Poesía, chistes, adivinanzas, colmos, retruécanos y trabalenguas en el Bosque de Chapultepec

La fiesta musical reunió a los
más reputados artistas que
se dedican a distraer a niños
en México y América Latina
Foto: Cortesía CONACULTA

Ciudad de México.- 19 de Noviembre del 2008.- (CONACULTA) Poesía, canto, danza, chistes, adivinanzas, colmos, retruécanos, trabalenguas, sketches, frases de doble sentido y hasta albures fue el contenido artístico del II Festival de Música Alas y Raíces en la Casa del Lago Juan José Arreola del Bosque de Chapultepec.

 

Sí: hasta albures, porque estando de maestro de ceremonias Perico, El Payaso Loco, no podía ocurrir otra cosa. Los dijo lo más complicado posible para que los niños no los entendieran, pero fueron los primeros en reírse.

 

Uno de los trabalenguas de Valentín Rincón jugó también con la práctica inevitable del doble sentido en el uso popular del español mexicano: changa chino chiflador, ya no chines a tu china changa, chino chiflador…

 

Ocho horas de festival no podían cubrirse exclusivamente con canciones infantiles y los autores de la entretenida maratón de arte e ingenio se valieron de todo para mantener alegres a los chiquillos, sus padres y otros adultos.

 

La fiesta musical reunió a los más reputados artistas que se dedican a distraer a niños en México y América Latina: Margarita Robleda, Jorge Luján, Valentín Rincón, Pepe Frank, el Trío Aguacero, Tribu, Kumaltik, Gandula y ¡Qué Payasos!

 

El menú musical combinó sones de fandango huasteco y jarocho, sones rancheros, sones cubanos, merengue, rumba antillana, rock mexicano actual, música prehispánica, milongas argentinas y boleros tradicionales.

 

Hubo varios estrenos mundiales. El poeta, narrador y cantante Jorge Luján dio a conocer una de sus canciones nuevas: El Garabato, que sumó a su amplio repertorio artístico multidisciplinario que recientemente se vio abultado con el libro Barco de papel.

 

Lo mismo hizo Valentín Rincón con Laika, canción infantil dedicada a la perrita astronauta rusa de finales de los años 50 (siglo pasado), y con la versión musical de Chango, chino chiflador, que cantada hace más notoria su vocación alburera.

 

¿Chistes? Hubo por decenas, muchos más que las 70 canciones interpretadas a lo largo de la maratón. Igual abundaron los colmos, las adivinanzas y los retruécanos o juegos de palabras.

 

Uno de estos últimos dice: No es lo mismo decir voy al río Missisipi que ya me hice pipí.

 

¿En qué se parecen los hombres a los caracoles? En que son arrastrados, que son muy babosos, en que dejan huellas por todos lados y que lucen muy orgullosos a sus hijos tanto como a sus cuernos.  

 

¿Cuál es el colmo de un banquero con almorranas? Tener muchos bancos y no poderse sentar en ninguno.

 

Hubo varios cumpleaños: Margarita Robleda celebró 30 de cantante y compositora infantil, aunque en el 68 empezó haciendo canciones de protesta; el lépero de Perico cumplió también tres décadas de andar de Payaso Loco y Pepe Frank 25 años de cultivar la lírica infantil.

 

El maestro Eduardo Bustos y su Trío Aguacero interpretaron varios sones de su Zoológico musical de la Huasteca; Tribu varias piezas grandes de su repertorio prehispánico (Equinoccio de serpientes, Coatlicue, Pies grandes entre ellas) y ¡Qué payasos! media docena de rolas de rock nacional.

 

Margarita Robleda, quien cantó la canción que en 2007 compuso al programa Alas y Raíces del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), incorporó una oportuna crítica social que el público celebró con aplausos.

 

“¡Cómo estarán hoy las cosas que hay padres que a su hijo le dicen güey y a su perro campeón!”.

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