Revelan arqueólogos que los mayas ya cultivaban y consumían yuca hace más de 1400 años

La llamada 'Pompeya de
América' fue una aldea maya
compuesta por habitaciones,
cocinas, bodegas,
casas comunales y temazcales
Foto: Cortesía INAH

Ciudad de México.- 1º de Octubre del 2008.- (INAH) Ingrediente principal de algunos platillos centroamericanos, la yuca (tubérculo parecido a la papa) como cultivo doméstico, tiene sus orígenes con los mayas hace más de mil 400 años, revelaron estudios realizados en campos de cultivo de maíz del sitio arqueológico Joya de Cerén, El Salvador, en cuyas zanjas se registraron restos de esta planta.

Hacia el 600 d.C., el volcán Loma de Caldera “congeló” el tiempo al hacer erupción. La ceniza que arrojó conservó el pasado y preservó la pequeña aldea maya, considerada La Pompeya de América, porque al igual que la antigua ciudad romana quedó resguardada por ceniza.

Descubierta en 1976, tras la construcción de unos silos para almacenar granos, la aldea maya es considerada un sitio único en Mesoamérica, por tratarse de un asentamiento cubierto por una repentina erupción volcánica.

Durante su conferencia magistral, Una mirada a la arqueología salvadoreña,  Fabricio Valdivieso, coordinador del Departamento de Arqueología del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte del Salvador (Concultura) de El Salvador, señaló que se trata de un sitio localizado a más de cinco metros de profundidad cerca de San Juan Opico, el cual pese a que se descubrió hace más de 30 años, fue excavado hasta 1989, por  el arqueólogo estadounidense Payson Sheets.

Joyas de Cerén representa una fuente de información científica invaluable, porque día a día aparecen nuevos datos, como el conocimiento de lo que consumían y cultivaban los mayas en la época prehispánica.

Ejemplo de ello son los estudios hechos el año 2007, en los que se determinó el consumo de la yuca entre los aldeanos. Gracias a las 14 capas de ceniza volcánica que protegieron los campos de cultivo, los investigadores pudieron levantar algunas improntas y al rellenarlas de yeso descubrieron que se trataba de dicho tubérculo; así como algunos granos de maíz, fríjol, ayote o calabaza, cacao, guayaba y chile.

“Los primeros estudios sugieren que se  trata de una comunidad del Periodo Clásico (250-900 d.C.), sepultada por la ceniza de un pequeño volcán localizado a no más de un kilómetro y medio del asentamiento (…) Sus cenizas habían dejado intacto el último capítulo de actividad humana en el área, hace más de mil 400 años”, comentó el investigador.

Joya de Cerén está compuesto por 14 estructuras —aunque los estudios con radar detectaron por lo menos una decena más— constituidas por casas habitación, cocinas, bodegas, talleres, temazcales y templos religiosos; también se lograron rescatar materiales perecederos como semillas, implementos de madera, cestos y recipientes de morro (roca).

“La información de este sitio ha sido revolucionaria para el conocimiento de la vida cotidiana del Período Clásico”, acotó el arqueólogo durante su reciente participación en el XIII Simposio Román Piña Chán. Mesoamérica Arqueológica, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El especialista comentó que la crisis económica y social que sobrevino a la firma de paz (en 1992) —con la que culminó más de una década de guerra civil en El Salvador— impidió que se continuaran las investigaciones y las excavaciones en Joya de Cerén, por lo que a la fecha sólo el diez por ciento del sitio está explorado.

La importancia del lugar radica —dijo Fabricio Valdivieso— en la excelente conservación de una aldea que habla sobre la vida cotidiana de los mayas que habitaron el Valle de Zapotitlán, por lo tanto este sitio representa una veta para la realización de análisis étnicos toda vez que se encontraron utensilios y artefactos domésticos abandonados unas horas antes de la erupción.

En reconocimiento a su importancia, en 1993 Joya de Cerén fue incorporado al listado de sitios declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO.

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