Un lazo de solidaridad

POR LA ESPIRAL
*Claudia Luna Palencia

-Un lazo de solidaridad
-Iniciativas personales
-Una puesta a prueba

 Crisis financiera con traslado al sector real de la economía de magnitud y duración desconocidas, son tiempos difíciles con duros desafíos que sólo podrán ser superados por la inteligencia, el talento y la solidaridad.
 No es cuestión únicamente de sentarse a esperar las reacciones y acciones instrumentadas por el gobierno, el ánimo debe templarse con la participación voluntaria de las personas, diría que así como la fortaleza del Estado está a prueba, el rol de la ciudadanía también.
 Merece la pena involucrarse por nuestro propio bien y el de la sociedad en tratar de suavizar el golpe del desempleo y sus efectos sociales.
 En Francia, cuna de la Revolución Francesa y del legado universal de la igualdad, libertad y fraternidad, paraguas que refrenda que  todos nacemos siendo iguales y con derechos inalienables que nadie puede arrebatarnos, los ministros del presidente Nicolás Sarkozy, manifiestan seria preocupación por la irrupción social por venir ante el gran descontento de la masa de parados y afectados por una crisis que no provocaron pero de la que son víctimas principales.
 Es muy claro, ¿qué harán en la calle  millones de  trabajadores despedidos de sus puestos laborales? ¿Qué pasará cuándo el seguro de desempleo otorgado por los gobiernos de algunos países desarrollados termine y sigan sin colocarse?
 En ese horizonte, el drama social: más problemas familiares, aumento de divorcios, incremento de la violencia familiar, alza de la mendicidad, de la prostitución y de robos y delitos. En suma, mayor pobreza.
 De forma generalizada las personas más afectadas provendrán de la clase media trabajadora, sin excepción tanto en países desarrollados como subdesarrollados, son las personas que mayor deterioro padecerán en su nivel de vida y poder adquisitivo.
 Muchas familias de clase media bajarán a la pobreza y algunas resistirán lo más que puedan restringiendo sus niveles de consumo, renunciando a muchas cosas y actividades, todo sea por ajustarse el cinturón.
 Asimismo los inmigrantes lo pasarán muy mal serán las otras víctimas de la crisis porque sin empleo la mendicidad, prostitución y delincuencia son las otras opciones para sobrevivir.
 Precisamente en algunas ciudades en España va notándose de forma intensa los primeros estragos del desempleo, en la capital, Madrid tiene más gente pidiendo en la calle de lo usual, en el metro, rumanos y búlgaros explican en cartelones que llevan días sin trabajar y sin un solo euro, acuden a la caridad de la gente para comprar algo que llevar a  la familia.
 También hay sudamericanos y españoles pidiendo en la calle una monedita o lo que sea. Los comedores sociales dispensados por la Comunidad de Madrid están a tope, así como albergues y resguardos porque además de la crisis, el clima tampoco ayuda.
 En el sur de España, la cosa es más complicada, en Andalucía, por su compleja economía la desaceleración del PIB español es mayúscula entre los andaluces y en la buena cota de extranjeros que antes tenían un hueco en la construcción, el campo y  el turismo.
 Sevilla y Málaga, dos ciudades destacadas turística y financieramente hablando, van llenándose de carteristas, cristalazos en los automóviles, robos de la compra del supermercado a las afueras de las tiendas de autoservicio; de gente española y africana pidiendo una limosna.
 Las filas en los servicios de desempleo son interminables así como la petición de auxilio por parte de la población afectada  en las Organizaciones No Gubernamentales (ONG´s).
 Ayer,  un amigo español meditaba preocupado: “Si este verano llegamos a los 4 millones de desempleados, ¿qué vamos a hacer con tanto rumano, búlgaro, africano y sudamericano desempleado?”.
 Esto no es aislado, cuestionamientos de este tipo suceden por todo el planeta, el fenómeno migratorio tiene en la crisis su peor muro de contención y  rechazo.
SERPIENTES Y ESCALERAS
   Lo mejor de todo sería pasar de la preocupación por los efectos adversos de la crisis a la ocupación, a crear lazos,  demostrar que podemos tendernos una mano unos a otros, sin importar raza, credo o religión porque antes que nada somos seres humanos. Por encima de todo debe primar la inteligencia del ser humano.
 ¿Por qué si acontece un tsunami en Indonesia la sociedad civil mundial se moviliza para ayudar a la gente en desgracia participando de distintas formas y  através de diversos canales no gubernamentales, empero, no reacciona para ayudar a las personas afectadas por el tsunami financiero-económico?.
 Me refiero a que son tiempos para que empresarios bajen sus precios, lancen ofertas, sacrifiquen un poco en aras de apoyar a la sociedad, el lucro y la ambición desmedida han sido trampas perversas así como el consumismo ha creado un espejismo de bienestar que hemos visto evaporarse.
 Mucha razón tienen los ministros de Sarkozy por temer que las cosas en un futuro inmediato se salgan de control, no puede ser que una avenida sea testigo de personas que llegan con limosina a comprar ropa carísima de diseñador, bolsos de precios exorbitantes y en la acera de enfrente haya jóvenes deambulando pidiendo caridad, ex trabajadores tronándose los dedos para resolver la  comida única que harán en su casa.
 Ayer mismo dialogué con un desempleado de la construcción, él entró al McDonald´s de Plaza Mayor en Málaga, España, estábamos en la misma fila, me comentó que llevaba dos semanas haciendo una comida al día que consistía en una hamburguesa con queso que antes costaba dos euros y que bajó a 1 euro en los últimos tres días porque leyó que McDonald´s iba a solidarizarse con sus clientes reduciendo precio por unos meses. “Y así como yo hay otros compañeros españoles o inmigrantes”.
 Quizá por eso apelo a la otra solidaridad, a la de las personas, esta vez no se trata de hacer acopio de alimentos para enviarlos a otro país, más bien  ayudar un poco a las personas que están sufriendo más los costos de la crisis, y créame no están muy lejos.
 Si usted amigo lector no es de los que gusta regalar dinero, dar una limosna, por lo menos, le pido que no tire la comida de su casa, haga unos bocadillos y repartarlos, tenga un gesto generoso todos los días, recuerde que más  de mil millones de personas sufren por hambre.
*Economista y columnista especializada. Es candidato a doctor por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales.  Puede contactarla en: claulunpalencia@yahoo.com

 

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