Guillermo Pérez entregó el corazón en cada uno de sus combates para convertir su sueño en realidad

El taekwondoín Guillermo Pérez,
alza orgulloso el lábaro patrio
tras conquistar la medalla
de oro en la categoría
de los 58 kilogramos
Foto: Cortesía conade.gob.mx

BEIJING, China.- 20 de Agosto del 2008.- (CONADE) La materialización de todos los anhelos forjados en una vida deportiva llegaron este miércoles a la vida de Guillermo Pérez al convertirse en campeón olímpico, el número once en la historia de México.

“La verdad que es un honor haber llegado a Beijing con toda la ilusión, con una carrera de 23 años en este deporte, en especial por ver pasar los Juegos de Sidney y Atenas, y llegar a esta madurez, lo disfruté mucho, lo soñé, lo viví así y ojalá que la delegación se motive con este triunfo y se den cuenta que México es un país grande”, confesó Pérez Sandoval, después de coronarse en el Gimnasio de la Universidad de Ciencia y Tecnología.

Al término de su combate final, Pérez recibió la llamada de felicitación del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, la cual agradeció al considerarla una muestra del interés del primer mandatario por el deporte. “Me dijo que estaba muy orgulloso de nuestro triunfo, que le dimos un buen gusto a la gente de México y que está contento por este resultado”, comentó.

Asimismo, el taekwondoín señaló que para él es un honor representar a México y haber entregado el corazón en cada uno de los combates para convertir su sueño en realidad. “Es un buen inicio para seguir trabajando y que tanto los hombres como las mujeres de México se den cuenta de que podemos alcanzar lo que te propongas. He luchado paso a paso, superando los obstáculos y nunca me he derrotado, así que los mexicanos podemos seguir con esa actitud, porque todo está en tu mente”, aseguró.

En cuanto al combate, mencionó que enfrentar a Gabriel Mercedes, de República Dominicana tuvo un sentimiento especial para él, ya que es un taekwondoín al que conoce desde hace muchos años.

“Somos amigos, nos conocemos bien nuestras armas, hemos competido desde hace varios años en los mismos torneos y en ese momento, cuando llegó el juez a inclinar su mano hacia mi, sentí que era una alegría para todo el país”, apuntó el michoacano. “Traté de presionarlo, porque sabía que si hacia eso, podían darme el triunfo y así lo busqué hasta el final”.

Al escuchar las notas del Himno Nacional, Pérez confesó la emoción que lo embargó en ese momento. “Me sentí muy emocionado y que el cuerpo se me erizó desde la punta de los dedos, hasta la cabeza”, recordó. “Sabía que el día 20 iba a ser el mejor de mi vida y así fue”, concluyó.

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