Reivindican a la crónica como un género indispensable para preservar la memoria

José Abelardo Ahumada, fue
premiado por su trabajo sobre
hechos y personajes poco conocidos,
pero relevantes para documentar
la historia de la Independencia
Foto: Cortesía
XXXI Congreso Nacional de Cronistas

Por la Redacción Azteca 21

Ciudad de México. 7 octubre 2008. La crónica es uno de los géneros literarios y periodísticos más libres y versátiles que existen; además de los recursos narrativos que ofrece, cumple una importante función testimonial y social indispensable para documentar desde un suceso, un personaje, una comunidad, hasta un hecho histórico de trascendencia para un país. Así quedó refrendado durante el XXXI Congreso Nacional de Cronistas, que se celebra cada año y en esta ocasión tuvo lugar en la ciudad de Chiapa de Corzo, Chiapas, en julio de 2008.

El encuentro estuvo dedicado a la Independencia y a la Revolución Mexicana, con motivo de los próximos festejos del bicentenario y centenario de estos hechos históricos. Ahí se premiaron los trabajos ganadores en estas dos categorías que conformaron este año el congreso; también se abrió una interesante discusión sobre la crónica como medio de creación y difusión de la historia y los acontecimientos. Entre los comentarios vertidos ahí, se hizo una revaloración de este género como un ejercicio intelectual que incursiona en los ámbitos literario y periodístico, cuyas características narrativas sólo se encuentran en su estilo.

La crónica es un género vivo y no depende exclusivamente de las fuentes que se pueda tener, pues ya sean documentos, materiales y testimonios de primera mano e inéditos, siempre dependerán de la capacidad del cronista para que los sucesos sean revalorados y los materiales tengan un alcance histórico satisfactorio en su desarrollo y exposición de la información. También es necesario el surgimiento de cronistas en cada estado, pueblo o localidad, porque es una manera de mantener un registro de primera mano que lleve constancia del acontecer de un sitio y su memoria permanezca para sus pobladores.

Hoy en día, la crónica necesita ser revalorada como un género indispensable para registrar y dar a conocer un hecho u época, pues si bien sí se practica, su uso no es tan extendido como otras manifestaciones como la novela o el cuento en la literatura, y el reportaje en el periodismo, o también no pocas veces se emplea como un recurso dentro de otras manifestaciones informativas o narrativas.

Sin embargo, la crónica debe considerarse como una herramienta que ha adoptado el estudioso o el historiador, que la consideran algo esencial para el estudio y la apreciación de cualquier pueblo o sociedad; no obstante, cualquier persona que tenga deseo de contribuir a la memoria colectiva de su comunidad puede acercarse a este género que está disponible a quien lo desee aprender.

Este año, en el certamen del XXXI Congreso Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas, se reconoció a seis concursantes que, de acuerdo con el jurado, fueron los mejores trabajos que expusieron, tanto por las características del discurso del género, como por su aportación histórica. El primer lugar al trabajo sobre Independencia se le otorgó a “La desconocida participación de Colima en las luchas por la Independencia”, de José A. Ahumada González, de ese estado; segundo sitio para “Narración breve del inicio de la Independencia y de su organización”, de Blanca E. Sánchez Orozco, oriunda de Huichapan, Hidalgo, y el tercer galardón para la crónica “Independencia de Tapachula y Soconusco”, del cronista tapachulteco José Galdamez Rivera; también se entregaron menciones honoríficas a los trabajos “El virreynato fesantiño”, e “Independencia y federalismo en México y Chiapas”, crónicas de Jesús Cortés Tabares y Fernán Pavia Farrera, respectivamente.

Por parte de las crónicas sobre la Revolución Mexicana, el primer lugar se lo llevó el texto “Zapata y el zapatismo”, de Alfredo Borboa Reyes, del Estado de México; la segunda posición, “La Revolución Mexicana aún no termina”, de Roberto Fuentes Cañizales, cronista de Tuxtla Gutiérrez, y el tercer sitio para “Zapata, el espíritu de la tierra”, de Rubén Romero Bautista, originario de Paso de Ovejas, Veracruz. Se otorgaron dos menciones honoríficas a “Unas páginas de la historia de la Revolución Mexicana de 1910” y “La revolución del agro mexicano”, de José R. Trejo Reyes y Alejandro Sánchez Flores, respectivamente.

El jurado estuvo conformado por académicos, periodistas y escritores, como el escritor y académico coahuilense Armando Alanís; el escritor y periodista de Tapachula, Chiapas, Hernán Becerra Pino, dos veces ganador del Premio Nacional de Periodismo; Alejandro Torruco, filósofo, actor y dramaturgo, miembro de la Sociedad General de Escritores y Periodistas de México; la periodista Virginia Vázquez Escobar, y Benjamín Solís, periodista cultural, colaborador de la revista “Poder y Negocios” y del portal de noticias Azteca 21.

Ellos decidieron entregar los primeros lugares en cada categoría a José Abelardo Ahumada, cuyo trabajo es una aportación a los hechos y personajes poco conocidos, pero relevantes para documentar la historia de la Independencia, y el estado de Colima en particular. A Alfredo Borboa en la categoría de Revolución Mexicana, “Zapata y el zapatismo” obtuvo el primer lugar porque su trabajo pone de relieve los aspectos positivos y negativos del zapatismo en la Revolución, desde una visión imparcial y desprejuiciada de este acontecimiento histórico.

Así quedó de manifiesto el XXXI encuentro, refrendándose el compromiso una vez más para el 2009 en un nuevo estado anfitrión y con otros temas para la promoción de nuevos cronistas en cada región de nuestro país.

Comentarios a esta nota: reportero@azteca21.com

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