Una delicia libresca: “Investigando el origen de la marimba”, de Gustavo Montiel

Este libro representa una
verdadera aportación
para conocer más sobre
este instrumento que
hace cantar a la madera
Foto:
Azteca 21/Gregorio Martínez M.

• El libro es una antología sobre ese fascinante instrumento musical.
• En “Las Américas” se accede al universo de las librerías de viejo y en junio próximo ofrecerá su promoción de todos los libros a mitad de precio.

A la memoria del ilustre maestro chiapaneco Daniel García Blanco

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 14 de mayo de 2009. Para los que amamos la lectura y los libros –o al revés– no hay nada como introducirnos a una librería de viejo, de ésas que cada vez son más escasas y menos apreciadas. En este sentido, recuerdo una foto del escritor regiomontano y universal Alfonso Reyes, en su casa, específicamente en un pasillo de su inmensa biblioteca, con un libro en los manos. También me hace evocar un pasaje de la novela “Los premios”, del inconmensurable escritor argentino, con cuerpo de gigante y alma de niño, Julio Cortázar cuando dice –escribe– que “Los libros van siendo el único lugar en la casa donde uno puede estar en paz”, algo así. Quiero decir que cuando uno lee no sólo se ensimisma, sino que también se sale de uno mismo, se sale de este mundo para entrar a uno más amable, realmente proteico, en un estado tan similar al místico pero tan asequible y terrenal.

Todo esto viene a cuento porque recientemente acudí a la librería “La Américas” de mi amigo Laurentino Tapia (ah, otra reminiscencia: antes –y aún afortunadamente– los libreros eran amigos de sus clientes-lectores, como evocan José Agustín y Gustavo Sainz a Polo Duarte en varios de sus libros, les recomendaban títulos e incluso charlaban sobre casi cualquier asunto, libresco, claro) y me olvidé casi de todo en sus anaqueles, hurgando títulos, buscando libros sobre música tradicional. ¡Qué escasos! Pero mi estrella lectora está sin duda en buena posición en el firmamento, pues encontré varias piezas dignas de leer y de ser compartidos sus joyeles con nuestros homólogos. ¿Cómo describir la felicidad que se siente al encontrar un libro buscado ansiosamente o uno aparecido de improviso que también nos parece valioso? Arcano, como el mismo enamoramiento.

Mi buen amigo, conocedor de los temas que frecuento, me tenía reservado un librito excepcional: “Investigando el origen de la marimba”, de Gustavo Montiel. Por supuesto, me causó un gusto enorme por tan inesperado hallazgo. A pesar de su humilde apariencia, guarda un tesoro para el lector curioso. Lo coloqué en un librero, a la vista, al alcance de la mano, para leerlo a la primera oportunidad. Y estos días, de proliferación e inoculación del miedo en detrimento de la historia e inteligencia humanas –este artículo bien podría rotularse eufemísticamente “La lectura en los tiempos de la gripe humana”–, estos días, digo, fueron una gran oportunidad de penetrar en el universo mágico que Montiel, autor y editor, compiló en su librito.

Quizás sea conveniente transcribir las palabras que el prolífico escritor colocó en la contraportada de “Investigando el origen de la marimba” y que ilustran el talante quijotesco que definiría, en principio, a un buen lector: “Debido a la indiferencia de las instituciones de tipo cultural, tanto gubernamentales como privadas, creadas para impulsar y coadyuvar en la edición de este tipo de obras de carácter netamente cultural y frente a la tradicional dificultad con que los escritores mexicanos tropiezan ante las casas editoras, me he lanzado por primera vez a la emocionante aventura de editar por mí mismo este libro; espero que tenga buena acogida entre los lectores que gustan de temas de investigación histórica”. Es decir, nos ilustran fehacientemente que un buen lector necesita compartir sus lecturas y vivencias con sus semejantes. Además, oh, tristeza, nos da a conocer que la situación lamentablemente no ha cambiado mucho. Por cierto, es tiempo de reiterar que es una edición de autor, de tres mil ejemplares, realizada en México el 8 de enero de 1985, cuya portada y viñetas interiores son de Rafael Martínez Olmos, y la presentación, de Arrigo Coen Anitúa –de grato recuerdo radiofónico por sus disquisiciones lingüísticas–.

Ya entrando en materia, el autor mexicano, chiapaneco, al parecer, pues en el libro no se consignan datos biográficos, aunque sí abundantes bibliográficos, que hacen desear conseguir más de sus morosos libros, Montiel, pues, dividió su libro en tres apartados: “La marimba de América”, “La marimba de África” y “La marimba universal”, y en cada uno de éstos incluyó fragmentos de autores diversos y los comentó con donaire e inteligencia no exentos de indulgencia.

Los autores incluidos en la primera parte son J. Mario García Soto, Blanca Lydia Trejo, Marcial Armas Lara, Eduardo Arreola, Amador Hernández C., Carlos Ramiro Asturias Gómez, Raúl Fernández Troncoso, Santiago Barberena, Jaime R. Rodas y Rómulo Calzada, quienes en sus escritos tratan sobre el posible origen chiapaneco o guatemalteco de la marimba (por no hacer más largo el artículo no incluyo el título de cada capítulo, pero sí resumo el tema central tratado) ya sea en códices, poemas, cuentos, leyendas, artículo botánico, etcétera.

En la segunda parte figuran Gabriel López, Manuel B. Trens, Alex Haley, Arrigo Coen Anitúa, Enoch Cancino Casahonda, P.O. Colussi-P.I. Cicacci, Julio Verne, Eduardo Selvas, Arthur Alberts, Francisco Durán Mejía, Wolkmar Wentzel, Rosa María Campos, John Akar y Quintín Fernández Acosta Cruz.

En la tercera están Ramón Mena, Daniel García Blanco, Mercedes Camacho, Dhani Nivat, Geroge (sic) W. Long, Castañeda Paganini, Kurt Sachs y el mismo Montiel. En ésta, el autor da cabida a la teoría plausible del origen malayo de la marimba, así como a un magnífico escrito del maestro García Blanco y nos hace anhelar poseer –o por lo menos leerlo– el libro de Camacho.

Por último, incluye una bibliografía para todo el interesado en profundizar acerca del tema, si es que no quedó conforme con lo expuesto en “Investigando..”. Por mi parte, debo agradecer a Gustavo Montiel que escribiera el libro y lo editara, pues compiló abundante y variopinto material para darnos una excelente visión panorámica sobre este instrumento, tan apreciado en México, Guatemala y Nicaragua, y en otros países más, y por él mismo, pues, como apunta Arrigo Coen en la presentación, incluso aprendió a tocarlo, llegando a tener un nivel aceptable de ejecución.

Próximamente comentaré otro libro encontrado sobre el mismo tema en “Las Américas”, sita en José Morán 2-B, en la colonia San Miguel Chapultepec, a tres cuadras de la estación Juanacatlán de la línea 1 del Metro (www.vialibros.net, en Internet), que tendrá su promoción de todos los libros a mitad de precio del 12 al 20 de junio de 2009. Mientras tanto, ¡gracias por leer!

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