Sentido adiós al profesor, poeta y promotor cultural Néstor Agúndez Martínez en Baja California Sur

El maestro Agúndez deja
de legado una importante
obra de promoción cultural
y de cultivo del soneto
en Baja California Sur
Foto: Cortesía
Instituto Sudcaliforniano de Cultura

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 10 de abril de 2009. El pasado 26 de marzo, el profesor, escritor y promotor cultural Néstor Agúndez Martínez, de 83 años, falleció en Todos Santos, Baja California Sur. El poeta nació en este mismo lugar el 27 de febrero de 1926, estudió en la Escuela Normal Superior de Nayarit, fue subdirector y maestro de la Escuela Secundaria de su pueblo natal y colaborador de diversas publicaciones culturales.

Entre sus libros publicados están “Voces del tiempo” (1970), “Huellas de nuestro tiempo” (1977) y “Sobre la piel del arroyo” (1983). Los últimos 30 años de su vida dirigió el Centro Cultural que lleva su nombre en la misma población.

De acuerdo con información proporcionada por el Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC), el sábado 28 de marzo, a las nueve de la mañana, el Gobierno del Estado, el XIII Ayuntamiento de La Paz y la Delegación de Todos Santos llevaron a cabo un homenaje de cuerpo presente en el Centro Cultural susodicho, que lleva el nombre del escritor desde abril de 2002, como un reconocimiento al trabajo de promoción cultural que desarrolló toda su vida.

Según la misma fuente, Elsa de la Paz Esquivel Amador, directora del ISC, dijo que una de las últimas participaciones públicas del poeta fue en la presentación del libro “Cien de catorce. Sonetos de Néstor Agúndez”, en junio del año pasado, en La Paz, en el que Juan Melgar recoge la biografía, ideario y preocupaciones de uno de los primeros promotores culturales conscientes que tuvo el suelo sudcaliforniano.

Se añade que en esa ocasión, Agúndez Martínez, al recordar sus primeros años como poeta, expresó: “Cuando conocí la estructura del soneto encontré la herramienta expresiva que tanto había buscado”. En sus sonetos abordó temas de épocas diferentes, del pueblo de Todos Santos y sus personajes, de la vida artística y paisajes, reflexiones de días festivos y geografías. “El arte y la cultura entran al espíritu cuando se practican, cuando se viven”, agregaría el promotor cultural.

Respecto de premios y reconocimientos, le contó en entrevista a Juan Melgar: “Una vez estuve a punto de ingresar a la Academia Internazionale Pontzen di Arti, como académico de mérito, pero no pude concretar el ingreso: me hicieron falta los diez dólares que costaba la inscripción. Sucede, sobre todo entre poetas pobres. También me hicieron el honor de concederme aquí en Sudcalifornia la medalla ‘Rosaura Zapata’, pero renuncié a ella para que le fuera entregada a mi maestra Columba Salgado Pedrín, como un homenaje de admiración y agradecimiento. Del Gobierno Federal recibí dos medallas: la ‘Maestro Rafael Ramírez’ y la ‘Ignacio Manuel Altamirano’. No quiero cansar a nadie con la lista de reconocimientos otorgados por sindicatos, clubes de servicio, universidades… Pero sí voy a presumir uno que me otorgó la Orden Brasilera Dos Poetas da Literatura de Cordel, por mis ‘relevantes servicios prestados a la Clase Trovadoresca’, según decía el texto fechado en Salvador, Bahía, Brasil, el año de 1983. Y otra, la bendición apostólica que me dio años atrás el Papa Juan XXIII, o la comunicación que me envió el secretario general de las Naciones Unidas, Boutros Ghali, o el ‘Botón de Plata’ que me otorgó un grupo ambientalista y pacifista por mis sonetos a favor de la paz y la concordia universal”.

El mismo entrevistador señala, a modo de conclusión y homenaje: “Son las palabras de un educador, un poeta, un promotor cultural incansable, un hombre íntegro, orgullo de sudcalifornidad. Descanse en paz Néstor Agúndez Martínez, el maestro”.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

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