Presentan el libro “Animas y Santones. Vida y Milagros del Niño Fidencio, el Tiradito y Malverde”

Aunque no son reconocidos como
'oficiales', el culto por estos
santos apócrifos es un reflejo
de las tristezas y alegrías que
la sociedad mexicana padece
Foto:Cortesía INAH

Ciudad de México.- 22 de Septiembre del 2008.- (INAH) En el cruce fronterizo entre Nogales, Sonora, y Tucson, Arizona, los migrantes realizan una parada especial en la capilla de los deseos; allí rezan un Padrenuestro y piden la protección de  Juan Olivares, El Tiradito, un hombre asesinado por un marido celoso, un “santo pecador”.

 

Por su parte, en Culiacán, Sinaloa, la gente venera con corridos y música de banda a Jesús Malverde, un bandido generoso, que robaba a los ricos para ayudar a los pobres, y que ahora se le vincula con aquellos que trafican el mal-verde (la mariguana). De la misma manera, en el Espinal, Nuevo León, El Niño Fidencio, es visitado por la gente, porque según ellos, —a través de sus cajitas— los libera de tortuosas enfermedades.

 

Sin importar que no sean reconocidos como “santos oficiales” por la Iglesia, el culto por estos santos apócrifos es sólo un reflejo de la desesperación, tristezas y alegrías que la sociedad mexicana padece y que se traduce en la pérdida de la fe en las instituciones oficiales y en la creación de personajes de culto más cercanos a su realidad.

 

            Este fenómeno social de la fascinación y la devoción popular, llevó a  la investigadora Rocío Galicia, del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), a compilar obras de teatro que reflejan la realidad actual que está viviendo la sociedad mexicana, de ahí que con la participación de los dramaturgos Enrique Mijares, Antonio Zuñiga y Alejandro Roman crearan el libro Animas y Santones. Vida y Milagros del Niño Fidencio, el Tiradito y Malverde. Antología dramática.

 

            Presentada en marco de la XX Feria Nacional del Libro de Antropología (FLAH), que se desarrolla en el Museo Nacional de Antropología, por Rocío Galicia, el fotógrafo Pedro Valtierra y el José Manuel Valenzuela, investigador del Colegio de México, la compilación muestra la actual realidad que viven los migrantes y la gente del norte del país, quienes buscan alternativas de fe para cubrir sus necesidades  sociales y económicas.

 

            Los santos apócrifos, señaló la compiladora del libro, se inscriben en el imaginario social de las personas con el afán de crear una realidad menos dura a la que se enfrentan.  Pobreza, desempleo y migración son algunos de los factores llevan a las personas a refugiarse en los brazos de los “santos pecadores”.

 

            “No te explicas la fe, te sorprende”, menciona el fotógrafo Pedro Valtierra mientras muestra las imágenes de las cientos de personas que cada día acuden a la tumba del Niño Fidencio en Nuevo León y que buscan entre los cajitas o materias (representantes del santo en la tierra) la sanación espiritual más que la física.

 

            Cuando llegas al Espinal, Nuevo León, relata el fotoperiodista entiendes que el culto a Fidencio, —el hombre con cara de niño—, es una respuesta a las crisis económica y social de la época, es sin duda, un fenómeno religioso que ha traspasado las barreras del tiempo, si se toma en cuenta que José Fidencio de Jesús Constantino Sintora murió  hace más de 60 años.

 

            La fe por estos santos ha traspasado también la barrera de la clase social, no sólo los más pobres se encomiendan a ellos, también artistas y políticos, como el fallecido cantante grupero, Valentín Elizalde, devoto de Malverde o incluso el ex presidente  Plutarco Elias Calles quien pidió la intercesión del Niño Fidencio para curar una enfermedad, consecuencia del pecado.

           

            Para el investigador, José Manuel Valenzuela, estos santos apócrifos, se han mimetizado en el imaginario social y ahora ya no se les ve como entes distantes, sino que se les incluye, se les apropia. Ya no es: “Él es Malverde, sino yo soy Malverde, todos somos él”.

 

            A estos personajes se les relaciona, incluso, con los santos oficiales, al grado que se les puede ver en el mismo altar, con San José y la Virgen María, y los veneran con oraciones católicas como el Ave María o el Padrenuestro.

 

               Inmersos en el día a día los santos que están al margen del poder, de acuerdo con los presentadores, son el más fiel reflejo de la realidad social marcada por la desilusión en las instancias oficiales y la creación de una nueva fe, fe popular.  

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