Manuel Reyes Meave, que dio paso a la profesionalización de la educación musical.

Explicó que fue él quien creó las licenciaturas en esa institución, pues incrementó el bagaje cultural del profesionista, además de la gran importancia que esto tuvo, al poner a México en la modernidad a través de la ENM. Hoy, dijo, la escuela se encuentra a la punta al ofrecer 20 maestrías y doctorados en las diversas líneas de conocimiento que se abordan.

En lo que se refiere a la producción musical de Ramírez Franco, Viesca la calificó de “impresionante”, en la que figuran una gran cantidad de canciones, varias sinfonías, música de cámara para orquesta e instrumentos solistas (flauta, violín, piano), sonatas para violín y piano, cello y piano, así como un trío muy interesante para corno, viola y piano, combinación poco común.

Agregó que fue un hombre muy apegado a la tradición, pero que no ejerció un tradicionalismo acrítico sino más bien visionario. “En sus canciones siempre hubo sorpresas, ya fuera en el manejo de las cadencias o con al hacer uso de una lógica muy especial en su construcción; la creatividad siempre está presente en su música, misma que presenta grandes problemas de tipo rítmico para su ejecución, es complicada. Interpretar su obra es muy agradable, pero ante todo constituye un reto”.

Acerca de la antología, el titular de la ENM afirmó que se trata de un trabajo absolutamente profesional, una edición impecable, limpia y revisada con todo cuidado. En el caso del libro, comentó que está impreso en un papel de lo más apropiado, con una tipografía propia para estudiarse o trabajarse, y observó que hay un gran apego a los manuscritos originales.

La pianista Ninfa Calvario, viuda de Ramírez Franco refirió que las canciones reunidas en la antología fueron escritas entre1945 y 1984. Se inició con la canción romántica y transitó por el estilo tradicional, nacionalista, las de tema pasional y místico.

Admirador de prominentes poetas, particularmente mexicanos, musicalizó la obra de muchos de ellos, entre los que se encuentran Amado Nervo, Sor Juana Inés de la Cruz, Ema Godoy, Jaime Torres Bodet y Enrique González Martínez, pero también los argentinos Francisco Luis Bernardez y Leopoldo Lugones; el español Gerardo Diego, el checo Rainer Maria Rilke y la panameña María Olimpia de Obaldía, entre muchos otros.

La compiladora explicó que el compositor tuvo una época definitiva en su trabajo en la década de los 60, cuando abordó el modernismo, línea que ya nunca abandonaría.

Explicó que de 1945 a 1960 fue un compositor tradicional que usaba consonancias y música nacionalista; de los 60 en adelante tuvo una transformación formidable, un cambio definitivo y nunca quiso volver atrás. “Se sintió tan cómodo con el modernismo que se negó a incursionar en lo contemporáneo, sus sistemas y herramientas compositivas no le satisfacían”.

Para concluir, Ninfa Calvario se declaró sorprendida al conocer ahora la totalidad de su obra. “Pienso que muchas de estas canciones nunca las oyó, sólo las concibió y las escribió. Ahora que se interpretan y las escucho, las disfruto doblemente: por él y por mí”.

Filiberto Ramírez Franco nació en 1919 en el poblado de Meoqui, Chihuahua y murió en la ciudad de México en 2001. Hizo estudios musicales con profesores particulares y se graduó en la Escuela Nacional de Música de la UNAM, en 1951.

Fue alumno de Estanislao Mejía, Carmen Azuela de Domínguez, Juan D. Tercero, Aurelio Fuentes, Vicente T. Mendoza, Jesús Haro y Tamariz, José E. Guerrero, Julián Carrillo, Luis G. Saloma y Ramón Serratos. Durante más de 30 años dio clases de composición en la ENM, de la que fue director de 1968 a 1972.

Su producción musical comprende casi todos los géneros (excepto la ópera), con especial reconocimiento a su obra de cámara. El Estado búlgaro lo galardonó en dos ocasiones por sus sonatas para violoncelo y piano, así como por la que hizo para viola y piano.

AMS

Fuente: (CONACULTA)

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