Iniciativa para lograr la declaratoria de Centro Histórico en la ciudad de Chilpancingo

Pese a no contar con un
 gran número de edificios
 históricos por tratarse de
 una región con alta
 sismicidad, Chilpancingo
 mantiene su misma
 traza desde 1810
 Foto: Cortesía INAH/ H.M.

Ciudad de México.- 31 de Agosto del 2008.- (CONACULTA) En la actual capital de Guerrero, Chilpancingo, en 1813, José María Morelos y Pavón encabezó el Primer Congreso de Anáhuac, durante el cual se sentaron las bases de un gobierno republicano para México, que quedaron plasmadas en el documento Los Sentimientos de la Nación.

Cien años más tarde, en este mismo lugar, la junta de jefes revolucionarios presidida por Emiliano Zapata instaló el primer gobierno zapatista del país.

Estos son dos de las principales razones por las que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) impulsa una iniciativa para lograr la declaratoria de Centro Histórico en la ciudad de Chilpancingo, la cual –pese a no contar con un gran número de edificios históricos por tratarse de una región con alta sismicidad– mantiene su misma traza desde 1810.

Ubicada a media hora del puerto de Acapulco y a cuatro de la capital del país, la ciudad de Chilpancingo sirvió como sede del primer Congreso Constituyente y 100 años más tarde, en 1914, fue la primera ciudad capital en tener un gobierno zapatista.

María Teresa Pavía Miller, investigadora del Centro INAH-Guerrero, indicó que la declaratoria del centro de esta ciudad es necesaria porque a partir de ésta se podrán beneficiar los monumentos históricos con una mejor conservación, y se contaría con mayores elementos para el impulso de políticas públicas que eviten que el desarrollo  urbano los afecte.

Además, con esta medida se podrá difundir ampliamente la historia del lugar, tanto de manera local como nacional, situación que a la fecha no sucede, porque ni los mismos pobladores conocen la importancia que tuvo su ciudad durante la Independencia y la Revolución.

Pese a la incursión de la población en ambas gestas, el periodo histórico más interesante de Chilpancingo es su participación en la Guerra de Independencia, ya que desde el inicio de la misma sus habitantes se unieron a la lucha bajo la dirección de la familia de Nicolás Bravo.

Miguel, Víctor, Máximo, Leonardo y Nicolás Bravo posicionaron a la ciudad de Chilpancingo en el mapa de la historia, pues ayudaron a José María  Morelos y Pavón a ampliar el dominio insurgente.

Tras su participación y luego de consumada la Independencia, los integrantes de la familia Bravo fueron declarados “Beneméritos de la Patria en grado heroico” y más tarde, en febrero de 1824, a Chilpancingo se le añadió el título “de los Bravos” por decreto del Congreso Constituyente.

Pavía Millar, también miembro del Consejo Municipal de la Crónica, destacó que en la actual capital guerrerense se registró uno de los hechos históricos más relevantes del movimiento independiente: el Primer Congreso de Anáhuac, que tuvo lugar en la iglesia de Santa María de la Asunción, aún abierta al culto.

En dicho congreso, Morelos y Pavón redactó y leyó el celebre documento Los Sentimientos de la Nación, en el cual los insurgentes declararon –por vez primera– que México era independiente de España y de cualquier otra nación, y también se sentaban las bases para tener un gobierno republicano, rompiendo así con el monárquico.

Se declaró que la soberanía residía en el pueblo y que el gobierno se dividiría para su ejercicio en tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Además se estableció la igualdad jurídica y social de todos los mexicanos, así como la existencia de las leyes y su aplicación en toda la sociedad.

“Principios que hoy continúan siendo el fundamento y el ideal de la organización política y social de México”, refirió Pavía Miller.

En la capital del estado de Guerrero –añadió– en el siglo XX se instaló el primer gobierno zapatista, presidido por Jesús H. Salgado, quien fue nombrado gobernador provisional el 28 de marzo de 1914 por la junta de jefes revolucionarios encabezada por Emiliano Zapata y con fundamento en el Plan de Ayala.

La investigadora detalló que para lograr acceder a la declaratoria del centro histórico de Chilpancingo, se trabajó en la integración del expediente, basado en la importancia histórica de Chilpancingo durante la Guerra de Independencia. En dicho documento, acotó, se propuso que la declaratoria siguiera un proceso de tres etapas.

“Primero pedimos la declaratoria municipal, la cual es dada por el cabildo, seguiremos con la búsqueda de la estatal, a cargo del Congreso del estado y cuyo sustento legal radica en el artículo 34 de la Ley de Fomento a la Cultura, para finalmente obtener la declaratoria federal que tiene como base el artículo 41 de la Ley Federal de Monumentos Históricos”,  explicó Pavía Miller.

Pese a que el estado de Guerrero cuenta con alto grado de sismicidad, con la declaratoria también se crearía una normatividad más estricta tendiente a evitar la pérdida de edificios históricos, como sucedió en la década de los 60, cuando con la construcción de casas modernas la propia población derrumbó viviendas antiguas, incluidas las de los participantes en la lucha por la Independencia.

La historiadora subrayó que la falta numerosas edificaciones de carácter histórico podría traer dificultades para la obtención de la declaratoria, por lo estipulado en el artículo 41 de la Ley Federal de Monumentos Históricos, que señala:

“La zona de monumentos históricos es el área que comprende varios monumentos históricos relacionados con un suceso nacional o la que se encuentra vinculada a hechos pretéritos de relevancia para el país”.

No obstante estas pérdidas, destacó, la ciudad de Chilpancingo cuenta con fundamentos históricos para continuar con el trámite, además de conservar aún la misma traza urbana de 1810, así como otros inmuebles históricos, tal es el caso de la propia iglesia de Santa María de la Asunción, donde se dictaron Los Sentimientos de la Nación, y de la antigua cárcel preventiva.

La especialista del INAH confió en que esta labor fructifique y el centro de Chilpancingo pueda ser elevado a rango de histórico.

 

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