Comercio desproporcionado

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-Comercio desproporcionado
-China: turbina comercial mundial
-Estados Unidos aspiradora global

    
    El entramado del comercio mundial revela el grado de especialización  logrado en los albores del siglo XXI por determinados países, el profundo proceso de industrialización y alcance de la mano de obra en otros sobre todo en cuanto a las manufacturas confiere y transluce la problemática de fondo que trastoca a las actividades de producción primaria donde la naturaleza lo pone casi todo.
    Ante todo desequilibrios: unos países van a  la cabeza del liderazgo de las exportaciones totales de mercancías a nivel global y otros lo hacen en el tren contrario,  el de las importaciones, con las consecuencias negativas que  confiere dado que, por cada mercancía que se trae de afuera, se hace un traslado de capital hacia el centro exportador, además de los efectos para la mano de obra local, porque lo que se deja de producir  internamente para ser sustituido por una barata mercancía de importación manda al paro a varios trabajadores.
    Desequilibrio global en cuanto a comercio refiere, cabe señalar que las preocupaciones no están de más y que el papel de la Organización Mundial del Comercio (OMC) es cuestionadísimo.
    La crisis actual no está como para especular qué pasaría si en un futuro el ciclo económico chino cayera en una recesión, si Estados Unidos siguiera haciendo ciclos más prolongados de estancamiento económico y si Alemania, tuviera arritmia en su crecimiento económico.
    El horno no está para bollos, empero, recordemos teorías económicas hilvanadas de la mano del éxito  comercial, de la especialización en la producción a la sazón de David Ricardo, de la relevancia del liberalismo comercial con el toque de Adam Smith, y de la reducción del Estado en la vida económica como indican un cúmulo de seguidores de Hayek y Friedman.
    Pero, si el comercio es el salvavidas, entonces África no entiende cómo teniendo tantos minerales y metales gracias a la naturaleza, le falta ser rico y boyante, no entiende por qué envía sales minerales de baratísima producción a Europa y recibe una lata de atún.
    Desequilibrios fundamentales en el comercio global y en muchos de ellos figura un nombre: China.
A COLACIÓN
    En 1993, México, Estados Unidos y Canadá, los representantes de sus gobiernos firmaron un acuerdo de libre comercio para crear en la región de América del Norte una zona de ventajas arancelarias para los países miembros.
    A México, se nos dijo, nos llevaría de la mano al primer mundo junto con el ingreso del país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) uno de los clubes de países ricos más selectos del mundo, además por ser desarrollados y derramar una serie de beneficios en su población.
    En aquellos años se vendió la idea de que gracias al TLCAN o NAFTA el país alcanzaría proporciones comerciales inimaginables que por principio de cuentas significarían crear más plazas laborales, dar más oportunidades de vida  a los mexicanos y mejoras salariales y de otra especie.
    Es cierto que, desde 1994  a la fecha, la balanza comercial de México ha crecido de forma relevante pero también lo es que la contracara de ese tratado comercial ha costado que el país se convirtiera en maquilador principal de la economía estadounidense, la mano de obra redujera constantemente su precio a costa inclusive de perder derechos salariales y sindicales, de crearse cuatro a cinco turnos en las maquiladoras con jornadas de contratos temporales sin ninguna prestación a favor del trabajador y con fábricas día  y noche maquilando para no perder ni un segundo porque China o India lo podrían hacer más rápido y más barato.
    A la par el país ha perdido competitividad, una que lo ha hecho importador neto cuando no lo era, el déficit en la balanza comercial no da tregua.
    Lo peor es que ha surgido un desplazamiento de la mano de obra de México de todos los rincones hacia el Norte de la geografía patria, aquellas personas que no logran ser contratadas en las maquiladoras ubicadas en las entidades fronterizas y colindantes con Estados Unidos de plano se arriesgan a pasar sin papeles al otro lado.
GALIMATÍAS
    China, el dragón al que debemos observar con especial atención y denodados temores, primero desplazó a México como socio comercial de relevancia para Estados Unidos y luego hizo lo propio con Canadá, dejando al país de la hoja de maple en segunda relevancia para el comercio con Estados Unidos.
    El motor comercial chino trae una turbina a la que hay que temerle no es solo cuestión de  millones de chinos produciendo a bajísimo coste, sino de sus propias políticas comerciales que va imponiendo al resto del mundo al convertirse en el principal maquilador mundial rompiendo, incluso, las barreras geográficas, idioma,  usos, costumbres  y cambios horarios.
    China es hoy por hoy la gran turbina del comercio mundial. De acuerdo con información de Eurostat y  la Organización Mundial del Comercio (OMC), desde 2000 a la fecha, China ha logrado consolidar su papel de líder de exportaciones mundiales, al pasar en 2000 de vender  249 mil 203 millones de dólares a un billón 217 mil 939 millones de dólares en 2007.
    En ese lapso, las importaciones también han acelerado al pasar de 225 mil 094 millones de dólares en  2000 a 955 mil 845 millones de dólares, no obstante China conserva una balanza comercial superavitaria siendo la gran proveedora de mercancías a Estados Unidos y el resto del mundo, además hábil negociadora con la Unión Europea.
    Alemania es el otro gigante exportador en el mundo. En el 2000 las exportaciones al mundo sumaron 551 mil 810 millones de dólares y en  2007 pasaron a un billón 326 mil 541 millones de dólares.  En dicho lapso las importaciones avanzaron de  497 mil 197 millones de dólares  a  un billón 059 mil 439 millones de dólares en el año 2007.
    Por su parte, Estados Unidos consolida su postura de importador natural, una máquina que aspira las mercancías de China y Alemania, además de las de sus socios naturales en el TLCAN como son Canadá y México.
    En el 2000, Estados Unidos registró exportaciones al mundo por 781 mil 918 millones de dólares y de un billón 163 mil 183 millones de dólares en 2006.
    Las importaciones sumaron en 2000 un billón 259 mil 300 millones de dólares y en 2006 subieron a 2 billones 016 mil 978 millones de dólares.
    En tanto, México, sigue un ritmo de consolidación del déficit en la balanza comercial con exportaciones que en 2000 llegaron a 166 mil 367 millones de dólares y en 2007 aumentaron a 272 mil 044 millones de dólares.
    E importaciones que evolucionaron  de 182 mil 702 millones de dólares a 296 mil 578 millones de dólares en 2007.
    

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