Conmemoran a Sor Juana Inés de la Cruz en su 314 aniversario luctuoso

Antes de tomar el hábito
fue Juana de Asbaje y
Ramírez, hija natural de
la criolla Isabel Ramírez
de Santillana y el vizcaíno
Pedro Manuel de Asbaje
Foto: Cortesía
museosdemexico.org

Ciudad de México.- 17 de Abril del 2009.-  El mejor homenaje que se puede rendir a la "Décima Musa" es leer su obra, aseguró este día Sandra Lorenzano Schifrin, vicerrectora académica de la Universidad del Claustro de Sor Juana, al evocar el 314 aniversario luctuoso de esa mexicana ilustre.

Durante la ceremonia cívica que tuvo lugar ante la monumental estatua sedante de Sor Juana, en esta ciudad, Lorenzano hizo una alegoría del origen del hombre sobre la Tierra, citó al padre Adán y a su primera compañera, Lilith, con quien nunca se pudo llevar bien dado su carácter.

Explicó que ese personaje siempre pensó que tenía los mismos derechos que Adán y desde ahí nacieron los problemas. Al ver eso, Dios la borró, la desintegró y entonces creó a Eva, quien llegó al mundo con una actitud pasiva, de sumisión y eso agradó más al señor Adán, quien la sometió.

"Sor Juana debe ser nieta, bisnieta o tataranieta de Lilith, pues vino al mundo con el mismo carácter fuerte, libertario e irreverente", señaló la académica de la Universidad del Claustro de Sor Juana. "Ambas se parecen en su pasión por el conocimiento, por apasionadas y por ser respondonas".

Recordó que en su época quisieron callar a Sor Juana y, sin embargo, "hoy sus ideas transgresoras la tienen ubicada como un icono de la mujer que debe ser. Es una figura nacional que va más allá de estar presente en los billetes de 200 pesos", agregó Lorenzano ante decenas de mujeres reunidas.

La ceremonia fue presidida por esa funcionaria y una amplia comitiva del gobierno de la Ciudad de México y del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal que encabeza Martha Lucía Mícher Camarena, quien organizó el acto frente al monumento ubicado en la calle San Jerónimo, en el centro.

Antes de la participación de Lorenzano Schifrin, la senadora María de Lourdes Rojo e Incháustegui leyó un fragmento de un poema de Sor Juana y se realizaron los honores a la Bandera Nacional. La Banda de la Secretaría de Cultura local amenizó la mañana con música festiva y fúnebre.

Tomaron el micrófono Una a una de las representantes de los institutos y dependencias de gobierno encargadas de procurar justicia y bienestar a las mujeres que viven en esta capital, quienes soportaron estoicamente los candentes rayos del Sol que cayeron como plomo sobre esa plaza pública.

Cada una de las oradoras recordó diferentes pasajes y aportaciones de la vida y obra de la monja de San Jerónimo, Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695), como la máxima figura de las letras mexicanas, desde su nacimiento en la hacienda de San Miguel Nepantla, el 12 de noviembre de 1648.

Su nombre, antes de tomar el hábito, fue Juana de Asbaje y Ramírez, ya que fue hija natural de la criolla Isabel Ramírez de Santillana y el vizcaíno Pedro Manuel de Asbaje.

Se crió con su abuelo materno Pedro Ramírez, en la cercana hacienda de Panoayan, se recordó durante la ceremonia cívica.

Igualmente se destacó que su genio se manifestó desde temprana edad, pues habiendo estudiado apenas las primeras letras en Amecameca, a los tres años ya sabía leer, a los siete pedía que la mandaran a estudiar a la Universidad y a los ocho escribió una loa para la fiesta de Corpus.  (Notimex)

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