Homenaje a Don Alejandro Ramos, músico octagenario y uno de los pocos exponentes que tocan la chirimía

sones, minuets, valses, poleas y corridos, las cuales ejecuta totalmente de memoria en las fiestas patronales, palenques, ferias y jaripeos de la región.

 

En el acto, el músico homenajeado interpretó algunos temas, entre ellos un son que tiene mucha similitud con el son de mariachi, y una pieza que se acostumbra tocar en convites para agradecer la comida.

Acompañado por su hijo Francisco Ramos Jacobo, de 56 años, quien toca el tambor redoblante, Alejandro Ramos parece no cansarse nunca de tocar la chirimía, pese a que su ejecución requiere de mucho esfuerzo por tratarse de un instrumento de viento.

“Mi padre me enseñó a tocar la chirimía cuando tenía 10 ó 12 años, me gustaba practicar en las noches, ya cuando acababa el trabajo. También tocaba el instrumento cuando transportaba leña en burro, lo curioso era que cuando me quedaba callado, el burro hacía ruidos y se paraba, como que quería que tocara más”, recordó don Alejandro.

En entrevista, comentó que aún conserva la chirimía que le hizo un carpintero de su pueblo, Librado Carrillo, quien se la obsequió porque la suya ya estaba muy gastada. “Quería que guardara un recuerdo suyo y así me hizo una nueva chirimía”.

Recordó que sus tres hermanos tocaban también el instrumento, pero ahora ya nadie de su familia se interesa en él. A uno de sus nietos le gusta el tambor pero ninguno muestra gusto por la chirimía, quizá por la complejidad de su ejecución.

Durante el homenaje, Jesús Jáuregui, etnomusicólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), refirió que los coras de Nayarit mantienen vigente la interpretación de la chirimía, pero es prácticamente un instrumento en extinción.

Este tiene su origen en el viejo mundo, para la mayoría de los especialistas nace en Persia, otros creen que es de China; de ahí llega al mundo árabe y luego se difunde hacia la península ibérica.

Fue en el siglo XVI cuanto se extendió al continente americano, a través de la música militar con la que llegan los conquistadores.

“El instrumento en cada región del mundo ha tenido sus aclimataciones, en nuestra tradición la chirimía tiene que ser alimentada con tequila, es decir, humedecer el cañón con esta bebida, pero como a don Alejandro se le olvidó, el instrumento está un poco reseco”, explicó.

Benjamín Muratalla, titular de la Fonoteca del INAH, expresó que esta era la primera ocasión en que se rendía homenaje a músicos tradicionales.

Hay muchos en el país pero están en el olvido, varios de ellos están enfermos, con recursos económicos verdaderamente magros, casi nadie se acuerda de ellos, solamente algunas veces las instituciones presumimos una grabación, una investigación, pero el músico tradicional queda en el olvido, de ahí la propuesta de rendir un homenaje a este digno exponente.

En la década de los 40, añadió, investigadores de Nueva York, en Estados Unidos, hicieron grabaciones con el papá de don Alejandro tocando la chirimía, mientras él lo acompañaba con el tambor redoblante. También registraron las ejecuciones de don Alejandro en la chirimía y de su hermano en el redoblante.

Fuente: (Notimex)

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