Museo Nacional de Antropología narra su concepción en 60 fotos del archivo del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez

meses, abrió generosamente sus puertas y desde ese entonces, 17 de septiembre de 1964, se convirtió en “un espacio inolvidable para todos los mexicanos”.

Fue así como Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública, calificó este recinto durante la inauguración este viernes de la muestra conmemorativa Museo Nacional de Antropología. 1964-2009. El pasado y el presente en tus manos, la cual registra mediante fotografías, videos, interactivos y maquetas, entre otros, su gestión, planeación y edificación.

Por brindar sólo una idea del alcance de este repositorio —uno de los más importantes a nivel internacional—, en sus 25 salas, tanto de arqueología como de etnografía, se exhiben 200 mil piezas, colecciones de valor incalculable que entre 2008 y lo que va de 2009 han sido admiradas por más de dos millones 800 mil visitantes, 39 por ciento de ellos, niños en educación básica.

El titular de la SEP recordó que la vocación original del museo es educativa, y sigue vigente. “Parafraseando al presidente de la República, Felipe Calderón, en la medida que todos conozcamos nuestro pasado, podremos construir con mayor certeza y seguridad el futuro, y vamos a apreciar el valor cultural de nuestro patrimonio. Un legado que profesional y celosamente preservar nuestro gran Museo Nacional de Antropología”.

Resultado del ingenio del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien estuvo presente en el acto inaugural, y la visión formativa del entonces secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, el Museo Nacional de Antropología —recordó Alonso Lujambio— es heredero de una tradición que se remonta a 1790 con la creación del Museo de Historia Natural.

“Por eso hoy, que estamos en el umbral de las conmemoraciones del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, acercarnos, conocer y valorar cabalmente nuestras raíces, fortalecer nuestra identidad como mexicanos nos permite construir, desde el presente, esa gran torre que simboliza el mejor futuro de México, refrendando los ideales de libertad, democracia, inclusión e identidad, por la que lucharon los héroes que nos dieron patria.”

De ahí la importancia del Museo Nacional de Antropología, un lugar en el que diariamente, la niñez, la juventud y los adultos del país, “disfrutan, se motivan y aprenden” a partir de un encuentro con su pasado y con la diversidad cultural que haya expresión en las distintas culturas indígenas que, hoy en día, se distribuyen a lo largo y ancho del territorio nacional.

El funcionario mencionó algunos de nombres íntimamente vinculados al museo, por citar algunos: sus gestores, entre ellos, los arqueólogos Alfonso Caso, Ignacio Bernal, Román Piña Chan, Alberto Ruz, Ignacio Marquina; así como los artistas plásticos Jorge y Tomás Chávez Morado, Carlos Mérida, Nicolás Moreno, Rufino Tamayo, Pablo O’Higgins, Mathias Goeritz, Luis Covarrubias y Rina Lazo.

“A nueve lustros de haber abierto por primera vez sus puertas, el Museo Nacional de Antropología está más vivo que nunca y constituye uno de los acervos patrimoniales más importantes del mundo”, expresó el secretario de Educación Pública.

En la apertura de la exposición temporal Museo Nacional de Antropología. 1964-2009, acompañado por Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta); Diana Magaloni, directora de este espacio museístico, y Marcos Fastlich, presidente del Patronato del mismo; Alfonso de Maria y Campos, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hizo mención de la puesta al día de este museo emblemático del país.

Ejemplo de ello es que en los últimos tres años se han invertido alrededor de 90 millones de pesos en infraestructura, particularmente en la renovación de la instalación eléctrica y el circuito cerrado de seguridad, la actualización de Sala de Exposiciones Temporales y el adecuado resguardo de sus colecciones, incluidos los acervos de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.

“No puedo dejar de reconocer que estas labores fueron acompañadas, en una primera etapa, por el arqueólogo Felipe Solís Olguín, quien dedicó gran parte de su vida al INAH y estuvo al frente del Museo Nacional de Antropología”.

Este museo, comentó De Maria y Campos, “es el prisma a través del cual puede visualizar nuestro legado precolombino e indígena con que contamos”, y su apropiado funcionamiento —resultado de voluntades públicas, privadas, académicas, creativas, cognitivas y laborales— “no sólo favorece su visita, sino que amplía el horizonte de conocimiento y el disfrute social de nuestro patrimonio cultural”.

La muestra Museo Nacional de Antropología. 1964-2009. El pasado y el presente en tus manos, narra su concepción por medio de 60 fotografías procedentes del archivo del arquitecto Ramírez Vázquez, así como de la colección del fotógrafo Armando Salas Portugal.

En la exhibición que podrá visitarse durante dos meses en la Sala de Exposiciones Temporales del museo (Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec), destacan dos maquetas a escala de dos de sus símbolos:  el monolito Tláloc, de 125 toneladas y procedente de Cuatlinchán, Estado de México; y su paraguas, obra de los hermanos Chávez Morado.

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