Lecheros de España y México en crisis

POR LA ESPIRAL
*Claudia Luna Palencia

-Lecheros de España y México en crisis
-Bajos precios, no recuperan inversión
-Competencia foránea, amenaza

    A mediados del mes de abril, de forma coincidente, en México y España sucedieron protestas por parte de productores de leche, si bien desunidos geográficamente, lo hicieron hermanados por un agobio similar: la presión los está sepultando por los costos de producción y el precio que paga el mercado.
    Ambos países figuran como sendos importadores de leche de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en la lista de los 10 mayores importadores, España y México figuran  en el sexto y séptimo sitio, respectivamente.
    En Madrid,  los productores marcharon  “en defensa del sector lácteo”, lo hicieron con globos en forma de vacas y una vez más  exigiendo al gobierno actuar en pro del  sector.
    Ellos también lo han intentado todo o casi todo para llamar la atención tanto de autoridades como de medios de comunicación con ríos de leche corriendo por las aceras.
    En México, el encono lleva a los productores hasta el mismo corazón del Congreso de la Unión, San Lázaro, se convirtió en una batalla donde el estiércol de las vacas y los petardos de leche en polvo no sirvieron para calmar la furia  de las personas inmersas en el sector que demandan a los diputados intervenir en el precio del lácteo.
    Notorias diferencias: en Madrid los productores no compiten  aún inundados de leche  en polvo que les llega de afuera,  en México sí.
    En España, el sector resiente una problemática  que recae en   más de 10 mil ganaderos que por producir un litro de leche invierten en 35 y 40 centavos de euro, y a cambio el mercado les paga entre 20 y 30 centavos por litro.
    No se recupera la inversión, la vida cada día es más cara, la crisis ha profundizado los problemas, el costo de los insumos es elevado y el mercado está colocando lo más barato y generalmente viene de otro país.
    La preocupación de los productores es mayúscula porque a partir de 2015, España liberalizará la entrada de la leche según especificaciones de la propia Unión Europea de la que es país miembro.
    Por su parte, en México, los productores además de enfrentar la competencia foránea tienen de frente a un competidor mucho más agresivo y desleal  manifestado en miles de toneladas de leche en polvo importadas principalmente desde Estados Unidos y que cuentan además con la aprobación oficial.
    Según datos de la FAO en 2008 México realizó importaciones netas por 34 mil toneladas de leche en polvo, cifra que para 2017 casi duplicaría al llegar a 54 mil toneladas de leche en polvo.
    La industria y el gobierno son principales importadores de leche en polvo, por su bajo precio, su alta capacidad de almacenamiento, la distribución y almacenaje es muy barato y rinde más. Aunque ello signifique un sacrificio en la calidad, que aunque lo nieguen, no es lo mismo un litro de leche extraído de la ubre de la vaca que un abrir una lata de leche en polvo que lleva  guardada varios meses o años y ponerle agua y beberla.
    Que lo rebatan los que defienden la leche Liconsa y que prefieren, argumentando razones presupuestales, comprar toneladas de leche en polvo estadounidense y castigar a los pequeños productores de leche contratados por la empresa gubernamental y que deben conformarse con muy poquito.
    Pero además de una cuestión de calidad impera un problema de fondo: los productores mexicanos tampoco recuperan lo que invierten en producir un litro de leche. En 2006 y 2007 les costaba entre 3.30 y 3.60 pesos por litro, el mercado les pagaba entonces 10 centavos más.
    Con la crisis alimentaria mundial y el encarecimiento de los insumos se logró con el gobierno del presidente Felipe Calderón que se les pagara el litro en 4.58 pesos sobre todo para los 640 pequeños y medianos productores que venden su producto a Liconsa.
    En la más reciente protesta en San Lázaro ellos pidieron, entre otras cosas, que el litro les sea pagado en 5.50 pesos.
    Liconsa dice que no puede hacerlo porque tiene un presupuesto ajustado en 2009 a 3 mil millones de pesos destinado a adquirir mil 300 millones de litros, una buena parte provienen de la leche en polvo estadounidense cuyo precio es de 3.23 pesos.
    Con esta disyuntiva observamos que la liberalización no ha traído ventajas para todos y ha puesto en riesgo casi de desaparecer a muchos sectores, entre éstos el lácteo.
    Crisis que agobia tanto a los productores españoles como mexicanos que en su propia órbita de actuación piden lo mismo a sus respectivos gobiernos: “El cese de los bajos precios que soporta el sector, más control de las importaciones,  créditos baratos,  políticas antidumping y mayor protección a la industria nacional”.
    En el país ibérico temen la liberalización que les llegará después de 2015, en México ya aplica y los estragos pueden ser mayúsculos.
A COLACIÓN
El índice de la FAO para los productos lácteos promedió en  abril de 2008, un 12% menos que su nivel máximo de noviembre de 2007.
El organismo estima que la producción mundial de leche en 2007 aumentó 1.8% a 676 millones de toneladas y en 2008 lo hizo un  2.5%, como respuesta de los productores a los precios altos de 2007
Desde la perspectiva del organismo perteneciente a la ONU, en términos de productos “los precios de las proteínas de leche son los que más han bajado, ya que los de la leche desnatada en polvo disminuyeron un 32% desde el nivel máximo alcanzado en julio de 2007”.
Para la FAO, la escasez de suministros de los exportadores habituales, la fuerte demanda de importaciones, y el agotamiento de las existencias públicas causaron una erupción sin precedente de los precios de exportación de los productos lácteos al final de 2006, que duró durante todo 2007.
En abril, el índice de precios de la FAO para los productos lácteos (base 1998-2000=100) alcanzó un valor de 266, un 12% menos que el máximo histórico de 302 de noviembre de 2007, pero todavía un 25% por encima del valor de abril de 2007.
La disminución, explica,  fue particularmente pronunciada en el caso de la leche desnatada en polvo (LDP), cuyos precios descendieron en abril de 2008 a 3 mil  500 dólares por tonelada, casi un 32% por debajo del nivel máximo alcanzado a mediados de 2007.
“De los principales productos lácteos en comercio, los precios de la LDP son los que más han subido, lo que alentó a los proveedores a aumentar su producción, y ello impulsó la demanda y activó una fuerte corrección en los precios”.
*Economista y columnista especializada. Es candidato a doctor por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales.  Puede contactarla en: claulunpalencia@yahoo.com

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