Muchas personas de nuevo a la calle

POR LA ESPIRAL
*Claudia Luna Palencia

-Muchas personas de nuevo a la calle
-El oxígeno de la informalidad
-Desde el hogar la búsqueda de ingreso

    En México, el desempleo lleva una tónica alcista,  desde abril pasado más de 2 millones 288 mil 659 personas dejaron de contar con un ingreso formal mensual dado que fueron despedidas de sus puestos de trabajo, profundizando los problemas sociales y muchas buscando complementar su subsistencia inmediata en mercados colaterales como la economía informal.
    Esta otra economía  paralela de la que hemos hablado anteriormente reviste una dimensión creciente a la que es imposible ganarle la carrera porque su expresión está llena de acciones que orbitan fuera de la legalidad o bien que pasan de largo del control oficial haciendo difícil su cuantificación.
    Así como el desempleo hace un caldo de cultivo para que la gente busque en la informalidad una forma desesperada de obtener recursos monetarios a falta de una nómina segura, hay otras actividades cotidianas informales  a las que parecemos acostumbrados.
    Tenemos por ejemplo, en la particularidad de México, que las remesas fomentan en determinadas áreas del país una dolarización extraoficial o informal que está creando zonas francas para el dólar localizadas desde pequeñas comunidades hasta ciudades donde pagar por un refresco con un dólar es muy aceptado o cambiar a pesos puede hacerse de la manera más fácil incluso en una tienda de abarrotes o en una farmacia en el pueblo más recóndito.
En el libro “En la órbita del dólar” que publicamos en 2005 bajo el sello de la Editorial RandomHouse Mondadori dimos cuenta de la dolarización que experimenta el país.
En las comunidades expulsoras de mano de obra y receptoras de remesas surge un mercado negro de canje de pesos por dólares; y en la frontera con Estados Unidos, antes de cruzar desde territorio mexicano a las ciudades del sur de Texas, en las estaciones de gasolina se encuentran  jóvenes ambulantes ofreciendo el servicio de canje de pesos por dólares “por si faltó tiempo de acudir a una casa de cambio”.
De esta forma suponemos que la verdadera dimensión de la economía informal es enorme, entretejida a partir de la capacidad de desplazamiento de las mercancías, bienes y servicios, y del ser humano, como factor trabajo-mercancía.
Se trata de una hidra a la que otros analistas como J.J. Thomas, de la London School of Economics, desmenuzan en el sentido humano de las relaciones económicas que median desde el seno más pequeño de las células que conforman a la microeconomía.
Precisamente la interpretación de la London School of Economics parte de la necesidad de romper los moldes tradicionales de visualización de la economía informal porque hay demasiadas operaciones muy simples que pasan desapercibidas de las cuentas nacionales. Este es un enfoque con el cual sostenemos determinada coincidencia y al que nos interesa añadirle como aportación el impacto que el sector externo está provocando en la economía informal de países como México.
Si bien parece haber determinado consenso en reconocer que la estructura de las actividades informales está formada por: el trabajo doméstico, las actividades informales; las actividades irregulares; y las actividades criminales, podemos vislumbrar años de debate en torno si dentro del trabajo doméstico remunerado puede añadirse, en el mismo renglón, el trabajo de las amas de casa.
Para algunos autores el trabajo en el hogar desempeñado por las amas de casa debe elevarse también a una categoría de medición.
Me parece oportuno puntualizar que, en particular, mantengo una discrepancia dado que el trabajo de una ama de casa obra más como una forma de subsidio para la propia familia, en forma de servicios realizados que permiten que a la persona que aporta o a los que aportan el ingreso al núcleo, dejen de realizar una serie de gastos que tendrían que ser cubiertos si pagaran por una persona dedicada a las labores domésticas.
Adicionalmente, el ama de casa cubre otras áreas como la atención a los hijos,  cuidados, enseñanza, etcétera. El valor agregado del trabajo en el hogar es una aportación de tiempo, cuidado, dedicación (aspectos intangibles) de servicios en los que se invierten energías, desgaste físico y tiempo pero es intrínseco a la propia dinámica familiar y al juego de roles que cada sociedad establece.
Es medible únicamente cuando desde el seno del hogar la persona encargada dedica tiempo para realizar labores de cuidado de otras personas ajenas, cuando fabrica bienes con sus manos para ser vendidos y captar ingresos extras para el seno de la familia o cuando vende sus servicios a otras personas para determinadas actividades y en ello media un pago. Entonces sí es  renglón de interés para las arcas nacionales. Lo demás es un subsidio que en unos casos puede provocar pequeñas economías o en otros que el núcleo pueda llegar a final de mes.
A COLACIÓN
La definición más aceptada es que “la economía informal está formada por todas aquellas actividades productivas que deberían estar incluidas en el producto nacional”.
Este andamiaje no debe dejar de considerar a los servicios prestados que pasan fuera de la órbita de las cuentas nacionales.
Asimismo observamos la propensión de los analistas para volcarse sobre el estudio de la informalidad a partir de un output legal o ilegal.
Thomas aborda la estructura de las actividades del sector informal razonando que hay estructura de mercado para las actividades informales, irregulares y criminales no así para el trabajo doméstico. En los output, él identifica como legales a todos salvo el criminal que tiene un output ilegal; y en cuanto a la producción y distribución señala legales al trabajo doméstico y a las actividades informales y de ilegales al sector irregular y la actividad criminal.
Pocas veces reparamos en los input, ¿quién produce esos bienes, productos y mercancías que nutren a las actividades informales, irregulares y criminales?
Cada una de estas actividades pertenecen a sectores que responden a una dinámica interna de mercado, con curvas de oferta y demanda entrelazadas a la macroeconomía que si bien no pasan factura a las cuentas nacionales de forma directa a través del pago de obligaciones, derechos, aranceles, tarifas e impuestos, lo hacen respondiendo a su propia dinámica pagando cuotas de extorsión, protección y uso de suelo a líderes, inspectores y funcionarios del gobierno.
*Economista y columnista especializada. Es candidato a doctor por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales.  Puede contactarla en: claulunpalencia@yahoo.com

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