
“Ecos de la Huasteca. Huapangos y décimas”, del “Trío Tamalín”, un remanso musical
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Uno de los aspectos del disco
que cabe resaltar es el
sonido del trío, es decir,
su estilo es castizo,
genuino, tradicional, añejo
Foto: Cortesía 'Trío Tamalín'
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Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21
Ciudad de México. 30 de septiembre de 2008. No hay duda de que cuando un grupo musical es auténtico su arte también lo es, independientemente de los estilos y las modas. Tal es el caso del “Trío Tamalín”, oriundo del poblado del mismo nombre en la Huasteca veracruzana, esa región generosa en tríos y amor al huapango. Y ese pensamiento es lo primero que me suscita escuchar un disco que encontré entre un montón de libros y discos amontonados en una caja, pues no tengo espacio para tenerlos a la mano, no tanto por la cantidad de materiales sino por la pequeñez del sitio que habito.
Bueno, el asunto es que encontré “Ecos de la Huasteca. Huapangos y décimas” (Producciones Fonográficas Jasper, México, D.F., 2004) y fue un placer escucharlo nuevamente. Desconozco si este disco se encuentra a la venta en tiendas o librerías, quizás en la Huasteca misma, en poblaciones como Naranjos, Chicontepec, Huejutla, Ciudad Valles, Tamazunchale o incluso Tulancingo, algunos de los lugares donde he visto que venden discos de huapango en tiendas y puestos callejeros. Yo lo adquirí directamente con el trío, en San Sebastián, Veracruz, allá por enero de 2007, en el primer festival de huapango que se realizaba en esa comunidad.
Uno de los aspectos que cabe resaltar es el sonido del trío, es decir, su estilo es castizo, genuino, tradicional, añejo. Vale, son músicos que mamaron ahí la música, en Tamalín, en la Huasteca, y ahí mismo la vierten, desde ahí la proyectan a todos los sitios en que han tocado. Igual destacan las voces de Gabino y Angélico, que le dan un sello personal, lo que hace de este trío uno de los más significativos de la región. Además, es un trío consolidado, con años de tocar juntos, lo que respalda aún más lo antes dicho.
Así, “Ecos de la Huasteca” incluye una muy buena selección de temas, que nos brindan más que ecos de esa tierra hermosa: su esencia, su magia, sus prodigios, pues este disco, como uno anterior que ya reseñé aquí mismo, “Fiesta en la Huasteca”, está concebido para ser una puerta, una invitación a ese universo cultural, musical. Diecisiete temas lo constituyen: “Las flores”, “La petenera”, “Mi orgullo huasteco”, “Mi lindo Tampico”, “La malagueña”, “El mil amores”, “La Antonia”, “La rosa”, “El flamboyán”, “Las conchitas”, “El huasteco”, “La presumida”, “El apasionado”, “El huasteco enamorado”, “El sembrador huasteco”, “El llorar” y “El zacahuil”.
Como se puede ver, es una buena mezcla de temas archiconocidos con otros poco conocidos y otros aportación del grupo, dos de ellos y otro, por ejemplo, de Ramón Chávez “El jaranero” o de otros compositores. En la grabación participaron Angélico Domínguez Santos, violín y segunda voz; Gabino Cruz Martínez, jarana y primera voz; Celestino Santiago Martínez, quinta huapanguera, y Feliciano Cenobio Martínez como músico invitado. La dirección, la investigación y las décimas son del profesor Rosendo Martínez Hernández. A continuación, reproduzco tres décimas, que anteceden cada tema enunciado.
La Antonia
Tengo el corazón abierto
siempre gozo de placeres
qué lindas son las mujeres
todas son bellas, es cierto,
sólo cuando ya esté muerto
la alegría dejaré
y mis ojos cerraré
por toda la eternidad
pero queda mi verdad,
jamás las olvidaré.
¡Que venga la música!
El apasionado
Una pasión me domina
al escuchar el huapango
añoro siempre el fandango
cuando ya el día termina
cual estrella matutina
es la mujer que sonriente
con su huipil reluciente
con porte sensual me anima
a bailar en la tarima
dando luz a mi presente.
¡Música, huapangueros!
El sembrador huasteco
Es orgullo ser serrano
nacer en suelo huasteco
donde el huapango con eco
nos unifica como hermanos
yo a todos tiendo la mano
porque no soy presumido
yo siempre he padecido
injusticias y dolores
pero conservo valores
que me han fortalecido.
¡Que venga el huapango!
Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com
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