Suicidios por estrés económico
POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia
-Suicidios por estrés económico
-Por empleo o desempleo, no alcanza
-Prevención, apoyo y orientación
Más trabajo, más estrés y menos ocio, inclusive mayor propensión hacia padecer enfermedades. La Unión General de Trabajadores (UGT) de España plantea una serie de problemas en la salud del empleado que decide alargar el horario de más de 40 horas de trabajo a la semana.
¿Cuánto veces ha decidido usted, amigo lector, decirle a su jefe que está dispuesto a realizar horas extras, a trabajar los días feriados y a solicitar horas de más porque su ingreso normal no le alcanza?
Usted y millones de trabajadores en el mundo recurren a las jornadas extras para percibir un mayor sueldo a pesar de que su salud vaya en ello y es que no sólo se trata de la salud física sino también de la mental. Pero la crisis aprieta.
Últimamente se ha preguntado, ¿cuántas horas a la semana pasa con su esposa o esposo e hijos? ¿Cuántas veces en 7 días dedica tiempo para usted mismo? ¿Realiza alguna actividad física? ¿Tiene algún ocio o hobby?
Si en tiempos que no son de crisis resulta difícil trabajar las 8 horas diarias reglamentarias cuando la rémora es de caída de la economía y las cosas van a peor en el terreno laboral y salarial, los trabajadores suelen sacrificar su ocio familiar y personal con tal de no perder el trabajo.
No obstante, la crisis pasa factura en la salud del trabajador. En España, por ejemplo, los trabajadores reconocen que cuando laboran más allá de las 8 horas diarias llegan a padecer de cansancio y fatiga; molestias en el cuello; problemas para conciliar el sueño y sensación de tensión e irritabilidad; dolor de cabeza; y dificultades para concentrarse.
Para las estadísticas aportaría obtener alguna correlación entre el número de infartos anuales que sufren los trabajadores cuando son tiempos de crisis económica; o el número de matrimonios disueltos cuando las cifras macro y macroeconómicas van en picada y los niveles de empleo y desempleo contra el índice de suicidios.
Sería bueno estudiar si el deterioro del trabajador sucede más rápido cuando está en activo (soltero o casado) o cuando se queda en paro (soltero o casado).
Y es que si teniendo trabajo la persona se estresa, por no tenerlo la ansiedad y depresión aumentan toda vez que, cuando pasa mucho tiempo y persiste el desempleo, figuran otro tipo de temores como el sentirse una carga familiar, un fracasado, inútil o socialmente inadaptado.
A COLACIÓN
Datos de Aída Valero, investigadora de la UNAM, aportan que los problemas de carácter sentimental, los factores económicos y las perturbaciones mentales han incidido en México para que incremente el índice de suicidio de niños y adolescentes.
Valero señala que el ahorcamiento, uso de armas de fuego y los fármacos, son las formas más comunes de quitarse la vida además de que cerca del 49% de los casos presentados y analizados en apariencia no tenían una causa conocida para llegar a tan terrible decisión.
Al parecer se están conjugando una serie de factores sentimentales, económicos y de problemas mentales aunado a las características sociales del entorno natural que orillan a que en México el suicidio sea de recurrencia entre los jóvenes.
De acuerdo con el INEGI, en tanto en 2003 sucedieron en México 3 mil 327 suicidios, el Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS) reportó un ascenso anual superior a los 4 mil y menor a los 6 mil casos de personas muertas por suicidios en los últimos años, las cifras más recientes a diciembre del 2007.
Para el IMSS los factores son: la culpa, ansiedad, depresión, problemas económicos, amorosos, incertidumbre, pesadumbre respecto al futuro, desaliento y desmotivación de la persona a todo cuanto lo rodea.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el suicido es motivación dentro de las tres primeras causas de muerte entre las personas de un rango de 15 a 44 años de edad, en el mundo.
En México, según el IMSS, los estados con mayores problemas e incidencias en cuanto a número de suicidios son: Quintana Roo, Tabasco, Jalisco, Nuevo León, Chihuahua, Veracruz, San Luis Potosí, Sonora y Yucatán; entre otros.
Diversas estadísticas y sondeos de campo elaborados por la dependencia alertan que de no atenderse con prontitud la prevención del suicidio en México éste podría ubicarse después del 2010 como la segunda causa de muerte en el país.
Y si bien no es un sólo factor de motivación, en muchos de los casos se parten de tres pilares fundamentales: aceptación del medio; problemas económicos; y problemas amorosos.
El medio familiar y social, sea una zona urbana o rural, más la actividad que se desempeña, son claves para instrumentar una adecuada campaña de prevención por estrato de edad y género dado que no se puede tratar por igual al adolescente de 15 años decepcionado por una negativa amorosa que a un trabajador que tiene problemas matrimoniales porque la insuficiencia de ingreso le impide terminar de pagar el alquiler mensual; o el quedarse sin empleo y no poder con la hipoteca.
Desde mi punto de vista no vale instrumentarse un mecanismo de prevención y ayuda de forma generalizada para tratar de encausar hacia el bien a las personas que caen en algún tipo de depresión que les conduce a tomar decisiones fatales. Se necesitan varios programas concatenados.
Aunque lo más preocupante, hasta el momento, es la falta de inacción tanto de las autoridades federales como de los gobiernos estatales y municipales de las entidades más afectadas por los índices de suicidios para ejecutar programas de prevención, ayuda y orientación para personas con crisis existencial, como para sus familias, que no saben cómo reaccionar de forma acertada para detectar a tiempo probables conductas suicidas.
Por lo pronto, el INEGI señala que sólo el desempleo y las dificultades financieras afectan mayormente a hombres que a mujeres:”La tasa de mortalidad por esta causa en hombres (7.1) es 5.5 veces mayor a la de las mujeres (1.3) en el año 2006”.
Se sabe, sin embargo, que la frecuencia de los intentos de suicidio es mayor en mujeres, pero son más hombres los que realmente lo consuman.
México ocupa el cuarto lugar en mortalidad por homicidio en América Latina. “La tasa observada en hombres (16.9) es siete veces mayor que la de las mujeres (2.4)”.
En el sexo femenino, las empleadas de servicios, trabajadoras domésticas y oficinistas son quienes registran un alto índice de suicidio. En el caso de los varones, los comerciantes y los empresarios presentan las mismas condiciones.