Rescatan manuscritos del ex convento de Cuitzeo hechos por frailes agustinos en el siglo XVI

El estudio del acervo ayudará a
conocer de manera más
profunda la riqueza cultural
de la ruta de Vasco de Quiroga
Foto: Cortesía INAH

Ciudad de México.- 4 de Marzo del 2009.- (CONACULTA) Una por una, cientos de páginas de manuscritos hechos por los frailes agustinos en el siglo XVI, y de libros del siglo XIX, atacadas por guano de murciélagos y polvo que el tiempo acumuló en los ejemplares, fueron limpiadas por restauradores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con la finalidad de conservar las obras que integrarán una biblioteca histórica especializada en la región de Michoacán.

 

El acervo pertenece al fondo bibliográfico del ex convento de Cuitzeo. Lo integra un total de 358 expedientes de manuscritos del siglo XVI de la orden Agustina, que describen la vida cotidiana de los antiguos habitantes de la Provincia de Michoacán; está compuesto por mil 57 libros, la mayoría del siglo XIX, así como testigos de esa misma época, entre los que se encuentran cartas, separadores de seda, postales y fotografías.

 

Además de los trabajos de conservación, el acervo total del ex convento fue catalogado por especialistas de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH); la base de datos ahora está disponible para ser consultada por el público en general y especializado.

 

La habilitación de la biblioteca del ex convento de Cuitzeo forma parte del proyecto de recuperación del inmueble, considerado uno de los más importantes ejemplos de la arquitectura religiosa de los primeros años del virreinato de la Nueva España. Los trabajos los realiza el INAH conjuntamente con la Secretaría de Turismo (Sectur), el Gobierno del Estado de Michoacán y la asociación civil Adopte una Obra de Arte Morelia.

 

Miguel Nájera, subdirector de Documentación de la BNAH y quien coordinó el trabajo de catalogación, explicó que     las condiciones en que se encontraba almacenado el acervo no eran las más adecuadas para su conservación debido a la acumulación de polvo, aunado a plagas de insectos y murciélagos, cuyo guano afectó lomos y pastas de los libros.

 

El primer paso fue hacer una estabilización del fondo: “Consistió en limpiar hoja por hoja de cada uno de los libros, después de retirar todo el polvo, se les hizo una fumigación general y se procedió a su guardado en mejores condiciones de conservación: se envolvieron en papel libre de ácido y se llevaron a una sala con las características adecuadas”.

 

El trabajo de estabilización por restauradores de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, también contempló una evaluación de los casos de libros que necesitarán una intervención mayor, los cuales suman alrededor de 100 ejemplares y serán tratados posteriormente.

 

Una vez estabilizados manuscritos y libros, el personal de la BNAH dio paso al registro y catalogación del acervo y elaboró una base de datos que ya está disponible para consulta, tanto para usuarios en general como para investigadores especializados en temáticas de la región, explicó Nájera.

 

La base de datos esta organizada por temáticas, periodos y años, de tal modo que cuando se consulta una opción, da como resultado un listado con todos los libros y documentos en existencia del tema elegido. Esa información bibliografía se puede imprimir, se puede llevar en CD o se puede enviar por correo electrónico, dijo.

 

El bibliotecario detalló que los manuscritos, entre los que se encuentran constancias de bautismo, testimonios territoriales y de agua, describen la vida de los antiguos habitantes de la Provincia de Michoacán: hablan de la riqueza de la zona, de cómo estaba organizada la comunidad, ofrecen información de las actividades económicas de la población; y también refieren asuntos sociales. Destacó que durante la Colonia la iglesia era la institución que tenía los registros poblacionales más exactos.

 
“Se trata de un archivo de suma importancia porque habla de la vida cotidiana, historia, conformación, evangelización y desarrollo económico de la comunidad; del tipo de frailes que llegó al ex convento: qué leían, cómo se preparaban; habla de los tipos de naturales de la región y cómo trabajaban con ellos los religiosos; es una muestra de la Provincia de Michoacán a la que pertenecía también San Luis Potosí”.

 

Nájera también informó que como parte del archivo histórico, los bibliotecarios encontraron un inventario de las cosas que existían en el espacio conventual: “Es un documento de 1857 que da cuenta del orden que tenían los habitantes del convento; dice cuántas celdas, frailes y objetos de cocina había, también están asentadas las características de dichos objetos y menciona los libros que resguardaba la biblioteca, lo que ayudó a determinar cuáles son obras originales”, dijo.

 

En lo que se refiere al acervo bibliográfico explicó que la mayor parte corresponde al siglo XIX, pero hay tres libros del siglo XVI de temas teológicos, dos de los cuales son relevantes porque fueron publicados por los primeros impresores de la antigua Valladolid (hoy Michoacán).

 

Destacó que este fondo no tuvo saqueos, ya que la mayoría de documentos en existencia están dentro del inventario del ex convento; lo que permite tener una idea fiel de lo que había en la biblioteca.

 

Durante el proceso de limpieza se encontraron lo que se le llama objetos testigos, es decir, cartas, postales, fotografías, pedazos de tela bordada, barras de plata, usados como separadores. Del conjunto se hizo un inventario, se fotografió y se resguardó, informó Nájera.

 

Para el proyecto de creación de la biblioteca histórica se eligió un espacio dentro del convento, que cubre las necesidades de conservación del acervo tanto ambientales como libre de insectos y roedores; se consideró el tipo de piso y estantería así como los materiales adecuados para la conservación.

 

El especialista destacó que la biblioteca físicamente no se alterará en su clasificación; se respetará el orden en que se encontraron acomodados los libros porque se trata de una pieza histórica en todo su conjunto y parte del trabajo consiste en conservarla como tal. Con este fin los libros fueron bajados de sus estantes respetando su clasificación original: de estante, charola y número.

 

El espacio contará con una Galería en la que el público podrá apreciar los testigos, algunos documentos y libros antiguos, exhibidos como pieza del mes. Cabe destacar que la comunidad es muy cálida, tiene  mucho contacto con su iglesia, con su convento y con sus libros; está muy interesada en su acervo y desea mantenerse cercana a éste.

 

En una segunda etapa del proyecto se consolidará la infraestructura de la biblioteca, se acomodarán los estantes fijos, se colocarán las cajas donde va a quedar el archivo para consulta, con las medidas de seguridad necesarias.

 

Miguel Nájera también informó que el acervo conventual se incrementó con la donación de la Biblioteca de Elisa Vargaslugo, una especialista en arte virreinal que entregó alrededor de títulos para su conservación y uso en este recinto cultural.

    
Otro aspecto de especial interés dentro del proyecto de habilitación de la Biblioteca de Cuitzeo es que los investigadores tengan acceso a los materiales del fondo conventual para que a través de la consulta se le de impulso al conocimiento de la región.

 

“Cuitzeo es un ejemplo de lo que se puede lograr con el apoyo de la comunidad, del gobierno del estado y de instituciones civiles”, señaló el investigador. En el caso de la biblioteca, si bien los libros estaban resguardados, no había quien los trabajara, ahora ya es una realidad esa posibilidad y el estudio del acervo ayudará a conocer de manera más profunda la riqueza cultural de la ruta de Vasco de Quiroga”, finalizó.

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