“Navidad mexicana” circulará por los rincones del orbe, a través de un par de timbres conmemorativos

Las estampillas postales reproducen
dos óleos de valor incalculable,
resguardados en el
'Museo Nacional del Virreinato'
Foto: Cortesía INAH

Ciudad de México.- 11 de Diciembre del 2008.- (INAH) La “Navidad mexicana” circulará por todos los rincones de nuestro país y del mundo, a través de un par de timbres conmemorativos que reproducen dos importantes obras pictóricas resguardadas en el Museo Nacional del Virreinato (MNV): la Adoración de los pastores, de Cristóbal de Villalpando; y la Adoración de los reyes, un anónimo flamenco.

Las estampillas puestas en circulación serán no sólo deleite de filatelistas sino de todo aquel interesado en conocer la riqueza patrimonial de México, bienes —en este caso muebles— que son custodiados en gran medida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) mediante sus diversas dependencias.

De esa manera, el INAH en colaboración con Correos de México, Servicio Postal Mexicano, cumple con una de sus tareas fundamentales: la difusión de la cultura. Por únicamente 6.50 pesos y 10.50 pesos, respectivamente, quien acuda a la oficina de correos (el tiraje fue de 200 mil ejemplares) podrá compartir con el destinatario, la belleza de los citados óleos del siglo XVII.

En la ceremonia del primer día de emisión de los timbres, realizada en la sede del MNV: el  Ex Colegio de San Francisco Javier, Tepotzotlán, Estado de México; Cecilia Genel, directora de esa instancia, expresó que “estas acciones refrendan el compromiso con la conservación, investigación, y difusión del patrimonio cultural, así como con la preservación del medio de comunicación por excelencia: el correo”.

Jaquelin Calderón Garrido, subdirectora de Filatelia de Correos de México, comentó que este organismo ha buscado promover el acervo histórico – cultural con que cuenta el país. Ejemplo de ello, son las estampillas alusivas a zonas arqueológicas, caso de Chichén Itzá, Monte Albán y Palenque, el timbre sobre este último sitio circulará también antes de finalizar 2008.

La serie “Navidad Mexicana” —refirió— inició en 1986, y principalmente reproducía obras realizadas por niños en torno de esta tradición, sin embargo, con el paso de los años las temáticas sobre la misma se volvieron un tanto “repetitivas”. De ahí que se decidió revalorar los ricos acervos de las instituciones culturales y educativas de México.

“Ahora, Correos de México refleja una vez más que puede participar no sólo con la edición de las estampillas postales. Las cartas, además de contener el mensaje: un saludo, un agradecimiento, una felicitación…, van a llevar implícitas dos obras de arte maravillosas que se encuentran en el Museo Nacional de Virreinato”.

En la Adoración de los pastores, de Cristóbal de Villalpando, se aprecia un nacimiento o belén que representa a la Sagrada Familia (Jesús, María y José) en la Natividad. Mientras, en la Adoración de los reyes, un anónimo flamenco, se plasma la veneración de los tres Reyes Magos al Niño Jesús.

En el acto protocolario, se contó con la presencia de Diego A. Poot Grajales, titular de Pro Pueblos Mágicos de Tepotzotlán; y de Marcos Márquez Mercado, presidente de este ayuntamiento mexiquense.

Nuestras fiestas decembrinas

Las fiestas decembrinas tienen en México su historia y sabor particulares. Por ejemplo, la tradición de colocar “nacimientos” en la Nueva España, era una síntesis de lo “pintoresco” del virreinato, según pueden confirmarlo la diversidad de materiales empleados: porcelana, marfil, madera policromada y estofada, cerca, plata, barro, entre otros muchos.

Fray Pedro de Gante, religioso franciscano, fue uno de los primeros evangelizadores que festejó la Navidad al reunir a un grupo de indígenas y cantar un himno religioso, siendo el Ex Convento de San Agustín Acolman (también en el Estado de México), el escenario de esta primera “posada”.

A finales del siglo XVI, los jesuitas llevaron a cabo representaciones teatrales con diálogos, cantos y música que evocaban la adoración de los pastores al Niño Jesús. Originalmente, estas representaciones eran conocidas como coloquios, después recibieron el nombre de pastorelas y fueron representadas en distintas lenguas, incluida el náhuatl.

Con la expulsión de la Compañía de Jesús de los reinos de España, en 1767, se prohibieron las pastorelas pero se conservaron mediante la tradición oral. Fue hasta el siglo XIX que “se consolidaron como una expresión teatral mexicana”, aderezada con sátira política.
 

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