“En los ojos de los gatos”, otra vuelta de tuerca al 2 de octubre de 1968 y el sismo de 1985

Con cada novela publicada,
Enrique Rentería está
construyendo una gran obra
narrativa, de las mejores
en esta primera década
del siglo XXI mexicano
Foto: Cortesía
Tusquets Editores México

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Para Ángel Moctezuma López y Ana María Moctezuma Aguilar

Ciudad de México. 2 de octubre de 2008. En cinco años, de 2003 a 2008, Enrique Rentería (Distrito Federal, 1952) ha publicado cuatro novelas. En ese lapso, Rentería ha escrito una obra ya perdurable y digna de atención por parte de los lectores y de estudio por parte de los académicos y críticos.

En 2003, cuando apareció “Cartografía de animales celestes” (Tusquets Editores, México), Vicente Leñero la calificó como “la primera novela de un gran escritor”. A partir de esa fecha y de esa novela, ya no me he enterado de lo que piensa el autor de “Los albañiles” de las otras tres novelas posteriores de Rentería, pues en 2005 salió a la luz la segunda, “Los delirios de Adrián”; un año después la tercera, “La noche del pez”. En septiembre de 2008, apareció la cuarta novela de Enrique Rentería, “En los ojos de los gatos”, todas en Tusquets Editores México.

En esta última, el también arquitecto, guionista cinematográfico y televisivo narra la historia de tres mujeres (algo así como tres generaciones femeninas que en algo recuerdan a la historia de las actrices y cantantes mexicanas que eran madres siendo casi adolescentes), bueno, cuatro, si se toma en cuenta a la casi totémica tía Lolita, las cuales casi siempre salen adelante, no obstante las azarosas circunstancias vitales que les toca vivir, que comprenden 40 años de la historia reciente de México, del mítico 1968 a este nefando 2008.

La trama parte de Artemisa en 1968, quien el 2 de octubre es detenida en Tlatelolco más por enamorada despistada que por activista política, ya cuando la tía Lolita la había aleccionado sobre la vida, igual que a su hermano Félix, después de que esa tía roquera, jazzera, filósofa y algo anarquista se había suicidado durante un viaje-pasón de LSD. Artemisa dará a luz a Casandra –quizás la más desdibujada, la menos protagonista de las tres mujeres–, que a su vez será la madre de Eurídice, quien nace el 19 de septiembre de 1985, durante el terremoto que cambió la faz y la vida de la otrora Ciudad de los Palacios.

Las tres mujeres son decididas, fuertes –a pesar de algunas actitudes abúlicas o actos de indiferencia vital–, desafortunadas en el amor y sin más figura paterna que el tío Félix, cuya vida y sucesos pasan a segundo orden, apareciendo casi siempre como un diuturno soltero, solvente pero “invisible”, como los otros hombres de la novela. Eurídice, la que “vive” en esta época, a los 23 años ha roto el molde de sus antecesoras, pues ha logrado titularse de arquitecta, ha conseguido una buena chamba, ha pasado por un aborto y decide, versión femenina de Miguel Páramo, ir en busca de su padre al norte, a Mexicali, aunque lo pierda todo.

Así, tenemos una historia de tres mujeres solas y casi solitarias, quizás desencantadas de la vida, que cifran su existencia en la que dieron o negaron, que no parecen necesitar de un hombre o una pareja para vivir, para engañarse a sí mismas o conformarse con lo que la vida les ofrece. Todo esto permeado con los elementos que ya definen la obra narrativa de Rentería: música, cine, literatura, arquitectura, viajes y la ciudad de México –a pesar de que en una de sus novelas no aparece–. Una novela que, sin duda, se debe sumar a la nómina de lo que se ha denominado “La novela del 68”, pues, a cuarenta años de la ignominia, el 2 de octubre no se olvida ni se olvidará porque forma parte ya de los anales de la democracia en México.

Por último, cabe agregar que “En los ojos de los gatos” Enrique Rentería aborda la historia de tres mujeres singulares tomando como contexto dos sucesos verdaderamente extraordinarios y fundacionales en la historia de la ciudad de México y aun del país: la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968 y el sismo del 19 de septiembre de 1985, y lo hace con maestría, con inconfundible e innegable estilo cinematográfico, elíptico, muy visual, con la madurez de un escritor cuyo sino, definitivamente, es contar, ser un narrador de historias.

Sin duda, Vicente Leñero tenía razón al anunciar en 2003 la primera novela de un gran escritor. Quizás aún esté esperando el momento de poder anunciar la gran novela del escritor Enrique Rentería. Tal vez, por las características de la escritura de éste, no llegue a hacer ese anuncio. No obstante, con cada novela publicada, Enrique Rentería está construyendo una gran obra narrativa, de las mejores en esta primera década del siglo XXI mexicano.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

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