Viven las letras y en particular la dramaturgia, una etapa de resurgimiento en Yucatán

de entre 20 y 30 años de edad, coincidieron en señalar los escritores Roldán Peniche Barrera, Beatriz Rodríguez Guillermo, Víctor Garduño y Conchi León, quienes ofrecieron una muestra de su trabajo literario en una sesión de lectura ralizada en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.

El narrador, poeta, traductor y ensayista Roldán Peniche, actual presidente del Consejo Editorial del Instituto de Cultura de Yucatán, afirmó que hay un renacimiento de la literatura en la entidad, con el surgimiento de poetas, narradores, críticos de arte y literatura, pero en especial dramaturgos, cuyas edades oscilan entre los 20 y 30 años.

“He leído su obra y me parece que son excelentes. Son gente que todavía tiene mucho horizonte. En síntesis, creo que se encuentra en plena gestación el despertar de la literatura yucateca para los próximos años”, apuntó.

El punto de vista de Peniche fue reafirmado por la dramaturga Conchi León, quien aseveró que al igual que ocurrió en muchos otros lugares del país, los autores teatrales yucatecos pasaron largo tiempo a la expectativa. Recordó que todavía hace cinco años, no había espacios de formación y que de un tiempo a la fecha, se ha generado una gran cantidad diplomados y talleres, a los que se han sumado voces como la de Socorro Loaeza, Melo Alfaro y Carla Marrufo , “para mostrar que nuevamente los dramaturgos queremos levantar la mano”.

La poeta Beatriz Rodríguez Guillermo puso de relieve la larguísima tradición literaria yucateca, en una sucesión de voces que han contado el nuevo tiempo que les ha tocado vivir. Y celebró que los jóvenes en la actualidad, tengan mejores perspectivas, gracias a la tecnología ha roto fronteras y ha abierto nuevos caminos que han facilitado un flujo más amplio del conocimiento.

Para el narrador y ensayista Víctor Garduño, parte importante de ese resurgimiento de la literatura yucateca, tiene que ver con que hoy existen más oportunidades para publicar y eso no sólo ha alentado el desarrollo de las jóvenes plumas, sino que ha detenido la migración de creadores hacia otros destinos de la República.

“Después de un lapsus bastante grande –resaltó–, el teatro está repuntando, porque lo que tradicionalmente se ha cultivado es la narrativa y la poesía. Tenemos una importante tradición apoyada con el trabajo de dramaturgos como Peón Contreras, pero que declinó entre los jóvenes de los años 80 y 90 generando una gran laguna en términos de creacion.

Beatriz Rodríguez Guillermo puso de relieve otro factor que ha jugado un papel importante en esta nueva época, particularmente en momentos difíciles como la actual crisis económica y que tiene que ver con esta convergencia entre varia instituciones y que gracias a acuerdos entre instancias federales, estatales y municipales, en una suma de esfuerzos, ha impulsado una intensa actividad en términos de ediciones y su consecuente impacto en la creación.

Por lo que toca a los trabajos presentados a lo largo de la sesión, Roldán Barrera leyó un capítulo de una novela que aún se encuentra en ciernes, dedicada al héroe maya que se opuso a la conquista española por espacio de 20 años.

La poeta Beatriz Rodríguez Guillermo, compartió varios fragmentos de su más reciente libro, Crónica de ángeles y de ciudad, conjunto de poemas que integra varias perspectivas de nuestra relación con lo urbano, con la muerte, con el amor y con la vida.

A su vez, Víctor Garduño dio lectura a tres cuentos, de los cuales uno está ambientado en el espacio rural, en tanto que los otros dos son de temática urbana.

En su oportunidad, la dramaturga Conchi León sometió al juicio del público asistente, un fragmento de un monólogo femenino que forma parte de una pieza teatral que plantea una especie de paisaje regional; también, un sketch que es parte de una obra que estrenará el próximo 8 de octubre en el Teatro Santa Catarina, como parte del programa 2012 que convoca la UNAM y que alude a la profecía maya del fin del mundo.

Por último, la autora teatral abundó en la temática de su obra y ubicó en las mujeres uno de sus principales intereses; lo que llamó,” depósitos de la fe” y que se relaciona con la brujería, la santería y la fe católica. “Son obsesiones muy recurrentes, al igual que referirme a esa costumbre de la clase media baja, consistente en ocultar ciertas cosas y hechos, a los que se pretende desaparecer metiéndolos debajo del mantel”.

AMS

Fuente: (CONACULTA)

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