Evocan el legado humano y creativo de Ricardo Garibay a 10 años de su muerte

supo explotar a través de la palabra y las letras, las cuales lo convirtieron en uno de los escritores más importantes del siglo XX en nuestro país.

Tal fue la reflexión compartida por cuatro escritores que se dieron cita la tarde de este domingo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Arrtes para rendir tributo a una de las plumas más importantes que ha legado México: Ricardo Garibay (1923-1999), un evento organizado por Conaculta y el INBA a través de la Coordinación Nacional de Literatura.

Froylán López Nárváez, René Avilés Fabila, Josefina Estrada y Agustín Ramos fueron los protagonistas de este homenaje, donde se dieron cita seguidores de la obra del autor de Beber un cáliz y La casa que arde de noche.

La presencia y voz del maestro Garibay se hizo presente a través de la tecnología. Un video previo a las ponencias de los invitados hizo recordar la inigualable personalidad del homenajeado, así como su ferviente pasión por la literatura. Basta mencionar una de las tantas frases que dijo sobre su oficio, como aquella donde asegura que “el escritor es como un reportero de la existencia diaria”.

Intercalados a las imágenes del hidalguense, fueron presentados los testimonios de dos destacados escritores que reconocieron el trabajo de Garibay: Carlos Monsiváis, quien lo definió como “el samurai arrogante de la prosa ante la pantalla” pero un hombre muy divertido entre amigos; así como María Luisa Fernández, quien exaltó la capacidad del autor para hablar de la vida cotidiana.

Después de proyectado el breve documental, los cuatro ponentes compartieron sus propias experiencias personales con Garibay. El primero en tomar la palabra fue el periodista Froylán López Narváez, quien confesó existe una anécdota que le hizo sentir más empatía con el también guionista.

Y es justamente aquella que relata la discusión que tuviera Garibay con Julio Scherer, el entonces director de Excélsior, cuando publicó una entrevista con Octavio Paz y eso molestó al hidalguense que, al escuchar la palabra éxito en boca de su jefe (refiriéndose a la popularidad que en ese entonces tenía el autor de El laberinto de la soledad), respondió que no le interesaba alcanzarlo.

Para López Narváez, docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, fue importante referirse a la parte humana: “Existe el mito, la leyenda de la agresividad de Ricardo. Por fortuna, a mí me tocó la parte alegre, festiva. Quiero mucho a ese Ricardo que felizmente conocí, el cual gozaba de un espléndido humor”.

También hizo referencia a su interés por el tema femenino: “Ricardo era un mujeroso, más un mujeriego. Mujeroso porque tenía alta estima por las mujeres, no mujeriego porque es un término más asociado con el machismo”.

Finalmente, López Narváez consideró que de Garibay habría que destacar más su papel como literato pensador político: “En su obra hace un juego político y lo hace de manera trascendental, mejor que lo dichos y acciones de los políticos”.

Después, habló el narrador y ensayista Agustín Ramos, quien confesó que no tiene muchas anécdotas relacionadas con el ganador del Premio Mazatlán de Literatura en 1965. Sin embargo, recuerda el contacto que tuvo con él cuando trabajaba en la televisión hidalguense:

“Nunca compartiré la idea de que era un energúmeno, porque eso jamás me tocó ver. Yo vi a un hombre accesible, gentil, con don de gente y una paciencia única. Quizá alguna vez presencié algunos regaños que hacía al personal, pero a mí nunca me trató mal, así que me quedo con ese grato recuerdo”. En cuanto a su literatura, Ramos hizo un llamado a leerlo, porque esta es la mejor forma de rendirle tributo a un autor, de mantenerlo vivo. Lo considera como un escritor para cualquier lector:

“Escribió tanto en los géneros más variados que sus libros siempre van a cubrir las necesidades de cualquier lector. Por eso es uno de los más grandes escritores mexicanos del siglo XX. No olvidemos que él nos regresa a la concepción de que la escritura es un arte acústico, que no por plasmar la palabra en las letras se perdía su cualidad acústica. El utilizó su oído para escuchar, procesar y crear”.

Para terminar su participación, Ramos dijo que una tarea pendiente con Garibay es estudiar más a fondo su postura religiosa, es decir, lo que pensaba de la fe.

René Avilés Fabila fue el siguiente en evocar al autor de Triste domingo. El escritor leyó algunos fragmentos de una entrevista que le hiciera a Garibay en 1969, una experiencia que lo dejó marcado a pesar de que muchos le hablaron de su mal carácter.

Luego de recordar las ideas que el homenajeado tenía sobre el oficio del escritor, el narrador y ensayista dijo de Garibay: “Dueño de una sintaxis peculiar, de un estilo distinto y rico, cuando escribía y cuando hablaba. Su recuerdo siempre me acompañará y jamás dejaré de admirar al hombre, desdeñoso y erudito, autor de obras maestras, irónico, ajeno a cualquiera tipo de adulación que a otros ha encumbrado, a veces, destilando una justa amargura que por desgracia no hemos acabado de valorar”.

En tanto, René Avilés Fabila hizo otro llamado, el dejar a un lado la imagen del hombre rudo, gruñón, agresivo, y dejémonos orientar por la belleza de su arte literario.

Finalmente, la cronista y narradora Josefina Estrada, está convencida que 10 años han sido insuficientes para darle el lugar que merece Garibay. Sólo recuerda dos sucesos que ayudaron a no olvidar su nombre en esta década: la publicación de sus obras reunidas (en 12 tomos) y la inauguración de la biblioteca central en Hidalgo que lleva su nombre.

Fuera de estas dos acciones, no ha habido otras que refrende su valor dentro de la literatura mexicana, considera Estrada. Por eso, lanzó dos propuestas que buscará contribuir en la exaltación de este autor mexicano.

Una de ellas es crear la Cátedra Ricardo Garibay, la cual se daría el interior de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y la creación de un blog en el ciberespacio donde se suba material profesional sobre la vida y obra de este gran escritor.

GJB
Fuente: (CONACULTA)

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