Micros y Pymes, en problemas

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-Empresa pobre, empresario rico
-Micros y Pymes, en problemas
-Austeridad y conservar el empleo

    En México, el sector empresarial requiere de una buena dosis de políticas de estímulo, saber que no está solo en medio de la crisis recesiva finalmente asumida por el propio presidente Felipe Calderón.
    Primero, las autoridades demoraron en reconocer que los alcances de la crisis en Estados Unidos serían mayores en la economía mexicana intentando obviar la correlación con el ciclo económico del país vecino.
    Segundo, ese análisis tardío derivó en  una incapacidad para emprender políticas reactivas estructuradas en dos sentidos: reducir el impacto negativo en las industrias directamente más involucradas con la importación de insumos, con la participación en el sector exportador, estrictamente con el mercado estadounidense.     El grado de exposición a la crisis depende de la ubicación estratégica y de participación de las empresas en México. Y por otro lado fortalecer al resto de la planta empresarial  más dependiente del mercado doméstico.
    El gobierno realizó un mal diagnóstico de la economía mexicana, todavía hace un mes Agustín Carstens, titular de Hacienda, negó afectaciones en la economía mexicana, no obstante,  en las últimas dos semanas la realidad dijo todo lo contrario  justo cuando el Presupuesto para 2009 ha sido aprobado, en un escenario que apunta hacia recortes  del PEF sobre de la marcha.
    Triste circunstancia: el programa económico carece de incentivos fiscales, tanto para personas morales como físicas, lo que primordialmente obliga a las empresas a arreglárselas como puedan.
    ¿Preocupante? Lo es, sobre todo para la micro, pequeña y mediana empresa.
La clasificación según su tamaño es la  siguiente:   1) Micro en la industria cuando emplea hasta 10 personas; en el comercio hasta 10 personas y en el sector servicios la misma cantidad. 2) Pequeña cuando emplea de 11 a 50 personas en el sector industria; de 11 a 30 personas en el comercio; y de 11 a 50 personas en el sector servicios. 3) Mediana cuando emplea de 51 a 250 personas en la industria; de 31 a 100 personas en el comercio; y de 51 a 100 personas en el sector servicios.
    El Censo Económico 2004 del INEGI anotó que (en 2003) cuando levantó la encuesta  encontró en México 3 millones 5 mil 157 unidades económicas que realizaron alguna actividad objeto de censo y en la que laboraron 16 millones 239 mil 536 personas. De éstas 40 mil  corresponden a Pymes con orientación exportadora.
    Dicha información será actualizada con el Censo Económico 2009 a levantarse entre el  1 de marzo y el 31 de julio del próximo año.
GALIMATÍAS
    En cada crisis aumenta la mortandad de las micro, pequeñas y medianas empresas en buena parte porque su margen de maniobra es escaso, por no contar con contabilidades claras, ni conocer al ciento por ciento las leyes fiscales para aplicar exenciones y devoluciones de impuestos; e incurrir en errores de operación, bajo nivel de marketing, miedo a la expansión y  aferrarse a un nicho de mercado.
    En ocasiones, al no cumplir con  todos los parámetros de regulación, no logran acceder al financiamiento ni de  Nafin  ni de la banca privada, así es que en cuanto comienza a bajar la liquidez en caja y las deudas incrementan, sus escasos activos no les ayudan a sobrevivir y quiebran.
    Es muy distinto al caso de la gran empresa donde los miembros del Consejo de Administración y los ejecutivos  de primer nivel rehúsan a perder privilegios, sobresueldos, aguinaldos más compensaciones anuales, pago de uno o dos chóferes, porque hasta a la familia se beneficia con cargo directo a las cuentas de la empresa; viáticos, comidas y muchos más gastos que pasan por administrativos y que son netamente de consumo personal.
    ¿Qué beneficios genera a las empresas pagar el chofer de la familia del jefe? O una comida carísima de negocios para impresionar a un tercero del que no siempre se obtiene la firma por el acuerdo deseado.
    En las grandes empresas la palabra crisis se traslada inmediatamente a la reducción de nómina, es la  prioridad en nombre de una austeridad que no aplica  en los altos mandos, ni en los dueños y accionistas.
    Todavía recuerdo la supuesta austeridad aplicada en Grupo Financiero Serfín de 1997 a 2000, estrenando un edificio lujosísimo en Santa Fe.
    En el interior del inmueble que alberga a directivos y altos mandos, en ese entonces,  había cartelones para los empleados invitándolos a reciclar hojas, no desperdiciar los recursos en la oficina y contar con  llamadas restringidas. El edificio quedaba a semioscuras –para ahorrar en la factura de la luz- después de las 18 horas cuando la mayoría de los empleados salían para casa.
    Por economizar llevaron a cabo ajustes de personal, redujeron áreas, desaparecieron algunas más. El colmo: su  director,  Adolfo Lagos, llegaba en  helicóptero a su oficina en Santa Fe.  La austeridad no aplica para todos.
    El punto central es que la crisis actual será utilizada de pretexto por muchas grandes empresas para  quitar empleos fijos, ahorrarse pagos al IMSS y otras prestaciones a cambio de contratar eventuales con sueldos todavía más bajos.
    Habrá despidos pero la jauja seguirá en dueños y directivos quienes en carne propia deberían dar el ejemplo con sus propios sueldos, sobresueldos, prestaciones y disponibilidades absurdas. Si lo hicieran, podrían conservarse muchos empleos.
A COLACIÓN
    Estímulos para empresas que garanticen la permanencia del empleo aplicarán en  España en 2009 y 2010.
    El Congreso de los Diputados aprobó el martes pasado vincular el mantenimiento del empleo a la libertad de amortización para impulsar la inversión y evitar el aumento del paro.
    La idea es que las empresas que adquieran activos nuevos durante los próximos dos años podrán amortizarlos si garantizan la plantilla laboral por lo menos dos años.
    De esta forma las empresas podrán  reducir la base de imposición en el impuesto de sociedades y por ende, pagarán menos dinero a Hacienda.
    También, Grupo Banco Popular y la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) suscribieron un acuerdo de colaboración para impulsar actuaciones encaminadas a mejorar la competitividad de las empresas españolas.
    Además se apunta a que varios directivos de distintas grandes empresas  podrían renunciar  a sus sobresueldos.
    En Estados Unidos son varias empresas las que están recurriendo a la austeridad desde la cúpula. Recientemente AIG, grupo asegurador rescatado con dinero del erario, anunció que restringió la retribución  para sus sietes principales ejecutivos que no percibirán el bonus 2008 y 2009 ni tendrán incrementos salariales.
    
   

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