Generadores de ruido fueron desarrollados hace más de tres mil años por la cultura olmeca

El ingenioso artefacto que
emulaba los ruidos y sonidos del
viento está hecho de ilmenita
Foto: Cortesía INAH

Ciudad de México.- 13 de Octubre del 2008.- (INAH) El silbato de un árbitro suena para indicar que el juego ha terminado, al igual que la chicharra anuncia el fin de la jornada laboral en una vieja fábrica. Sin embargo, ni los jugadores ni los obreros saben que esos artefactos tienen su origen en los generadores de ruido desarrollados hace más de tres mil años por la cultura olmeca.

           Tal es el caso de los generadores de ruido hechos de rocas de ilmenita, que emulaban los ruidos y sonidos del viento que, por sus características, han llegado a ser confundidos con cuentas y piezas de ornamento. A pesar de estas interpretaciones erróneas, nuevas investigaciones han permitido considerar que estos sopladores, llamados también silbatos, son la evidencia sonora más antigua de la época prehispánica.

            Roberto Velázquez Cabrera, especialista en arqueología sonora, mencionó que los generadores de ruido hechos de ilmenita son el antecedente de los llamados silbatos de la muerte que civilizaciones como la mexica y la maya usaron en rituales mortuorios.

            Los generadores de ruido de ilmenita, a diferencia de los silbatos de la muerte que presentaban el diseño de un cráneo, se caracterizan por una forma cuadrada, con los extremos cóncavos, y dos orificios que atraviesan la pequeña estructura. Uno de estos hoyos posee medidas mayores al otro, lo cual está relacionado directamente con su función sonora.

            A pesar de sus formas diferentes, ambos dispositivos poseen el mismo principio acústico basado en el caos que se forma al momento que el viento, proveniente de direcciones encontradas, choca y provoca la generación de ruidos.

            El especialista, quien presentó su investigación titulada Ilmenita Sonora, en el Museo Nacional de Antropología, puntualizó que el aire generado por la boca entra por uno de los orificios y llega a una cámara circular sin salida, lo que ocasiona que regrese e intente salir por el mismo lugar. Esto genera un caos de viento que emite un ruido.

            Las frecuencias emitidas por estos generadores de ruido alcanzan hasta los 4 mil hertz, rango que tolera y aprecia el oído humano, por lo que dichos sonidos pueden recorrer grandes distancias (200 a 500 metros) a partir del lugar donde son ejecutados. Sin embargo, el alcance era aún mayor cuando las personas se ubicaban en regiones altas.           

           Otra de las conclusiones a las que llegó Velázquez Cabrera durante su investigación, es que para la elaboración de los silbatos, se utilizaron “taladros” prehispánicos diseñados a partir de un arco de vara, que sostenía, de una punta a otra, un cordón que servía para enredar una “broca” que al girarla desgastaba la pieza trabajada.

            La “broca” era un palo rígido, con una punta hecha, generalmente, de un material mucho más resistente que el que se taladraba, e inclusive hay evidencias del uso de sustancias abrasivas como polvo de cuarzo y arena de mar para tal fin.

            “Es sorprendente la tecnología desarrollada por esos pueblos para la elaboración de los silbatos; el hecho de crear artefactos para perforar piedras tan duras como la ilmenita habla de conocimientos significativos para la época”.

            Las técnicas que el especialista menciona, perduran hasta nuestros días. En la actualidad existe una especie de silbatos hechos de corcholatas de refrescos, las cuales se aplanan, se doblan por la mitad, y se perforan por ambas caras. Estos dispositivos metálicos poseen el mismo principio que los prehispánicos y subsisten como juguetes para los niños.

            Otro dato relevante es el reciente hallazgo de una gran cantidad de piezas generadoras de ruido de ilmenita, 150 mil, aproximadamente, en el sitio arqueológico de San Lorenzo Tenochtitlan, al sureste de Veracruz. En conjunto alcanzan las 6 toneladas de peso, las cuales se encuentran bajo resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

            Este tipo de roca es una de las más duras conocidas hasta hoy debido a su origen ígneo. Por sus características es considerado un mineral débilmente magnético, generalmente de color negro o gris, con una composición de oxido férrico, magnesio y manganeso. La ilmenita es utilizada para realizar aleaciones para la industria espacial y pigmentos.

            Actualmente, los sonidos de la naturaleza, de animales y del contexto en general, se pueden guardar en dispositivos modernos que permiten su posterior reproducción o utilización para fines determinados. Hace cientos de años, en la época prehispánica, también eran grabados en la memoria de los hombres y reproducidos mediante instrumentos que les permitieron imitarlos en diferentes rituales y contextos.

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