Comprueban mediante antropología física, la deformidad facial del gobernante maya Ukit Kan Lek Tok’

El labio partido del soberano,
 se observa en el citado
pendiente de hueso sobre el
cual se talló una imagen de él
 Foto: Cortesía INAH

Ciudad de México.- 6 de Enero del 2009.- (INAH) Un retrato grabado en un pendiente de hueso, revela el rostro deforme del gobernante maya Ukit Kan Lek Tok’, cuyo mandato entre los años 770 y el 801 d.C., dio su máximo esplendor a la urbe de Ek’ Balam (en la parte centro oriental de Yucatán). Ahora, la fisonomía del ahaw ha sido corroborada mediante estudios de antropología física.

 

Los investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Leticia Vargas de la Peña y Víctor Castillo Borges, codirectores del Proyecto Arqueológico Ek’ Balam, mencionaron que en esa representación del soberano (parte de su ofrenda funeraria), se observa un semblante definido por la mandíbula desviada y el labio superior partido.

       

Análisis realizados por la antropóloga física, Vera Tiesler —adscrita a la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady)—, a los restos óseos del mandatario, constataron varias patologías que dieron a su rostro ese aspecto particular, problemas físicos que iban desde la presencia de sarro y caries en 23 piezas dentales, hasta procesos alveolares (de las cavidades de los maxilares) crónicos.

 

Se detectó que Ukit Kan Lek Tok’ padeció tres infecciones severas, una de las cuales afectó sus molares y premolares, ocasionando la pérdida en vida de cinco dientes, una reducción notable en la altura de la mandíbula derecha, y  que el tejido óseo de los alvéolos no evolucionara totalmente. Todo lo anterior, perjudicó la simetría de la faz del personaje.

 

Los estudios de Tiesler, arrojaron a su vez la presencia de un prognatismo (marcado abultamiento e inclinación de la mandíbula inferior) de ambos incisivos centrales superiores, que sumado a los procesos crónicos señalados, influyeron en la fractura completa de la pieza superior derecha, la cual pudo ocurrir debido a un golpe, poco antes del deceso del gobernante.

 

 El labio partido de Ukit Kan Lek Tok’ —imposible de ver en su mandíbula superior—, se observa en el citado pendiente de hueso sobre el cual se talló una imagen de él, y en donde una hendidura en lo que corresponde a su boca, es aún perceptible.

 

“Podemos decir que el pendiente de hueso es el único retrato, hasta ahora conocido, que muestra el aspecto físico que tuvo el gobernante al final de su vida, pues en otras imágenes se le representa joven y en su mejor forma”, comentaron los arqueólogos Leticia Vargas y Víctor Castillo, del Centro INAH Yucatán.

 

Ambos especialistas señalaron que otro ejemplo en el que se demuestra este defecto facial es la tapa de la Bóveda 15, que cerraba el recinto donde se ubicó la cámara mortuoria del ahaw. En ésta, es representado como dios joven del maíz y “la lesión fue claramente representada en el rostro de la deidad”.

 

Los restos de Ukit Kan Lek Tok’ fueron depositados en un recinto conocido como Sak Xok Naah o “Casa Blanca de la Lectura” (en el cuarto nivel del edificio denominado como Acrópolis), que destaca por su magnífica fachada zoomorfa y en la que se representó al gobernante sentado en su trono, reposando sobre el hocico del monstruo de la tierra.

 

Este espacio, explicaron Vargas y Castillo, “además de tener en su interior una banqueta de extraordinaria decoración, con cuatro mascarones de estuco modelado con la imagen de K’in, la deidad solar, tuvo como destino final albergar la tumba real de Ukit Kan Lek Tok’.”

 

“Los restos mortales del soberano estuvieron acompañados de una rica ofrenda, compuesta por 21 vasijas y más de siete mil piezas de jade, concha, hueso y pirita, además de algunos materiales poco comunes como un pendiente de oro en forma de rana y tres perlas”.

 

Este gobernante maya también es representado en otros objetos y monumentos de la zona arqueológica de Ek’ Balam, por ejemplo, la Columna I (empotrada originalmente en el muro que cubría el  Sak Xok Naah), un vaso cilíndrico trípode y la Estela I, en los que se le alude como gran guerrero, contendiente del juego de pelota y ancestro divinizado, respectivamente.   

 

Cabe mencionar —precisó Víctor Castillo—, que debido a la ubicación del glifo emblema, ahora se conoce el nombre verdadero del antiguo reino: Talol. Sin embargo, no se descarta que Ek’ Balam (“Lucero jaguar”, en lengua maya) haya sido la denominación para su capital, pues en otros vestigios se han encontrado citas sobre éste último.

 

Los expertos del INAH concluyeron que los variados textos glíficos y las numerosas imágenes recuperadas hasta la fecha en Ek’ Balam —pintados en diversas superficies, labrados en la piedra y modelados en el estuco—, han dejado percibir una parte significativa de su historia y de su importante desarrollo en el Clásico Tardío/ Terminal (600/850-900 d.C.).

 

“Este florecimiento fue impulsado por sus gobernantes y especialmente por Ukit Kan Lek Tok’, quien dejó en su palacio real, en el corazón del reino de Talol, múltiples constancias de su presencia y poderío, en un conjunto espectacular de fachadas e interiores”.

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