El libro “Tinta y Carne” reúne diversas visiones acerca de la moda del tatuaje

Se trata de una publicación
 que reúne puntos de
 vista que van de la
diversidad académica a
 los testimonios o
a la reflexión artística
Foto: Cortesía CONACULTA

Ciudad de México.- 21 de agosto de 2009.- (CONACULTA) De la historia del tatuaje a los sistemas de la moda; de los olvidos y el desinterés de la academia a las prisiones y la vida loca de los pandilleros en Los Ángeles, California; del tatuaje como cosmética a los jóvenes y sus distintos modos de adornar y modificar sus cuerpos a la reflexión fotográfica. Así trascurre el libro Tinta y Carne (Cultura contra Cultura), publicación que reúne diversas visiones acerca de esta práctica cultural con el propósito de alejarla del reduccionismo con el que se le suele mirar.

          Se trata de una publicación que reúne puntos de vista que van de la diversidad académica a los testimonios o a la reflexión artística. Participan Edgar Morín, Cupatitzio Piña, Víctor Payá, Susan Phillips, María Gómez y Claudia Pallares, Alfredo Nateras, el tatuador Piraña, Federico Gama, Danny Wakantanka y Dante Salomo. El prólogo es del antropólogo César Abilio Vergara.

          El antropólogo Edgar Morín, quien junto con Alfredo Nateras se encargó de coordinar el volumen, explica que con el libro busca contrarrestar la aberrante discriminación por el solo hecho de que una persona tenga tatuajes o piercings, a través de aportar elementos y datos construidos con rigor académico que ponen en evidencia esa casi obsesión nacional por las apariencias y el qué dirán.

          “En mi caso particular, la práctica me interesa por ilustrar muy bien cierto tipo de relaciones de poder, y porque el tatuaje ha sido parte de expresiones culturales que me interesa abordar académicamente desde la antropología.

          “Por un lado se propone comprender el tema con la mayor complejidad posible, con rigor académico pero la suficiente flexibilidad para que cualquier interesado en estas antiguas prácticas pueda leerlo y tener más elementos críticos de análisis y saque conclusiones, pero sobre todo nuevas preguntas”, indicó.

          El origen de este proyecto se remonta a 1998, cuando Morín organizó un coloquio sobre tatuaje y piercings, fenómeno que en ese momento se hacía muy visible. Ahí conjuntó a académicos de distintas disciplinas (antropología, comunicación, psicología y sociología), conocedores e interesados en la práctica, como un tatuador y un perforador cuyos testimonios fueron fundamentales para entender el tema.

          “Por razones económicas los resultados nunca vieron la forma de libro. Sin embargo, el interés continuó y además de las amistades surgidas, algunos de los participantes seguimos interesados e investigando al respecto. La práctica de tatuajes y perforaciones corporales se profesionalizó de manera vertiginosa aunque las investigaciones académicas al respecto siguen siendo escasas. Para compensar este vacío, Alfredo Nateras y yo decidimos no hace mucho, revivir el proyecto.

          “Como habían pasado varios años, no todos los convocados respondieron afirmativamente a la invitación y algunos declinaron o no enviaron su trabajo. Quienes lo hicieron mayoritariamente entregaron trabajos completamente nuevos. Alfredo Nateras invitó entonces al ganador de un concurso nacional de tesis de licenciatura, Cupatitzio Piña, con un interesante trabajo sobre tatuajes, y a un activista contra la discriminación a personas tatuadas, Dante Salomo, quien organizó una encuesta nacional al respecto”, explicó.

          El libro Tinta y Carne contiene imágenes que fotógrafo Federico Gama realizó entre 1997 y 1998 con el apoyo de una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, para desarrollar el proyecto de fotografía documental Historias en la piel.

          Gama, quien no se considera un documentalista que retrata la realidad, sino un autor creativo que interpreta la vida y que comparte y confronta su punto de vista con los demás, realizó un proyecto que representa un contexto visual que relaciona el binomio tatuado-tatuaje, donde lo más importante no es el tatuaje o el personaje sino el mundo que lo rodea.

          “En cada fotografía trato de encontrar algunas claves de la idea original que los motivó a fijar permanentemente en la piel un dibujo, un texto, un diseño o lo que sea. Es decir, que las fotografías cuenten historias sobre los tatuados y el tatuaje que portan.

          “Pero honestamente mi trabajo no parte de una idea de estudio sistematizado o antropológico, sino más bien es un juego que comparto con mis modelos, los invito a que me expliquen visualmente por qué se tatuaron, por qué escogieron determinadas imágenes o cuáles son sus motivos.

          “Aunque esporádicamente si tomo fotografías de tatuados que casualmente me encuentro en la calle, las imágenes que prefiero son las que voy construyendo a partir de una platica-entrevista previa, para crearle un escenario particular a cada personaje”, indicó el fotógrafo.

          Los hallazgos del libro Tinta y Carne, dice Edgar Morín, son variados. “Entre otras cosas destaca su polisemia, esto es, la gran variedad de motivos para llevarlo a cabo. También su papel como generadores de las más diversas identidades culturales; el reduccionismo con el que todo tipo de autoridades trata el fenómeno y su penosa traducción en criminalización o discriminación; y la hipocresía, doble moral y racismo de nuestra sociedad”.

          Debido a que se buscó que el libro tuviera un perfil independiente y fuera congruente con el desarrollo de este tipo de prácticas en nuestro país, se decidió que la primera edición sólo se venda en la red de librerías Educal del Conaculta, por internet, en http://www.contracultura.com.mx/, y durante las presentaciones que se están haciendo en diversas universidades.

          Presentarán la publicación el 1 de septiembre en la Universidad Iberoamericana; el 6 de septiembre en la Convención Internacional de Tatuajes en Guadalajara; y el 9 de septiembre en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán.

MAC
 

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