Preparan base de datos de zonas prehispánicas con valor astro y arqueoastronómico

Algunos monumentos tienen
referencias a eventos celestes,
como en el caso de
Monte Albán, en Oaxaca
Foto: Cortesía INAH

Ciudad de México.- 27 de Mayo del 2009.- (INAH) Con motivo del Año Internacional de la Astronomía 2009, la UNESCO prepara una base de datos sobre aquellos sitios prehispánicos y manifestaciones vivas —inscritos o no en la Lista de Patrimonio Mundial— que poseen un valor astro y arqueoastronómico, inventario que en la parte correspondiente al continente americano coordinará el doctor Stanislaw Iwaniszewski, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Iwaniszewski, académico de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), es uno de los investigadores más reconocidos en arqueoastronomía mesoamericana y es autor de varios libros y artículos publicados en revistas internacionales.

El especialista dio a conocer que entre enero y abril se dieron gestiones entre la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), y la Unión Astronómica Internacional (UAI), para conformar un grupo de expertos que a su vez fue dividido en 14 apartados, de acuerdo con áreas geográficas y espacios temporales.

En lo que corresponde a América —detalló—, “tenemos que hacer un catálogo de bienes culturales relacionados con la evidencia de actividades astronómicas en los pueblos amerindios, es decir, previos a la colonización europea”.

 “La intención es que en dos meses contemos con un primer listado que será evaluado por la UNESCO en agosto y para los últimos días de octubre estará la versión final”.

Cada una de las fichas de registro debe incluir una descripción general del sitio, su filiación cultural y cronología —entre otros aspectos—, además de una evaluación arqueoastronómica (es decir, del grado de conocimientos astronómicos que poseyeron los creadores de estos espacios) y bibliografía relativa al tema.

“Existen dos categorías en cuanto a estos sitios. A los inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial sólo se les anexaría el componente astronómico, por ejemplo, si su emplazamiento corresponde con alineaciones astrales o algunos monumentos tienen referencias a eventos celestes. En México están los casos de Chichén Itzá y Uxmal, en Yucatán; Palenque, en Chiapas, y Monte Albán, en Oaxaca, entre otros”.

“Aparte se encuentran los sitios que aún no forman parte de la Lista, pero que en un futuro podrían ser incluidos a través de la modalidad de Nominaciones Seriales”,  explicó el arqueólogo, quien participó recientemente en el coloquio Mesoamérica, 3 mil años de observación celeste, que reunió a los más destacados expertos en arqueoastronomía del país, en el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Museo Amparo, en Puebla.

El componente principal de este inventario se encuentra vinculado a las observaciones astronómicas, pero también a la presencia de testimonios pictóricos y escultóricos. “Por citar, en el Palacio del Gobernador en Uxmal, están bajorrelieves con glifos que aluden a Venus; o en los murales de Bonampak, Chiapas, se observa una representación de las constelaciones.”

Estas labores de registro coordinadas por Stanislaw Iwaniszewski han comenzado en la región de Norteamérica, y son apoyadas por dos conocedores en la materia: el historiador Stephen C. McCluskey, estudioso en astronomía antigua, y Todd W. Bostwick, especialista en arte rupestre.

“En estos momentos discutimos qué bienes culturales de Estados Unidos y Canadá, podrían entrar. Acordamos ingresar un sitio de arte rupestre (el mejor investigado) en el que existan representaciones de constelaciones o de una supernova; dos yacimientos arqueológicos, quizás Pueblo Bonito, la estructura más grande conocida en el Cañón del Chaco, al norte de Nuevo México; además de abrigos rocosos que tengan observaciones solsticiales”.

Para México, más allá de las ciudades prehispánicas Patrimonio Mundial, Iwaniszewski contempla el registro de sitios menos conocidos pero que tienen un factor astronómico importante: El Cerrito, en Querétaro; Cañada de la Virgen, en Guanajuato; o Boca de Potrerillos, en Nuevo León. E incluso —como manifestación viva—, el Ritual del Volador que remite al calendario prehispánico que constaba de 52 años.

 

Stanislaw Iwaniszewski concluyó que con este tipo de acciones, la UNESCO busca insertar la categoría de la ciencia en el Patrimonio de la Humanidad “y convertir estos objetos, sitios o lugares, en donde se han realizado algunas observaciones astronómicas importantes, en lugares patrimoniales”.

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