El salvavidas de las finanzas personales

POR LA ESPIRAL
*Claudia Luna Palencia

-El salvavidas de las finanzas personales
-Administrar la economía personal
-Decisiones acertadas, tranquilidad

Estoy convencida,  que al pasar tantas crisis económicas y superarlas, se ha creado un rastro de memoria en el comportamiento económico y financiero de las personas, esas experiencias son lecciones  de aprendizaje; la gente tiene que buscar en su propio rastro para anticiparse y protegerse de cualquier bajón en la macroeconomía ante  factores internos o externos.
También creo que al  llevar  la ciencia económica hacia las personas, sin importar la profesión, formulando una economía más humana, más social y menos cuantitativa, podremos construir sistemas sanos desde el origen con una ecuación formada con el basamento de la  educación financiera.
De lo que estamos hablando es de educar a las personas no educadas en economía y finanzas, ni con habilidades en dichas materias, para ser capaces de: 1) Conocer el mercado de consumo. 2) Tomar decisiones razonables y racionales. 3) Aprender el juego de las opciones. 4) Aprender de los vaivenes de la economía. 5) Maximizar su situación laboral y de ingreso. 6) Jugar con el presente y las expectativas futuras. 7) Detectar habilidades, crear lazos, unir esfuerzos y apostar por  el camino de la independencia empresarial. 8) Creer en el ahorro como mecanismo de supervivencia. 9) Aprender a utilizar la herramienta del crédito. 10) Educarse para ser un deudor cumplido.
Si la gente tomara conciencia, al año nos ahorraríamos muchas insolvencias, suspensiones de pago por parte de personas y familias inhabilitadas para manejar su situación de crédito, suicidios y angustias, divorcios, pleitos familiares derivados de un mal manejo de las finanzas personales y familiares.
En suma, al ser realistas con nuestro entorno tendremos entonces la capacidad de crear decisiones mejor estructuradas.
Cuando las personas no toman control de sus patrones de conducta como homo economicus generalmente les invade el desorden y  casi siempre viven peleados con el banco, Hacienda, las tarjetas de crédito,  llegan a fin de mes con poco dinero,  viven amargados odiando el trabajo e insatisfechos con su propia vida laboral porque sienten el enorme peso de hacer demasiado, a cambio de recibir tan poco.
Además no saben qué están haciendo  mal para que el ingreso no les rinda y generalmente son desordenados, no llevan control de sus estados de cuenta, los recibos de nómina, ni siquiera recuerdan donde guardaron el  contrato laboral o el más reciente documento informativo de su Afore.
Lo más común en la mayoría de estos casos es tirar la información a la basura o  traspapelarla  en algún cajón de la oficina.
Todavía hay ejemplos más complicados: el padre de familia que fallece y ni la esposa ni los hijos saben en qué Afore está el dinero ahorrado, ni siquiera recuerdan el nombre de la administradora elegida, carecen de la documentación y desconocen dónde hay que reclamar.
Hay casos de personas con seguros de vida y los familiares directos –los beneficiarios- lo ignoran por completo. Sucede lo mismo con las cuentas bancarias, cuando no figura el nombre del o los beneficiarios, para los deudos recuperar ese dinero es un asunto de tiempo y pleitos con la institución financiera.
Por tanto, el mensaje fundamental  de esta columna  es que ante conductas perjudiciales en la economía personal o familiar, lo más socorrido es realizar un alto, hacer una autoevaluación  para conocer qué tipo de finanzas personales y familiares aplican para tomar decisiones oportunas, modificar los antiguos patrones de vida mediante la introducción de pequeños hábitos como la elaboración de un presupuesto personal y familiar y la imposición de pequeñas metas de corto, mediano y largo plazo.
A COLACIÓN
En la última década del siglo XX y principios del XXI se han detonado talleres, conferencias y eventos didácticos relacionados con temas como “finanzas para no financieros”  o “economía para todos” partiendo de la noción de que todos los días, las  personas están sujetas a tomar una decisión que  empata con la ciencia económica.
Los  cursos de “finanzas para no financieros” resultan tan exitosos porque cada día más gente pretende tomar las riendas de su propia vida financiera y de su patrón de conducta como consumidor.
Las dificultades laborales, el menor poder adquisitivo del salario y las recurrentes crisis económicas han cambiado dramáticamente la realidad y lo seguirán haciendo porque no hay vacuna alguna para evitar las caídas del ciclo económico.
Lo que padres y abuelos del siglo XX recomendaban como experiencia personal de buscar la vida “casándose con un trabajo para siempre” eligiendo determinadas profesiones, no aplica más para el contexto del mercado laboral en los albores del siglo XXI.
No hay más las eternas plazas de funcionarios públicos,  ni el trabajo seguro en el magisterio, ni mucho  menos de ejecutivo en un banco, ni de piloto en una línea área. Hasta doctores, enfermeras, contadores, ingenieros, economistas y administradores están ubicados en  otras áreas muy distintas e inclusive en las más de las veces dentro de la economía informal o en el autoempleo.
Hay que subrayarlo para las generaciones más jóvenes no queda resquicio seguro en materia laboral y será más difícil por la  propia complejidad de los desequilibrios sociales, laborales y demográficos.
La creencia de  jubilarse con la primera empresa con la que se obtuvo el primer empleo llegará a ser algo de verdadera fortuna, como lo será conservar el empleo después de los cuarenta años.
Además es interesante que somos testigos de un cambio de patrones, muchas veces sin reparar en ello capturados por  la velocidad de la globalización, no se ha reparado en que el mercado antes todo lo decidía por el consumidor.
De esta crisis aprenderemos a elegir y decidir de mejor manera, tomar el control como consumidores porque los  hábitos de consumo serán modificados.
Por ello el valor de  acercar la economía y las finanzas al terreno de lo humano, quitarle el caparazón de los números y el lenguaje que sólo entienden quienes han aprendido de ambos a su paso por la universidad.
Desde luego la relevancia de que la propia gente tome en sus manos su destino económico, adquiera la responsabilidad de administrar sus finanzas personales, para poder rentabilizar las situaciones positivas de la economía y por supuesto, tener un salvavidas en tiempos de crisis.
*Economista y columnista especializada. Es candidato a doctor por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales.  Puede contactarla en: claulunpalencia@yahoo.com

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