Memorias de un huapanguero: Huapangueada Tamaulipeca en el D.F.

El 'Trío Cazador Hidalguense'
 de Venancio López le puso
 ambiente al iniciar el evento
 Foto: Azteca 21/Gregorio Martínez M.

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 1 de julio de 2009. En las mamparas ubicadas en los extremos de la explanada de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM), durante el 8° Encuentro de Música Tradicional “Son para Milo 2009”, fueron colocados una semblanza y fotos del maestro Hermilo Rojas Aragón y varios anuncios. Entre éstos se encontraban los carteles de la “9ª. Huapangueada” en Tepetzintla y Copaltila (sic), Veracruz, los próximos 18 y 19 de julio de este año, respectivamente; curioso, hay una leyenda: “El huapango en el mundo ya tiene eco, y aquí les toca el trío ‘Corazón Huasteco’ (¿no hay otro ‘Corazón Huasteco’ en la huasteca potosina?)”, sobre una foto: los jóvenes músicos tepetzintlecos y la cantante de Pánuco, Esperanza Zumaya, ¿asociación nueva, reciente?, y de la “10ª Huapangueada Tamaulipeca”, que se celebraría una semana después, es decir, el sábado 20 de junio de 2009 a partir de las 13 horas en la “Casa de Cultura de Tamaulipas-D.F.”.

En este último estaban anunciados el “Trío Hermanos Balderas, de Ocampo, Tamaulipas” y 3 tríos huastecos, Casa de Cultura de Tamaulipas” y el organizador de la huapangueada: Grupo Huasteco Tamaulipeco-D.F. Además, una muestra gastronómica de la región huasteca. Para mí, y quizás para varias personas más, el atractivo principal era el trío de “El vergel de Tamaulipas”, de bien ganada fama, sobre todo porque supongo que es el continuador de otro homónimo de la misma Ciudad Ocampo, donde participó don “Teno” Balderas, violinista y trovador ya fallecido. Digo, no abundan las oportunidades para escuchar en vivo a este tipo de tríos en la capital de la República.

Entonces ese sábado 20 acudí temprano a Ernesto Pugibet número 73, en el Centro de esta ciudad, a una cuadra de la Plaza de la Ciudadela. Por cierto, ya está funcionando nuevamente el “Cine Ciudadela”, que duró mucho tiempo sin funciones para adultos y agonizaba por incuria. Al filo del mediodía pude charlar con los integrantes del trío Nostalgia Huasteca, que el próximo domingo 12 de julio presentarán su segundo disco, y saludar al bailador queretano, avecindado en Los Pedregales de Coyoacán, don Julián Tello, quienes también llegaron temprano a las instalaciones de la casona que cobija las actividades culturales tamaulipecas en el D.F. Por cierto, hay un mural colorido en la escalinata que conduce de la planta baja a la alta, obra del pintor Pedro Banda, donde se plasma gran parte de la historia, de la geografía y gente de ese bello estado.

La huapangueada estaba anunciada a las 13 horas, pero comenzó pasaditas con un grupo de estudiantes de un taller de música huasteca a cargo del violinista Felipe Ignacio Valle Robles, quienes, me parece, tocaron algunas piezas Xantolo y alguna de carnaval. Posteriormente, Valle Robles le pidió a César Juárez Joyner, de Nostalgia Huasteca, que tocara la quinta para interpretar un son huasteco. Después, el trío de chilangos se aventó el clásico palomazo con dos o tres sones y la invitación al público al Centro de Coyoacán el 12 de julio próximo; su participación fue bien recibida por los aproximadamente cincuenta asistentes que había en ese momento. Luego, el trío Cazador Hidalguense de Venancio López se alistó para dar comienzo en forma a la huapangueada. Cabe mencionar que la entrada tuvo un precio de cuarenta pesos por persona (en el cartel se omitió este detalle, tampoco se puso entrada libre o gratuita), tal vez por esta razón no había aún mucha gente.

La verdad es que este trío hidalguense es bueno, tocan bien, tienen buen repertorio y los tres López se alternan en la voz, por lo que le pusieron buen ambiente a la tarde. En la planta alta del edificio de tipo colonial se instalaron los puestos de comida: tamales, tostadas, tacos y, más tarde, zacahuil. Abajo, en la contraesquina de unas tablas improvisadas como escenario, en el lado izquierdo del patio, estaba un puesto de aguas, refrescos, chelas, micheladas y cubas.

Cazador Hidalguense fácilmente se aventó dos horas seguidas complaciendo a los asistentes, entre ellos a don Julián, quien pasó al corto entarimado unos breves minutos a recitar unas décimas y casi no dejó de bailar ninguna pieza. También me preguntó si iba a ir al Museo Nacional de Culturas Populares, donde ese sábado por la tarde el trío Los Nahuales iba a presentar su segunda producción discográfica. No, pues mi hijo Jesús me acompañaba y ya era tiempo de volver a casa, aparte de que el cielo prometía agua en abundancia. Posteriormente, don Venancio pasó entre el público ofreciendo dos de sus discos. Para esto se soltó tremendo aguacero por ahí de las 16 horas, mientras iniciaba el turno del trío Tordo Hidalguense; por suerte, el domo del lugar, salvo alguna gotera, nos libró de tanta agua. Un estilo parecido, pero, al mismo tiempo, diferente del trío anterior. Difícil de describir, de precisar. Suenan diferente, a pesar de ser hidalguenses, sobre todo el violín.

El patio de la “Casa de Cultura de Tamaulipas” no es muy grande, pero sí se llenó, no hasta el tope. Sin embargo, se podría calificar de buena entrada. Después de las 17 horas, de comer unas frías tostadas tamaulipecas y del agotamiento de mi hijo pequeño, le pregunté al señor que fungía de maestro de ceremonias por el trío Hermanos Balderas. “No llegó”. “¿Por qué?”. “No sé, sólo me dijeron que no llegó”. Ah, qué… bonitas explicaciones. Estuve desde el inicio de la huapangueada, incluso antes, y jamás dieron razón alguna sobre el trío. Desconozco si ya era conocida la ausencia del trío tamaulipeco para el resto del público. El hecho es que si no pregunto, me quedo hasta el final y no hubiera escuchado a los Hermanos Balderas. Por último, me quedé a oír la versión de “La petenera” del Tordo Hidalguense, bien; al concluir, me retiré un poco decepcionado, mas no molesto por el ¿engaño?, por el cambio de programación no anunciado antes. ¿Los del trío Hermanos Balderas cancelaron a última hora? O sea: una semana antes se anunciaba que vendrían… Lidiando con una ligera llovizna y los charcos en las banquetas, me dirigí a la estación Balderas del metro pensando en los motivos por los que no “llegó” el trío tamaulipeco. Ojalá los organizadores lo traigan en próxima oportunidad. Esto pasa hasta en la misma Huasteca, que no llegue un trío anunciado. Sin embargo, nos lo deben a los que acudimos a ese remedo de huapangueada a escucharlos y nomás no se pudo. Hasta entonces.

 

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