POR LA ESPIRAL
*Claudia Luna Palencia
-Empresas y su rol social
-La crisis el gran desafío
-Del egoísmo a la cooperación
Después de la Cumbre del Milenio, en 2000, con los compromisos adquiridos entre los gobiernos de más de 150 países, de trabajar para reducir a la mitad los niveles de pobreza antes de arribar al 2015, la meta es dejar atrás los programas asistencialistas; pugnar por una gestión transparente de los flujos para el desarrollo; definir su naturaleza; y cuantificar el impacto real de los mismos a fin de reducir la dispersión de los recursos.
En este viraje, las empresas multinacionales y transnacionales aceptaron asumir un rol activo dentro del abordaje de los programas sociales y ambientales. Inclusive surgieron términos de una ciudadanía corporativa para definir a una empresa co-responsable con la sociedad.
Además, en la medida que la globalización como proceso ha ido aumentando interdependencias y la complejidad de los flujos comerciales y de capitales, la empresa multinacional y transnacional es cada vez más protagónica del rumbo de la economía mundial, de las revoluciones industriales, de los desequilibrios económicos, de las integraciones regionales, de las alianzas políticas con los gobiernos o en todo caso sobreposición de sus intereses.
De hecho el creciente peso y presencia de las empresas multinacionales en el terreno económico, político, social y cultural está llevando a replantear la filosofía empresarial y el rol que deben sustentar en los distintos campos y áreas de acción.
Hay grupos como el estadounidense Citigroup-Citibank que poseen más riqueza en valor de capitalización que, por ejemplo, todo lo que Colombia, Chile y Perú generaron de forma conjunta en riqueza mediante el PIB.
Los bancos españoles, BBVA y BSCH, son cinco veces más poderosos, económicamente hablando, que todo el Caribe y tres veces más que Centroamérica.
A COLACIÓN
En los últimos diez años surgió todo un movimiento liderado por la Unión Europea a favor del rol ético de la empresa, como nuevo actor preponderante, hacia la sociedad. Se habla del enfoque europeo de la responsabilidad social con orígenes en la creación de la Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea.
La Comunidad Europea decidió paliar los desastres y sus consecuencias mediante la aplicación de programas de enfoque monetario: entre 1992 y 1996 la Unión Europea se convirtió en el primer donante mundial de ayuda humanitaria.
En 1993 surtió efecto la convocatoria de Jacques Delors para que las empresas europeas participaran en la lucha contra la exclusión social, fue un primer gran paso para una movilización importante y para la creación de redes europeas de empresas.
A mediados de 1996 fue discutido en el Parlamento Europeo la necesidad de que la Unión Europea adquiriera un rol más activo en la esfera internacional en los términos de la ayuda y la cooperación.
Para marzo de 2000, el Reino Unido designó a un ministro preparado para atender el ámbito de la responsabilidad social de las empresas. Inmediatamente después, el Consejo Europeo de Lisboa, apeló en particular al sentido de responsabilidad social de las empresas en lo relativo a las prácticas correctas en materia de aprendizaje permanente, organización del trabajo, igualdad de oportunidades, inclusión social y desarrollo sostenible.
Se trató de una gran aportación al afirmar que las empresas hoy en día “tienen una responsabilidad social y deben asumir voluntariamente compromisos que van más allá de las obligaciones reglamentarias y convencionales, que deberían cumplir en cualquier caso”. La pretensión es involucrar a las empresas como actores para elevar los niveles de desarrollo social, protección medioambiental y respeto de los derechos humanos.
Por lo tanto, el enfoque europeo de la responsabilidad social de las empresas está integrado en el contexto más amplio en que se inscriben diversas iniciativas internacionales.
SERPIENTES Y ESCALERAS
El fomento de la cooperación y la responsabilidad social de las empresas es humanamente indispensable, desde hace tiempo se trabaja en códigos internos y en un marco teórico-conceptual.
Asimismo en los reportes financieros se dedica más espacio para explicar a socios, accionistas, trabajadores y clientes la participación social de la empresa en distintos programas.
Algunas multinacionales y transnacionales destacan sus compromisos y aportaciones para con el desarrollo, otras con comunidades indígenas, varios colectivos sociales y la mayoría coinciden en renglones de desarrollo sostenible y de políticas amigables con el medio ambiente.
A los informes se traslada en números y estadísticas el dinero que se destina en porcentaje.
Parecería que hasta aquí es más que suficiente, pero no lo es, porque esta magna crisis está poniendo a prueba todos los compromisos asumidos por las multinacionales y transnacionales tanto en cooperación como en responsabilidad social corporativa.
En estos momentos el reto es mayúsculo no nada más hacia la sociedad, fundamentalmente para con sus propios empleados.
Si bien se han dado lineamientos en cuanto a políticas de equidad laboral, no discriminación de género, no al trabajo infantil, no a la compra de insumos provenientes de países con políticas de explotación laboral e inclusive situaciones de esclavitud, falta mucho por avanzar en materia de protección social laboral.
En concreto para América Latina es muy preocupante por la cantidad de empresas europeas y estadounidenses que allí operan y que son dueñas de buena parte de la producción, los insumos naturales, energéticos y del sistema de pagos de la región. Por ende, de las políticas de empleo.
Las empresas tienen que construir verdaderos círculos virtuales consistentes en políticas dignas para sus empleados y políticas dignas para los consumidores, no es suficiente con aplicar programas horizontales de donaciones y campañas y curarse con ello en salud para convencer a la gente (consumidora y clientes) “de lo mucho que hacen por la sociedad”.
Con tanta gente quedándose en la calle, la responsabilidad corporativa va quedando en entredicho, parecería que diez años de esfuerzos no han sido suficientes, ni que la iniciativa privada está del todo dispuesta a ser un verdadero actor social.
*Economista y columnista especializada. Es candidato a doctor por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales. Puede contactarla en: claulunpalencia@yahoo.com