Inflacionitis

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-Inflacionitis
-Política restrictiva
-El costo por vivir

    El precio del petróleo y sus efectos en la producción de bienes primarios, en la industria de la transformación, transporte y en general en la vida cotidiana de empresarios y familias ha ocasionado una “inflacionitis” a nivel global.
    La política monetaria mueve tuercas para ajustarse a combatir los estragos inflacionarios mediante una serie de restricciones para evitar un mayor deterioro en la economía derivado del encarecimiento constante de los precios.
    No hay gobierno que no esté preocupado por el nivel de inflación alcanzado y  por el futuro desempeño del precio de los energéticos, en general de los commodities.
    El próximo año podría continuar la ruta ascendente en los petroprecios para pesar de los 6 mil 677 millones de seres humanos que poblamos este planeta y que estamos sufriendo en carne propia la presión en nuestra capacidad de compra derivada del encarecimiento de todo cuanto nos rodea por culpa del petróleo.
    Consecuencia fatal: suben los precios, sube la inflación. El traslado del costo del precio de los combustibles y energéticos en el proceso productivo y en la industria de los servicios nos llega a todos los consumidores de forma masiva a través del mercado.
    La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se rehúsa a fungir de contenedor de la escalada en los petroprecios por medio de incrementar la producción diaria de barriles de petróleo, lo hace señalando y advirtiendo veladamente que la escasez del insumo energético obligará a mantener precios altos por mucho tiempo.
    Otra forma de justificar la actitud a medias de la OPEP es recurriendo a la debilidad del dólar como divisa utilizada de referencia en el mercado petrolero, los países árabes principales productores, venden su petróleo en dólares, por tanto justifican que el valor del dólar en picada les implica recibir menos dólares por su petróleo. Dirán que están perdiendo dinero y por eso no quieren aumentar la producción para que economías fortalecidas con euros, yenes y libras esterlinas compren más petróleo a un precio barato al cambio en dólares.
    El caso es que los estragos del mercado los estamos pagando todos en una lenta agonía donde los sueldos, salarios, remuneraciones y compensaciones para los trabajadores no tienen revalorizaciones ni ajustes por encima de la inflación real.
A COLACIÓN
    La meta de inflación anual está en el cesto de la basura. Los gobiernos de muchos países revisan sus proyecciones con miras al 2009 y a las decisiones oportunas y convenientes que deberán tomarse anticipadamente para evitar que los niveles de inflación superiores casi al 6% se conviertan en pesadillas de dos dígitos.
    Estados Unidos, de acuerdo con Datos del Departamento del Trabajo, reportó en julio pasado un alza del 0.8% en la inflación, el doble de lo anticipado por el mercado, para registrar una inflación anual a julio de 5.6 por ciento.
    La Reserva Federal, encargada de la política monetaria, tiene en sus manos el desafío de retornar la inflación a niveles menores al 5%, toda vez que el dato de julio significa que, los estadounidenses enfrentan la inflación más alta observada  desde  enero de 1991.
    El verano nos está trayendo reportes negativos: la gasolina es más cara, los precios de la energía  van por las nubes  y el precio de los alimentos  sube constantemente.
    En Estados Unidos, los  precios de la energía registraron un aumento mensual del 4%, un encarecimiento interanual del 29.3%, mientras que los precios de los alimentos subieron nueve décimas en julio, acumulando un alza del 6% en el último año.
    Pero no es sólo Estados Unidos el que padece inflacionitis. En Europa, las metas de inflación comunitarias han sido rebasadas y algunos países registran un mayor deterioro como es el caso de Luxemburgo, España, Letonia y Estonia.
    Cifras de la Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat), indican que  la inflación armonizada (permite comparar el comportamiento de los precios en los distintos países de la Unión Europea) creció 2.1% en tasa anual tanto en la UE a 25 como en la eurozona durante el pasado mes de marzo.
    No obstante, la inflación en España fue mucho mayor en una décima respecto a febrero, al acumular un incremento del 3.4% en los últimos 12 meses, con lo que el diferencial de precios de España con la zona euro y con la UE-25 se sitúa en 1.3 puntos.
     Además el anuncio del incremento en el precio de las tarifas eléctricas en los hogares españoles ha caído como una bomba de agua fría en momentos en que el desempleo tiene tasas muy altas y el salario viene menguando.
    Con el verano tan caluroso en casi toda España, con temperaturas promedio de 40 grados, es imprescindible el uso de abanicos, aire de refrigeración y distintos sistemas de ventilación,  muchos de los hogares españoles temen recibir facturas de luz que impliquen un mayor impacto para su bolsillo, tomando en cuenta además de que un alto porcentaje de hogares tienen lavavajillas, horno de microondas, horno y estufa eléctrica más el frigorífico, lavadora, secadora y el resto de aparatos eléctricos de costumbre para la estancia y las habitaciones.
    Y si el verano nos acalora,  el otro temor deriva de la llegada del invierno donde nuevamente la electricidad se utiliza en demasía para atemperar el descenso en las temperaturas.
    Total que la recta del año no apunta hacia una tregua y los buenos pronósticos de inflación del 2% para 2008 están más que disipados.
    Según Eurostat, España es el segundo país más inflacionista de la zona euro, sólo superado por Luxemburgo, donde los precios subieron en marzo en tasa anual un 3.5 por ciento.
SERPIENTES Y ESCALERAS
    México también tiene la misma enfermedad llamada inflacionitis, en buena medida la importamos de Estados Unidos vía el mercado internacional y el comercio exterior y luego se conjuga con los propios factores internos que provocan inflación en distintos canales de la economía.
    El hecho es que en México, la inflación del mes de julio resultó por arriba de lo previsto por los analistas, al situarse en 0.56% contra el 0.51% que se esperaba, lo que hace una inflación anual del 5.39 por ciento.
    Tenemos la inflación más alta desde noviembre del 2004 y si a diciembre va con la misma línea ascendente tendríamos una inflación del 5.40 al 5.50% lo que implicaría un cierre casi similar al de la inflación del 2002 cuando  llegó al 5.70 por ciento.
    El segundo semestre en México traerá nuevos incrementos en el precio de la gasolina, el precio de la energía y el costo de insumos básicos agropecuarios seguirán presionando el bolsillo de los consumidores mexicanos.

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