Monte Albán, centro político, económico y cultural zapoteco, llegó a tener hasta 35 mil habitantes

Monte Albán es reconocida por sus
piedras grabadas y las urnas
de cerámica gris que representan
a sacerdotes ricamente ataviados
Foto: Cortesía Sitio Oficial

Oaxaca .- 15 de Marzo del 2009.- La ciudad prehispánica de Monte Albán, antigua capital de los zapotecos, erigida sobre un conjunto de cerros donde se unen los tres valles de Oaxaca: Etla, Zimatlán y Tlacolula, floreció entre los años 500 a.C. y 800 d.C., además de ser una de las primeras urbes en establecerse en Mesoamérica.

Sus fundadores provenían de comunidades del valle y hablaban una versión antigua del zapoteco, quienes cortaron y nivelaron las crestas y los costados de los cerros para construir los edificios a la imagen de los mismos.

En su época de mayor esplendor llegó a tener hasta 35 mil habitantes, era en la que la cultura zapoteca llegó a abarcar el territorio del actual estado de Oaxaca, sur de Puebla y este de Guerrero.

Monte Albán es reconocida por su bella arquitectura, sus piedras grabadas y las urnas de cerámica gris que representan a sacerdotes ricamente ataviados, lo que denota la creencia en una vida después de la muerte, todo lo cual fue encontrado en las casi 190 tumbas hasta ahora descubiertas.

Además de ser considerada la ciudad de la cultura zapoteca más importante, los valles que circundan a Monte Albán favorecieron la obtención de recursos, como plantas medicinales, frutos y semillas de plantas silvestres, insectos comestibles y animales de caza, que permitieron la supervivencia de sus pobladores y creación cultural.

También obtuvieron piedra cal y adobe para la construcción, así como barro para la elaboración de cerámica y otros productos, que con orgullo llevan el sello de los artesanos oaxaqueños.

Hacia el año 800 d.C. descendió el número de sus habitantes; sin embargo, el descubrimiento de la ofrenda de la tumba siete demuestra que la ciudad continuó habitada y utilizada como lugar sagrado hasta la llegada de los españoles. En 1987 fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

Desde su fundación, año 500 a.C., hasta el 100 a.C., el sitio fue el centro principal de poder político y económico de la región. En esta etapa se inició la nivelación de la parte superior del sitio y la plaza central. Este periodo corresponde a la culminación y decadencia del mundo olmeca.

Entre 100 a.C. y 250 d.C. sus habitantes continuaron con la nivelación de la plaza, y por los datos obtenidos de hallazgos arqueológicos, es evidente que tuvieron contacto con grupos mayas de Chiapas y Guatemala, de donde proviene el culto al murciélago.

Uno de los edificios más notables de esta época es el conocido como Montículo J, el cual se encuentra en el centro de la plaza mayor.

La tercera etapa se refiere al periodo Clásico, marcando el apogeo de la cultura del valle, no sólo de la civilización que se asentó en Monte Albán sino que también tiene correspondencia con el desarrollo y apogeo de las culturas mesoamericanas. Este periodo se divide en dos subfases:

Durante 250-650 d.C. recibe influencias de Teotihuacán, las cuales se manifiestan en la decoración de edificios, piezas de cerámicas y tumbas. La segunda es la de mayor florecimiento e inicia a la caída de Teotihuacán y termina en 800 d.C.

En esta subfase fue construida la mayor parte de los edificios que hoy se pueden apreciar, cubriendo a otros de épocas anteriores.

Monte Albán IV (800-1325 d.C.), abarca hasta la caída de los grandes centros urbanos y el surgimiento de señoríos y cacicazgos que poblaron ciudades más pequeñas, presentándose el cese de la construcción de estructuras monumentales y disminución de población.

La quinta y última fase (1325-1521 d.C.) es conocida porque los mixtecos invadieron el valle y se asentaron en lugares cercanos como Zaachila y Xoxocotlán. Este grupo hizo ceremonias y enterramientos en la antigua capital zapoteca.

Existen en Monte Albán varias estelas que en su superficie contienen texto escrito en forma de jeroglíficos, los cuales no tienen representadas figuras animales ni humanas.

Muchos de los jeroglíficos esculpidos representan números, los cuales permiten demostrar que los habitantes de la región ya poseían un gran conocimiento matemático y astronómico del cual se conoce muy poco.

Una de las estelas, la mayor de Monte Albán, mide aproximadamente seis metros de altura y está orientada astronómicamente, alineada perfectamente en dirección norte con la estrella polar.

Entre los tesoros más importantes encontrados en Monte Albán se numeran los trabajos de oro, plata, turquesa, jade y hueso, descubiertos a través de las excavaciones realizadas en las tumbas zapotecas.

Las piezas rescatadas se encuentran exhibidas en museos y muestran la calidad de los trabajos de orfebrería y los finos trabajos realizados en metal. (Notimex)

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