El Museo Nacional de Arte rinde homenaje a Octavio Paz con la muestra: “Materia y sentido”

En la exposición se reúnen
las más importantes
piezas desde
precolombinas hasta obras
surrealistas y abstractas
del siglo XX en las que
Paz fijó su mirada
Foto: Cortesía INAH

Ciudad de México.- 16 de Abril del 2009.- (INAH) La crítica poética con la que Octavio Paz (1914-1998) vio el arte mexicano, desde las expresiones prehispánicas hasta las manifestaciones modernas y contemporáneas, es corporeizada a través de la exposición Materia y sentido. El arte mexicano en la mirada de Octavio Paz, “acto final” del homenaje nacional al Premio Nobel de Literatura, con motivo de su décimo aniversario luctuoso.

A partir de este jueves 16 de abril y hasta agosto próximo, la muestra organizada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a través de los institutos nacionales de Antropología e Historia, y de Bellas Artes (INAH e INBA), estará distribuida entre el primer y segundo pisos del Museo Nacional de Arte (Munal), en convivencia con sus salas permanentes.

Con base en los textos reflexivos-poéticos reunidos en Los privilegios de la vista, dedicado al arte mexicano —séptimo tomo de los 15 que comprenden las obras completas de Paz editadas por el Fondo de Cultura Económica—, es que transcurre esta exhibición que comprende 320 piezas, desde precolombinas hasta surrealistas y abstractas del siglo XX.

La mayoría de esta colección, 210 piezas, pertenecen al propio Munal (Tacuba 8, Centro Histórico, Ciudad de México). El resto de la misma procede de otros acervos institucionales y particulares.

En conferencia de prensa, Miguel Ángel Echegaray, coordinador de asesores de la Dirección General del INAH, se manifestó complacido por la colaboración entablada con el INBA y que posibilitó llevar a cabo Materia y sentido…, sin duda, “una de las exposiciones más importantes que podrán visitarse en México en este 2009”.

La muestra realizada bajo el concepto curatorial del productor y director cultural, Héctor Tajonar  (amigo de Paz), abre temáticamente con El espejo de la dualidad, una reflexión de Paz acerca de la unidad cosmogónica de Mesoamérica (1500 a.C.-1519 d.C.) y que es materializada con destacadas piezas de distintas culturas prehispánicas, una veintena de ellas, provenientes del Museo Nacional de Antropología, adscrito al INAH.

El director de ese recinto, el arqueólogo Felipe Solís Olguín, colaboró en la selección de las piezas que incluyen, por ejemplo, un Chaac Mool maya; el Monumento 19 de La Venta, Tabasco; un hacha antropomorfa de origen totonaco, una escultura mexica de la diosa Xochipilli, figuras humanas de la Isla de Jaina, Campeche; un monolito del dios Tláloc de la región del centro de Veracruz; y una almena teotihuacana.

Echegaray, también escritor y quien participó con un texto en el catálogo de la exposición, comentó que en toda la obra de Paz, sea en la poesía o el ensayo político, gravita un conocimiento muy importante sobre el mundo y las culturas precolombinas.

 “Buena parte de sus ideas en torno a la génesis de las estructuras políticas mexicanas tienen que ver con ese pasado prehispánico, con los sistemas teocráticos, el simbolismo de las pirámides y la construcción de territorios de poder y sacrificio. Es interesante comprender que Paz pertenece a una generación a la que le importaba el acercamiento con esas antiguas civilizaciones.”

Al respecto, Héctor Tajonar, abundó que la cercanía de Octavio Paz con el mundo mesoamericano, se remonta a su infancia y su deambular por Mixcoac —al sur de la ciudad de México—, donde se ubicaba la casa de su abuelo, el escritor Irineo Paz (1836-1924). En las inmediaciones de la misma pueden observarse unas “ruinas” prehispánicas hasta el día de hoy.

Las incursiones a este sitio arqueológico, el niño Paz las realizaba en compañía de sus primos y de su amigo Salvador Toscano (el cineasta), quien años más tarde, en 1944, escribiría el primer libro dedicado al arte prehispánico en el país: Arte precolombino y de la América Central.

Por otra parte, cabe mencionar que para las secciones: La espada, la cruz y la péndola, y Sor Juana y los derechos del intelecto, de Materia y sentido…, el Museo Nacional de Historia “Castillo de Chapultepec”, del INAH, cedió temporalmente obras sobresalientes como el retrato de la “Décima Musa” realizado por Miguel Cabrera en 1751.

Asimismo, en el apartado dedicado a la producción del artista Hermenegildo Bustos, se encuentran un par de cuadros perteneciente al Museo Regional de Guanajuato “Alhóndiga de Granaditas”: Marcos Orozco (1861) y Doña Refugio María S. de Muñoz (1888).

En la exposición se reúnen así las más importantes obras del quehacer plástico mexicano en las que Octavio Paz fijó su mirada. Se pueden apreciar obras de artistas como José María Velasco, José Guadalupe Posada, Ángel Zárraga, Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Gerardo Murillo “Dr. Atl”,  Frida Kahlo, María Izquierdo, Remedios Varo, Juan Soriano, Rufino Tamayo, Alberto Gironella y Marie José Paz.

Para Héctor Tajonar “el propósito de la crítica poética de Octavio Paz fue la de involucrar al espectador en un diálogo, en una comunión de la experiencia estética. Ese es el fundamento de sus escritos, por eso resultan tan apasionantes.

 “Octavio Paz es el heredero de esta tradición, de los poetas que escriben sobre arte con un conocimiento muy sólido, pero también con una inspiración no sólo en el lenguaje sino en la forma de ver la obra. Por eso el título de esta exposición, basado en un ensayo suyo: Materia y sentido”, concluyó.

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