Comunidades otomíes-chichimecas de la Sierra Gorda de Querétaro restaurarán capillas familiares

indígena realizará la preservación de estos espacios que datan del siglo XVIII, y en los que, de acuerdo a su cosmovisión, residen sus ancestros.

Estas labores se desarrollarán a través de la aplicación del Programa de Empleo Temporal (PET), coordinado por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y el INAH, mediante el cual además de atender el patrimonio cultural edificado, se busca disminuir el desempleo en comunidades marginadas del país, aledañas a zonas arqueológicas y monumentos históricos.

En la región de la Sierra Gorda queretana se asienta una serie de comunidades indígenas de habla otomí, que se reconocen descendientes de las antiguas tribus prehispánicas chichimecas, por lo que es esencial el rescate y mantenimiento de las capillas familiares que son una parte esencial de su patrimonio, informo el Centro INAH Querétaro.

En la actualidad se registran un total de 560 capillas familiares, tan solo en el poblado de Tolimán existen 260, mientras que en toda la zona del semisedesierto existen otras 200.

Las comunidades otomíes-chichimecas han mantenido un profundo espíritu religioso ligado a la naturaleza y a la influencia católica española. Además de los lugares naturales de culto, los pueblos otomíes-chichimecas construyeron las capillas familiares como nuevos espacios sagrados de encuentro entre los vivos y los muertos, elementos culturales que en días pasados fueron declarados por la UNESCO como Patrimonio Intangible de la Humanidad.

Estos oratorios —de 5 por 10 metros— son el signo distintivo de la presencia otomí en el centro de México, desde el periodo colonial hasta nuestros días. Las capillas familiares están constituidas de piedra, cal y canto, y se conforman de un techo abovedado de cañón corrido, y en algunos casos con cúpula o techo de palma de dos aguas. Se ubican en las comunidades de San Miguel Tolimán, San Pablo Tolimán, San Antonio de la Cal, Ezequiel Montes, Colón y Cadereyta.

Estos espacios de culto serán objeto de labores de mantenimiento por parte de los propios otomíes, quienes serán contratados eventualmente, como parte de la segunda etapa de aplicación del PET en Querétaro.

En dicha fase —para que se destinará una inversión de 2.4 millones de pesos— se proyecta beneficiar a 700 personas de las comunidades aledañas a sitios arqueológicos y monumentos históricos del estado, e incluirá además la restauración y consolidación de elementos hidráulicos de la Ruta Histórica de los Acueductos, que llega a la ciudad de Querétaro desde La Cañada, en el municipio de El  Marqués, y consta de casi siete kilómetros.

Los acueductos que se intervendrían son: Antiguo Acueducto de Querétaro, construido en el siglo XVII, Acueducto de Querétaro, obra monumental que es el emblema de la ciudad desde el siglo XVIII, y Acueducto de la Fábrica de Hércules, del siglo XVI.

El Centro INAH Querétaro detallo que el PET también se aplicará en sitios arqueológicos, como el de San Rafael, ubicado en el municipio de Arroyo Seco, en el límite del estado con San Luís Potosí, recientemente dignificado gracias a la remoción de un tiradero de basura que había en su periferia.

Las zonas arqueológicas de Toluquilla, en el municipio de Cadereyta, y Ranas, en la comunidad de San Joaquín, también recibirán mantenimiento menor, deshierbe y limpieza de senderos y áreas de visita.

Finalmente, el sitio arqueológico de Barrio de la Cruz, en el municipio de San Juan del Río, será atendido con el PET, mediante labores de remoción y limpieza de las áreas medulares del lugar que se ubica en la cima del Cerro de la Cruz.

Fuente: (INAH)

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