Inicia en Monterrey el periplo de la magna exposición “Teotihuacan, Ciudad de los Dioses”

La muestra está compuesta por
425 piezas y lotes, que dan
testimonio de la grandiosidad
de esta antigua metrópoli
que perduró ocho siglos
Foto: Cortesía INAH

Ciudad de México.- 20 de Septiembre del 2008.- (INAH) En su tiempo, Teotihuacan ( 150 a .C. – 650 d.C.) llegó a ser la sexta ciudad más grande del mundo —alcanzando un área de 20 kilómetros cuadrados y 100 mil habitantes—, sólo detrás de ciudades como Constantinopla y Alejandría, de ahí que a pesar de su enigmático abandono, los pueblos que le sucedieron sumaron a esa percepción de urbe poderosa e influyente, una aureola de sitio mítico, de escenario de eventos fundadores.

Un siglo de investigaciones arqueológicas en este célebre sitio prehispánico del Altiplano Central, se resume en la exposición internacional Teotihuacan, Ciudad de los Dioses , que a partir de este sábado 20 de septiembre abre en Monterrey, Nuevo León, para posteriormente viajar a diversas ciudades de Europa.

Compuesta por 425 piezas y lotes, que dan testimonio de la complejidad de esta antigua metrópoli que perduró ocho siglos, la magna exhibición representa la más importante, grande, rica y novedosa de las realizadas hasta ahora sobre Teotihuacan. Superando por mucho a la anterior que se presentó en el Museo de Young de la ciudad de San Francisco, California.

En conferencia de prensa en la ciudad regiomontana, el doctor Felipe Solís Olguín, curador de la exposición, explicó que de esa manera, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) —a través del trabajo de varias de sus dependencias—, compartirá con el público nacional y extranjero; la riqueza de los hallazgos registrados en Teotihuacan a lo largo de un siglo de investigaciones.

En el marco del Festival Internacional de Santa Lucía (FISL), esta magna muestra incluye desde materiales localizados en los albores de la centuria pasada durante las exploraciones dirigidas por Leopoldo Batres —bajo los auspicios del gobierno porfirista y con miras al Centenario de la Independencia —; hasta las más recientes, llevadas a cabo en la Pirámide de la Luna y en Xalla, al norte de la Pirámide del Sol.

En su oportunidad, Romeo Flores Caballero, presidente del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León, agradeció al INAH y al Conaculta la participación del gobierno federal con esta magna exposición, que contribuirá a la consolidación del FISL como un espacio cultural de primer orden en el norte del país.

Teotihuacan, Ciudad de los Dioses , la cual estará abierta al público del próximo 21 de septiembre hasta enero de 2009, en el ala oeste de la antigua Nave Lewis del Parque Fundidora, en Monterrey, Nuevo León, viajará posteriormente a distintos recintos europeos: el Museo del Quai Branly, en la capital francesa; y los museos de Rietberg (Zurich, Suiza) y Martin-Gropius-Bau (Berlín, Alemania).

Las más de 400 piezas en exhibición, las cuales estarán distribuidas en alrededor de 3,500 metros cuadrados , proceden de una decena de acervos nacionales. El Museo Nacional de Antropología aportó 303 objetos arqueológicos, mientras el museo y la Zona Arqueológica de Teotihuacan, prestaron 81.

Otras instituciones prestatarias son los museos Diego Rivera Anahuacalli y del Templo Mayor (Ciudad de México), Amparo (Puebla), de Historia Mexicana (Monterrey), de Antropología de la Universidad Veracruzana , regionales de Michoacán y de Yucatán; y Fuerte de San Miguel (Campeche), así como la Fundación Televisa y el Instituto Mexiquense de Cultura.

Sin embargo, la exposición que será complementada con efectos multimedia en torno al desarrollo de esta megaurbe, es fruto del trabajo de gran cantidad de investigadores, desde mediados del siglo XVII, con don Carlos de Sigüenza y Góngora; hasta el siglo XXI, principalmente a cargo de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entre ellos, el maestro Rubén Cabrera.

 

Un viaje por ocho siglos de poderío

 

Los íconos con los que abre y concluye Teotihuacan, Ciudad de los Dioses , son el Gran Jaguar de Xalla, una fachada escultórica —descubierta en años recientes— que conserva gran parte de su policromía; y el conocido como Disco de la Muerte , figura en piedra que alude al misterioso fin de esta cultura, localizada en la Plaza del Sol.

Entre las piezas seleccionadas se encuentran un vaso trípode con entramado de flores de cuatro pétalos, un símbolo frecuente en el arte teotihuacano; una olla policroma con la representación del dios de la tormenta; un collar de concha y huesos de mandíbula humana, proveniente de la Pirámide de la Serpiente Emplumada ; el Brasero del Quetzalpapálotl, y una trompeta de caracol estucado y pintado.

Destacan también diversos objetos procedentes de las exploraciones del Proyecto Pirámide la Luna , realizados entre 1998 y 2004: figurillas, orejeras, pendientes y cuentas esféricas. Todos ellos, parte de las ofrendas (sobresale la dispuesta en el entierro 6) asociadas a sacrificados en la consagración de las diferentes etapas constructivas de esta famosa edificación.

Felipe Solís, director del Museo Nacional de Antropología, expresó que la curaduría intenta en todo momento, mostrar la magnitud de la ciudad prehispánica, pues mediante relaciones comerciales y conquistas, extendió su dominio hacia las áreas de la Costa del Golfo y Occidente, y mantuvo un “vínculo de iguales” con el Estado zapoteca de Monte Albán, en Oaxaca.

“Inclusive su influencia llegó hasta el mundo maya, en Kaminaljuyú y Tikal (Guatemala), Copán (Honduras); por supuesto, también con urbes de esa misma civilización, en la Península de Yucatán y en el hoy estado de Chiapas”.

La Introducción de la muestra abunda en la serie de elementos (murales policromos, vasijas trípode, cerámica Anaranjada Delgado) que caracterizan a Teotihuacan, declarada Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación , la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en 1987.

El segundo apartado tiene que ver con la Cronología . Aunque no se han encontrado testimonios de escritura, el análisis cerámico ha determinado seis periodos en su evolución:

 

•  Patlachique (150- 1 a .C.). Tres cuartas partes de los habitantes de la Cuenca de México emigraron al Valle de Teotihuacan.

•  Tzacualli (1-150 d.C). Se erigen las primeras etapas constructivas de las pirámides del Sol y de la Luna.

•  Miccaotli (150-225 d.C). Alcanza la categoría de ciudad, y se construyen la Calle de los Muertos y la Pirámide de la Serpiente Emplumada.

•  Tlamimilolpa (225-350 d.C.). Extiende su influencia a toda Mesoamérica.

•  Xolalpan (350-550 d.C.). En este periodo se da su máximo esplendor.

•  Metepec (550-650 d.C.). Concluye con la destrucción de los símbolos del poder estatal mediante un gran incendio.

 

La tercera parte de la exposición hace referencia al Urbanismo y Arquitectura , toda vez que Teotihuacan fue la primera ciudad prehispánica con una planificación basada en estudios de tipo arqueoastrónomico. A partir de ello trazaron un eje principal (Calle de los Muertos), cuatro barrios y una serie de conjuntos habitacionales.

Distintas expresiones del arte teotihuacano, sobre todo escultura monumental, de formato mediano y menor, darán cuenta al visitante de la muestra, sobre La sociedad teotihuacana y su necesidad por crear una identidad como gran metrópoli.

La zona central de la exposición contará con una reproducción museográfica de la Calle de los Muertos , donde se ambientarán las grandes pirámides y la propia avenida que da el sentido urbano a la ciudad. En esta quinta sección se mostrarán algunos de los espectaculares hallazgos de la Pirámide la Luna.

Posteriormente, el visitante será introducido a la Jerarquía y el poder en Teotihuacan, aquí se señala el control que debió ejercer el monarca —aunque varios gobernantes pudieron detentar el poder simultáneamente—, mediante las actividades comercial y bélica. El módulo se halla subdividido en temas como los símbolos del poder, el militarismo y el conocimiento especializado.

Otro apartado más aborda la Cosmovisión , a través de las deidades del panteón teotihuacano: Tláloc, Quetzalcóatl, Chalchiuhtlicue, los dioses mariposa, del fuego, del maíz y de la tormenta, por citar algunos; así como los rituales celebrados en torno a los mismos, entre ellos, el Juego de Pelota y el sacrificio.

 En la Escultura y Pintura Mural , se mostrarán algunas obras de gran formato, en piedra y en pintura mural. Cabe mencionar 15 fragmentos de murales en los que destacan aves mitológicas, representaciones de Tláloc como dios de la lluvia y elementos de guerra.

En los talleres artesanales de Teotihuacan, concentrados en ciertas unidades multifamiliares, se produjo cerámica popular y selecta (braseros escenográficos, vasos trípodes), objetos de lítica y plumaria. En ese sentido, en el Esplendor de los Talleres serán expuestas piezas que ilustran los distintos estilos plasmados en estos enseres, o bien, la continuidad de patrones en su diseño.

La última parte de la exposición tiene que ver con las relaciones entre Teotihuacan y Mesoamérica , en el tiempo y en el espacio. Ahora se sabe —señaló Felipe Solís— que dentro de la ciudad hubo barrios de extranjeros, de zapotecos, de comerciantes mayas, de gente de la Costa del Golfo.

“Un dato interesante alude al avance militar teotihuacano hasta la ciudad de Tikal (Guatemala), donde se piensa impusieron una nueva dinastía con el Señor Cielo Tormentoso, retratado en la Estela 31 de ese sitio.”

“Teotihuacan compartió y recibió elementos de otras regiones, pero ante todo, impuso estilos cerámicos, arquitectónicos, formas de ver el mundo y deidades, entre otros aspectos, de manera que trascendió en el tiempo.”

“Cuando los mexicas se convierten en una potencia, 600 años después del abandono de Teotihuacan, lo convierten en un lugar de peregrinación. Se sabe que Moctezuma acudía a recibir mensajes de sus ancestros en este lugar. Los mexicas revivieron las formas teotihuacanas, entre ellas, la arquitectónica”, explicó el arqueólogo.

El ocaso de Teotihuacan no representó precisamente su abandono. La élite, compuesta por sacerdotes, gobernantes, jefes militares, comerciantes reputados, entre otros, se retiró de la ciudad luego de un gran incendio, catástrofe que ha sido corroborada mediante el estudio arqueológico.

“Existen muchas hipótesis a este respecto: si fue producto de una revuelta popular o de una invasión masiva. Tal vez el excesivo crecimiento poblacional rebasó las posibilidades de manutención, o bien, de esa manera se dio fin a un ciclo, considerando la visión determinista de los pueblos prehispánicos”.

“Lo cierto —concluyó Felipe Solís—, es que a pesar de la renuncia de la clase gobernante, los campesinos se quedaron allí. Seguramente muchos de los habitantes de las comunidades aledañas a lo que hoy es la Zona Arqueológica de Teotihuacan, son descendientes de aquellos campesinos prehispánicos”.

 

Teotihuacan, Ciudad de los Dioses

Horarios de visita: martes a viernes, 10 a 19 horas; sábado y domingo, 10 a 20 horas.

Costo: $50.00 (incluye pase a la exposición Gabriel Figueroa. Cinefotógrafo .)

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