“La verdad sospechosa”, del dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón, fue la primera obra que se representó en Bellas Artes

“Las paredes oyen” y “El examen de maridos”, en las cuales destacan las virtudes morales de sus personajes.

Nació en Real de Taxco, perteneciente al actual estado de Guerrero, hijo de padres españoles que se establecieron en ese lugar para dedicarse a los negocios de la minería.

Estudió Jurisprudencia en la Real y Pontificia Universidad de México, primera universidad en el territorio americano. Luego, en 1600 fue a España y continuó allá sus estudios en la Universidad de Salamanca. Posteriormente se trasladó a la ciudad de Sevilla, donde practicó su disciplina.

Tres años después regresó a la Nueva España, donde obtuvo un puesto como regidor y poco después fue secretario del virrey. Al mismo tiempo continúo con sus estudios de Derecho en la Universidad, de donde se tituló el 21 de febrero de 1609.

Ya graduado, Juan Ruiz de Alarcón presentó en dos ocasiones examen de oposición para obtener una cátedra en su Facultad, sin conseguirlo.

Al no encontrar oportunidades para ejercer en la Nueva España, el dramaturgo regresó a España en 1613, donde trató de obtener un puesto burocrático como recompensa por ser hijo de un colonizador.

En Madrid, el dramaturgo comenzó a escribir comedias con dos objetivos: subsistir y abrirse paso como autor teatral, a pesar de ser indiano y corcovado, es decir, nacido en América y ser jorobado de pecho y espalda, así como de corta estatura.

Debido a estas características, se recomendó entre los miembros de la jurisprudencia no otorgarle ningún cargo, pues al ser objeto de burla no podía mantener la autoridad que el cargo requería.

Sufrió varias burlas de sus contemporáneos, especialmente de Félix Lope de Vega y Francisco de Quevedo, quienes le llamaron “mexicano y corcovado” y “corcovilla”, así como de Luis de Góngora, Tirso de Molina y otros.

Por estas razones, el dramaturgo tuvo siempre un cierto complejo de inferioridad física que intentó superar concentrándose en su trabajo, siendo sobrio, medido y disciplinado, virtudes que transmitió a sus comedias.

En sus dramas se valoran las virtudes de la amistad, la lealtad, la abnegación en el amor y la inocencia, al tiempo que se censuran los vicios como la mentira, ingratitud, injusticia y ambición.

Asimismo, Alarcón se preocupó por problemas sociales y costumbres de su tiempo; en su teatro se reflejan generalmente problemas morales e intelectuales, así como se concentró más en el desarrollo de sus personajes que en la intriga.

En 1626, el dramaturgo recibió el nombramiento de relator del Consejo de Indias. De su pluma salieron 20 comedias, entre las que sobresalen “La amistad castigada”, “Ganar amigos”, “La cueva de Salamanca”, “El semejante a sí mismo”, “La prueba de las promesas” y “Mudarse por mejorarse”.

Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza murió en Madrid el 4 de agosto de 1639, y su obra no recibió el reconocimiento merecido sino hasta después de su muerte, cuando fueron conocidas en Francia, Inglaterra e Italia.

Fuente: (Notimex)

 

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